CANAVESI Antonio (Padre)

P. Antonio nació y vivió su infancia en Castellazzo de Rho. Entró en la Congregación de S. Corazón de Betharram dónde hizo la preparación a la vida consagrada y al sacerdocio y donde trató de apropiarse de las virtudes del Corazón de Jesús: disponibilidad y obediencia absolutas, perfecta sencillez e inalterable mansedumbre, aceptando en su vida toda clase de tarea y misión: en parroquia, en Lissone; dando clase de matemática en el colegio de Cólico; dando clase en el seminario menor (apostolicado) de Albavilla; párroco en las montañas de la Sabina, cerca de Roma; por tres años en comunidad, con diversas tareas en Belén, en Tierra Santa; por ocho años en la misión de la República de África Central, de la que fue co-fundador; después, un año en Costa de Marfil; además, en Roma, en la comunidad de la Virgen de los Milagros, en “Plaza del Popolo” y vice párroco en periferia; otra vez en Tierra Santa, en Nazaret; y finalmente, los últimos diez años como ecónomo en Albiate donde culminó su largo y variado itinerario de vida.

P. Piero Trameri scj, Vicario Regional en Italia 

 Conocí al P. Antonio en la parroquia S. Corazón de Lissone, mi parroquia y varios años después fue él, quien me acompañó por primera vez a Niem. Era el 5 de julio de 1987. Allí, en Navidad de1986 junto con el P. Urbani, había fundado la misión de los Betharramitas en África Central.

Para todos, aquí, en la misión, él era simplemente Baba Antoine. Por casi ocho años fue un papá un poco particular, de aspecto severo pero con un corazón grande para con todos. En su compañía, pasé momentos muy lindos. En esa época y todavía ahora en realidad, en Niem no había televisión por lo cual, después de cenar, nos entreteníamos conversando un poco o jugando a las cartas largos momentos. Si nuestra misión está poblada por muy lindos y frescos árboles de mangos, pero también de paltas, de naranjas y mandarinas, se lo debemos a él. Los plantó uno a uno luchando incansablemente con las cabras, siempre prontas a comer hasta el más tierno brote. Lo recuerdo, los domingos por la tarde, cuando se instalaba en el jardín con la radio y, rodeado por muchos niños, inventaba un “oratorio” un poco particular... pero que no tenía nada que envidiar a los oratorios milaneses.

Con su Jeep era un poco temerario y más de una vez, en lugar de seguir la pista trazada en la tierra roja... abría nuevos caminos...

Y ahora tomó el camino mejor, el que lleva al Paraíso. El camino de la paz y de la alegría del encuentro de nitivo con el Señor al que siempre sirvió con tanta pasión en su ministerio sacerdotal. Saludos, Baba Antoine, aquí todos te saludan y lo haremos de una manera particular mañana, durante la S. Misa.

Bara mo, Mo gwe nzoni. Nzapa a bata mo na ya ti ngia na ti siriri ti lo (Saludos, P. Antonio. ¡Vete en paz! Dios te cuide en su gozo y en la paz para siempre).

Tiziano Pozzi scj, Vicario Regional en África Central