Escuchando a San Miguel...
Sin la obediencia, hasta las mejores obras y las virtudes más grandes sólo pueden llevar a una ruina mayor.
La obediencia es la reina y nodriza de las virtudes, es la guardiana de las otras virtudes. Sin ella, habrá dificultades hasta en los lugares más prestigiosos; mientras que, sintiéndonos pequeños e incapaces de valernos, podremos llegar a tener una confianza ilimitada en Dios, y experimentar dulzuras sublimes.
Quien no conoce este doble aspecto de la piedad, no ha sabido poner fundamentos sólidos. En una palabra, no es un religioso.
Cuaderno Cachica, 41
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