DAQUO Robert (Padre) - Francia
Layrisse (Francia), 14 de agosto de 1932 - Bétharram, 24 de mayo de 2012
El P. Robert Daquo acaba de dejarnos y vinimos en gran número a acompañarlo en esta misa de exequias.
Quisiera hacer una breve presentación de la vida del P. Daquo; por otro lado lo ofenderíamos si insistiéramos sobre todo lo que vivió, de tanto que gustaba pasar desapercibido por humildad y discreción
Sin embargo, el P. Daquo merecería que subrayáramos sus cualidades humanas y espirituales; sin dar la impresión de preocuparse por eso, tenía el don de establecer contactos con una sonrisa, con un gesto, una broma (pensemos particularmente a su presencia entre los jóvenes del colegio que lo apreciaban mucho). Cuanto a los profesores, uno de ellos decía: "Mientras los hermanos Daquo estén, sea quien sea el director, el colegio va a ir bien".
El P. Daquo era muy sensible a las penas de los demás y siempre pedía noticia de éste o de aquel que sabía enfermo. Nos dio el ejemplo de un verdadero hijo de San Miguel Garicoïts, al saber quedarse en su justo lugar sin molestar, sin ser un "patraque" como gustaba decir San Miguel.
En la casa de reposo, se lo encontraba a menudo en la capilla donde se entretenía largamente a solas con el Señor.
Se quedó 9 años, en la casa de reposo, de 1993 a 2012; en el colegio estuvo en la secretaría y la contabilidad durante 30 años, de 1963 a 1993; en Bel Sito por 6 años, de 1958 a 1963. Después de sus estudios en Roma, estuvo por poco tiempo en el apostolicado.
A veces se contraponen los dos términos: brillante o luminoso. Robert era brillante, ya que había conseguido todos sus diplomas de Derecho Canónico, de archivista o bibliotecario, pero fue, sobre todo, luminoso, habitado por su interioridad y allí estamos en el terreno de la gracia
Vamos a rezar por él, por supuesto, pero nuestra oración es también una acción de gracias y de gratitud.
Oración de los fieles:
- P. Robert Daquo nos indicó el camino del olvido de sí, de la humildad y del servicio Pidamos al Señor, para nuestras familias y nuestras comunidades religiosas, esas mismas virtudes evangélicas vividas en paz y confianza.
- Las Hijas de la Cruz y los Religiosos de Betharram fueron y siguen siendo muy próximos en sus inserciones misioneras. Recemos por nuestras dos Congregaciones llamadas a servir a los hombres de hoy, para así traducir el amor de nuestro Dios al mundo.
- En las casas de reposo o en los hospitales y clínicas, el don de sí no es una palabra vacía: es una vocación de cada momento. Recemos para que este fuego no se apague, sino que se comunique, porque es el fuego del Espíritu Santo.
- El P. Daquo se juntó con los suyos, en particular con su hermano inseparable. Recemos por toda su familia que lo acompañó en su enfermedad, recemos pro todos sus amigos, especialmente por los que no pudieron participar de esta celebración; me gustaría citar sólo al P. Gastón Hialé que se expresó y que está muy presente entre nosotros esta noche.
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