La Regla vivida

¡Los artículos 64 y 65! ¿Por qué se insiste tanto? Nos responde San Miguel en persona: “A no ser que reneguemos de nuestra profesión de sacerdotes auxiliares del Sagrado Corazón de Jesús y nos formemos bajo la bandera de Satanás, todo, en nuestra conducta consciente, tiene que responder al Espíritu Santo y a nuestros superiores: “Aquí estoy”… (DS). La doctrina de la obediencia de nuestro fundador es tan exigente como la de San Ignacio, comenta el P. Duvignau, pero no nos olvidemos de que “la obediencia religiosa, lejos de quitar valor a la dignidad de persona humana, la lleva a su perfección” (P.C.). De todas formas, en esta sección de la NEF se quiere narrar lo que viven nuestros hermanos. ¿Lo vivido? ¡Así es!

P. Osvaldo Caniza scj, 24 años de profesión religiosa

La única parroquia rural del vicariato de Paraguay està ubicada en la Colmena, Departamento de Paraguarí, a 130 km de la capital del Paraguay. En ella realizo la misión que me ha pedido la obediencia religiosa. Recorro las 29 comunidades cristianas con mi corazón confiado plenamente en la gracia de Dios, intentando reconocer en los acontecimientos y las personas los llamados de Dios, bajo la protección de San Francisco Javier, patrono de la Parroquia.

Como sacerdote betharramita llevo 19 años empeñando mis días con voluntad firme a vivir la fidelidad del “Ape aime”; trabajando por responder desde mi fe con alegría, sorprendiéndome por todo lo que aun el Señor me va haciendo descubrir en el camino, madurando en mi vocación al servicio de los sufrientes existenciales de la zona rural.

En mi recorrido de pastor por los senderos campesinos, acompaño a los enfermos, especialmente a los ancianos y ancianas, que en su humildad y sencillez rezan con una devoción profunda a Dios. Verlos en su fuerte experiencia de fe, impacta a diario mi vida y me ayuda a fortalecer la fidelidad a la oración y el fervor a la misión asumida, encomendada por los superiores. Así voy dando pasos aún más firmes y seguros al servicio del prójimo que vive en la periferia y en el abandono rural. En este servicio sólo se necesitan unas sencillas palabras, como nos enseñan nuestra Madre, la Virgen María y nuestro Padre Fundador San Miguel Garicoits, que fueron sus respuestas a la llamada del Señor: “Aquí estoy”.

P. Stervin Selvadass scj, 16 años de profesión religiosa

Es tan lindo repetir esta palabra de Dios: “La obediencia es el mejor sacrificio”. Me doy cuenta de que la obediencia evangélica representa siempre un desafío. Como joven sacerdote, lo experimenté fuertemente en dos momentos de mi ministerio sacerdotal. La primera vez, fue cuando, después de terminar mi curso para formadores, me pidieron que fuera a Inglaterra, en una parroquia. Después, cuando, al volver a la India, se me pidió ir a Francia. Era tan difícil en esos momentos, discernir la voluntad de Dios. Todo era confuso. Puse en duda el objetivo de mi formación. Pero siempre respondí positivamente y permanecí disponible a mis superiores. En esta situación, esta es una de las enseñanzas que aprendí: “La obediencia que nace del corazón, exige algunos sacrificios. EL sacrificio no es un problema para quien sabe lo grande que es la bondad de Dios”. Sí, es el Señor que, en su generosidad, me pidió que me consagrara en la familia de Betharram para estar al servicio de la Iglesia.

Mi respuesta positiva y la misión que me fue confiada me animaron siempre a tener seriamente en consideración los talentos que el Señor me dio para ponerlos alegremente al servicio de los demás. No fue fácil. Como dice nuestra Regla de Vida, esto hizo crecer mi deseo de ser fiel u alegre, sin preocuparme del éxito. Conservo en el corazón las palabras de Madre Teresa: “Busquemos la fidelidad, no el éxito”. Sì, la obediencia evangélica sigue alimentando mi alegría y mi fidelidad.

P. Jean Tapie, scj, 69 años de profesión religiosa

¿Lo vivido? Un estado de ánimo.

Pasé del Liceo de Tarbes al noviciado en enero de 1945 y seguí el itinerario betharramita ; no me arrepentí ni ¼ de segundo.

Pasé tres años en el Escolasticado de Belén, cerca de 30 en nuestros colegios de Betharram y de Limoges, y cerca de 30 en nuestras casas de Belén y de Nazaret, como capellán de las Carmelitas y recibiendo a los peregrinos.
Haría falta toda la eternidad para agradecer al Señor por hacer que viviera 30 años en su país.

Fui andando de Nazaret a Belén de Belén a Nazaret, según las necesidades. Un buen día me hicieron la pregunta: “A ver… usted ¿vive en Nazaret o en Belén?”. “Mire; yo no sé muy bien. Mis superiores no saben dónde ponerme…”.

Dios no me pidió nunca mi opinión. Él sabe muy bien lo que nos conviene y en qué momento. Dejémonos conducir: hágase su voluntad; simplemente. F.V.D. Eso es todo.

Tengo 89 años. La edad de la… “jubilación”. ¡A Betharram!
¿Y después? Recientemente el Señor me dijo: “Recibo a mucha gente. Puedes venir; vas a ver, vale la pena hacer el viaje”. “De acuerdo”...
¡“Adelante”, siempre!