San Miguel Garicoits escribe...
Regla 1. La Sociedad fue fundada, en primer lugar para la salvación y perfección propias y, después, para la salvación y perfección del prójimo; hay que comenzar por sí mismo para después dedicarse eficazmente al bien de los demás; y entonces, empeñarse para el bien de los demás, mientras se continúa trabajando sobre sí mismo.
Dije: en primer lugar para sí mismo. Es por eso que los ejercicios que se refieren al propio bien, la vida contemplativa, fueron establecidos en la primera Regla; de manera que, cumpliendo con eso cada día, por el tiempo previsto, examinándose a sí mismo, contemplando a Dios y considerando la vida de los santos, la propia alma se vaya purificando, se adquieran comportamientos, se reciba luz y entusiasmo para la acción; finalmente para alcanzar la luz que orienta las profundidades del alma y todas las acciones a Dios, nuestro último fin.
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