Los laicos y el carisma de Betharram

Regalo de Dios, el carisma viene siempre “de arriba”. ¿Però como llega a nosotros? June nos ofrece una primera respuesta al contarnos su historia de laica betharramita y su adhesión a nuestra familia.

Me involucré con la comunidad bethrramita, hace más o menos 27 años. En esa época, preparaba a los chicos de Primera Comunión y solía organiza una salida con ellos para que hicieran una experiencia espiritual y profundizaran su conocimiento del sacramento que estaban por recibir.

Un año, alguien me sugirió que los llevara a Garicoits House, en Worcester.. Nunca había escuchado hablar de esa casa, de San Miguel o de los Padres Betharramitas hasta ese momento. Fue así como, después de recabar informaciones, decidí ir con los chicos que pasaron un día maravilloso, acompañados por el P. Austin Hughes y por el Hermano Michael Richards. El P. Austin animaba el retiro espiritual y entretenía a los chicos con su guitarra; el Hermano Michael estaba siempre pronto para satisfacer las necesidades de los chicos consiguiendo bebidas. Seguí llevando a los chicos de Primera Comunión a Garicoits House tres años más.

Lamentablemente, después los Padres de Betharram dejaron esa casa. Curiosamente, esto coincidió con la llegada del P. Brian Boyle a mi parroquia de San José, Whitnash. Por suerte el P. Brian aceptó seguir animando el retiro de los chicos por algunos años.

En seguida después de la llegada del P. Brian en Whitnash, se constituyo un grupo de Companions (1991). Al comienzo nos reuníamos cada semana; éramos un grupo de doce personas. El P. Brian nos introdujo en la vida y espiritualidad de San Miguel. Los textos guías eran constituidos por partes de las cartas de San Miguel. En 1997 visitamos Betharram en ocasión del 200º aniversario del nacimiento de San Miguel. Esa linda celebración fue para todos motivos de gran alegría.

En 1998, mi marido, Lennie, y yo fuimos a Tailandia y visitamos el seminario de Sampran. Fuimos recibidos muy cordialmente en nuestra breve visita. Fue como encontrar una parte de una familia mayor. Este sentimiento seguía siendo fuerte dos meses más tarde, al llegar a Uruguay. En Montevideo, vimos una cruz visible de lejos. Era una de las dos que estaban en el techo de la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción. Al entrar a la Iglesia quedamos sorprendidos al ver un altar dedicado a la Virgen de Betharram. En el fondo de la Iglesia algunas vidrieras recordaban a San Miguel Garicoits: su figura, su casa natal, que habíamos visitado anteriormente. Yo estaba muy contenta. Era como visitar a parientes que no se veían desde hacía tiempo; sentía la presencia de una afinidad.

A lo largo de su permanencia en la parroquia San José. el P. Brian fue muy estimado por su atención y cercanía a cualquiera que estuviera en dificultad y especialmente a los enfermos.

Soy laica betharramita ya desde hace 24 años y en mis diversos encuentros con los Padres y los Hermanos betharramitas, siempre me sentí recibida con cordialidad y siempre me sentí miembro de una familia más amplia. Siempre me impresionó la atención y la dedicación a los demás, actitud muy característica de la espiritualidad betharramita.

Como laica, me siento estrechamente vinculada a la comunidad de los laicos betharramitas. El vínculo con los Padres y los Hermanos es muy especial. Los betharramitas son siempre muy acogedores y, como grupo de laicos, sentimos la urgencia de sostener a los Hermanos y a los Padres, cada vez que podemos y de compartir de manera sencilla su espiritualidad por medio de las enseñanzas de San Miguel Garicoits. Aún después que el P. Brian, hace un año, se jubiló y dejó la parroquia, nuestro grupo de Companions sigue creciendo. El P. Brian, con mucha disponibilidad, vuelve a la parroquia para nuestros encuentros, en las casas de los diversos miembros.

Los Companions que vienen en parroquias betharramitas, cada año se encuentran para diferentes ocasiones. Organizamos un retiro, en ocasión de la fiesta de San José. Otras ocasiones son las fiestas de San Miguel, del Sagrado Corazón, de la Santa Cruz. Las fiestas de la Virgen de Bethrram y de la Beata maría de Jesús Crucificado, se celebran en nuestras respectivas parroquias, ya que estas fiestas caen en las vacaciones de verano cuando muchos Companions no están en sus casas. Cada año organizamos también una caminata de beneficencia a Client Hill, para fines de setiembre,para apoyar a las misiones betharramitas.

Siempre esperamos con impaciencia estas ocasiones de encuentro con los Padres, los Hermanos y los Laicos betharramitas. Se trata de acontecimientos de gran significado espiritual y social.

Yo diría que la espiritualidad bethrramita tiene una gran influencia en nuestra vida de todos los días. Por más de 20 años, fuimos “alimentados” por los escritos y la espiritualidad de San Miguel. Nos sentimos afortunados por poder conversar sobre los diferentes aspectos de nuestra fe en nuestros encuentros mensuales. Nos guían también algunos elementos de la espiritualidad de San Ignacio, que ejerció una gran influencia en San Miguel. Los aspectos que más influyen en nuestras existencias están ligados al esfuerzo de permanecer unidos a Dios en la oración, de discernir su voluntad, a lo largo del día y de imitar la atención y disponibilidad hacia los demás de los que dan testimonio los Padres y Hermanos betharramitas.

Con el paso de los años, noté cómo nos sentimos cada vez más a gusto con los Padres y Hermanos de Betharram. Y noté que esta es la misma experiencia que hacen los nuevos miembros que entran a ser parte de los Companions. Se siente fuertemente atraídos por esa atmósfera tan cálida, acogedora y cordial. No utilicé la palabra Carisma, pero es exactamente todo lo que escribí. Se puede tocar con la mano y es contagioso.

June Arran