PERLINI Celeste (Padre)

En silencio llegó en nuestra comunidad y también en silencio se fue (2017 – 2020): el P. Celeste Perlini.

El silencio era una nota que lo caracterizaba; quiere decir que no era un charlatán. Pero, cuando se le pedía una opinión en asuntos económicos, lo que decía era medido, reflexionado y consistente.

El P. Perlini – así lo llamaban todos – siempre fue Ecónomo... esencialmente. Una tarea que siempre asumió desde Colico, a Gravedona y, después, en la casa San José y en la comunidad del “Centro Betharramita”, de Albavilla. Lo mismo en Nazareth y en Belén, en tierra Santa, como en otras residencias en Italia.

También la parroquia de Lissone conoció al P. Perlini como ecónomo o como párroco. Cuando fui a visitarlo para informarme sobre mi nuevo campo de apostolado, no me recibió en majestuoso escritorio, sino... desde el techo de la iglesia donde estaba arreglando unas tejas, trabajo que le llevó varios días.

La personalidad del P. Perlini se transformó mucho en los dos años que pasó como capellán en la Residencia para ancianos, de Albavilla. Aquí fue muy apreciado como hermano, porque supo encontrarse y conversar con todos. Incluso algunos me confiaron que, con su paciencia, había logrado que todos fueran sus hermanos y que era capaz de conversar mucho, incluso con las personas más difíciles; realmente no parecía más el hombre del silencio.

Pero después otro silencio, como ya dije, se lo llevó.

p. Davide Villa scj

El Padre Celeste Perlini nos dejó la mañana del Jueves Santo, y habrá sido recibido -imaginamos- con todos los honores por el presbiterio del Cielo. Rocoso, como las montañas de la Valtellina, donde había nacido, hace 90 años, se lo recuerda sobretodo como docente y educador en la Escuela Apostólica San José de Albavilla y, más tarde, en el Liceo en la Casa San Miguel. Dice uno que fue su alumno: “El P. Perlini había hecho de la educación de las nuevas generaciones su misión. Misión que cumplía no sólo en el aula, sino también en la cancha de volley como entrenador del equipo de la escuela y como presidente de los entrenadores Fipav (Federación italiana de “pallavolo”) de la Provincia de Como. Tenía una estatura imponente, pero era bueno y amable y, por mucho tiempo, fue un referente en Albavilla, por su cuidado de los más necesitados. Era una persona realmente buena y llena de caridad. También era un albañil muy habilidoso. Lo había aprendido en su familia y se ponía a disposición no solo de la comunidad betharramita, sino también de todo el pueblo”. El trabajo, también material, era su manera de vivir el voto de pobreza. Pobreza que pudo ver y vivir incluso en los largos años pasados en Tierra Santa, como “guardián” de las casas de Nazaret y de Belén. Hombre del “Ecce venio” siempre aceptó y vivió con entusiasmo las diversas tareas que le fueron confiadas: la experiencia de Párroco de Lissone, con los enfermos en Solbiate Comasco y, finalmente, la de capellán de la RSA “Opera Pía Roscio”, de vuelta en Albavilla, entre personas que había conocido cuándo jóvenes y ahora ricos de años y de problemas de salud, como él. Era infaltable en su comunidad, todos los lunes para la oración, un almuerzo acompañado por un vaso de buen vino compartido con los hermanos, anticipo de la comunión perfecta, con el Padre.