In memoriam...

Benquet (Francia), 15 de marzo de 1936 – Bétharram (Francia), 31 de agosto de 2016

Con su gorro en la cabeza, ¿quién no apreciaba al Hermano Paul ? Su amabilidad, su amor por la tierra y su sonrisa. En estos últimos años, la expresión más linda que tenía el Hno. Paul, era su gran sonrisa ; era su única manera de comunicarse. Hombre de fe, religioso fiel, servidor, el Hno. Paul, con su vida, nos mostraba la importancia de la sencillez tan necesaria en la vida religiosa. No hacen falta grandes discursos sino una presencia, una disponibilidad, una escucha, una atención a los demás. La imagen que Cristo utiliza del grano de trigo que cae en la tierra puede también resumir toda la vida de Paul. Una vida simplemente donada a la vida de la Congregación en sus diferentes comunidades en las que vivió, la mayor parte de su vida en la chacra de Betharram.

Hoy su sonrisa desaparece de nuestra vista. Su partida nos conmueve. Y nos sentimos reconfortados en esta etapa de nuestra existencia terrenal, la de la muerte. Nunca es fácil aceptar este momento. Cristo mismo vivió este pasaje. Entregó toda su vida como el grano de trigo que cae en tierra en un abandono total para cumplir la voluntad de Dios para salvar al mundo por amor. Es la fuerza de la mañana de Pascua que da al grano de trigo la fuerza para brotar para dar frutos, frutos de vida, de una vida más fuerte que la muerte. Ahora la vida del Hermano Paul se despliega en Dios. Esta es toda nuestra esperanza y nuestra fe, en esta tarde en que celebramos toda la vida del Hermano Paul.

Yo creo que el Hermano Paul nos deja este testimonio sencillo y esencial para toda vida cristiana y, con mas razón, para la vida religiosa. Estamos llamados a dar nuestra vida, a dejarnos despojar, como el grano de trigo enterrado, a servir con desapego, sin cálculos ni contabilidad, para ser testigos de la ternura de Dios, para amar de verdad para decir al mundo cómo Dios ama a cada persona con un amor infinito y misericordioso. Sí, dejemos resonar estas palabras del Apóstol Pablo: “Amémonos unos a otros porque el amor viene de Dios”.En esta eucaristía, damos gracias por todo lo que el Hermano Paul realizó, sirvió y rezó. La vida de Paul seguirá dando frutos. Y lo entregamos al Dios de amor y de vida. Recemos para que el Hermano Paul viva cara a cara con Dios, con una sonrisa eterna. Amén..

Jean-Dominique DELGUE scj
Vicario Regional