La Regla vivida

En nuestra Regla de Vida, este título introduce los artículos sobre el discernimiento de los ministerios. Las palabras son netas y claras; dicen lo que debe ser. ¿No sucede que sobre el terreno la vida se adelanta y dicta la Regla? P. Mario Zappa scj, misionero en Centrafrica desde hace más de veinte años, no está lejos de convencernos de eso. ¿ No querrá decirnos que la gallina apareció antes que el huevo?!

Gracias al p. Mario por habernos ofrecido este testimonio desde una realidad donde los gestos de Sagrado Corazón de Jesús a través de nuestros hermanos cuentan más que las palabras.

Artículo 130. Como hijos de San Miguel Garicoïts, imitamos la calidad de su escucha de lo que el “Espíritu dice a las Iglesias” (Ap 2,17) para responder a las necesidades de la Iglesia y de los hombres.

Artículo 131. Elegimos lo que sirve mejor al hombre, especialmente al más desposeído, para “lograr esa felicidad” para él, de saberse amado por el Padre.

Se dice rápidamente? “Estar a la escucha de lo que el Espíritu dice a las Iglesias”. Y: “proporcionar a los más abandonados la alegría de saberse amados por el Padre”.

Son las personas a las que quieres servir las que te hacen hacer experimentar lo que la Regla de Vida expresa.

Al principio te cuesta lo que vives. Pero después, con el pasar del tiempo, tocas con la mano y vives la alegría de estar allí donde el Señor, por medio de los Superiores, te envía.

En la celebración del Vía Crucis, un viernes santo, en un poblado de sólo unas cincuenta personas cristianas, nos acompaña una mujer de otra Iglesia. Al final, esta mujer se me acerca y me dice: “Yo también amo a Jesucristo”. En el rito del Vía Crucis vivió un encuentro con Jesucristo, Jesucristo es alguien para ella.

En un pueblo de Italia, en Montorio, nada más llegar, dos jóvenes me dicen: “Vamos a ver si eres capaz de arreglar el techo de la Iglesia”. El estado de los muros de la iglesia era un verdadero desastre. Un amigo que vino a visitarme para participar con toda la familia a la eucaristía dominical, al entrar a la iglesia, me dice: “Aquí hay que entrar con el casco de mineros, por si acaso pasara algo”.

Los dos jóvenes del pueblo, de los que hablé, querían decir: “No nos importa mucho lo que nos vas a decir. Vamos a ver lo que vas a hacer”. Fue el programa que me acompaño en los años en que me quedé allá.

La Regla de Vida, la entiendes al hacerla, al vivirla, al ponerla en práctica.

En un poblado, aquí en África Central, la responsable de la Legión de María está cansada de su marido. Ya tuvo 7 hijos, pero él no la respeta. Llega el momento en que deja marido e hijos y se va con otro. Cuando vuelvo al poblado, pregunto por ella al catequista: “¿Cómo está Nelly?”. El catequista me responde: “Vive ahora en otro poblado, pero cuando viene veo que reza mucho”. Era el consejo que le había dado. Un año, dos años, tres años, yo le decía: “Tienes que hacer lo que el Espíritu te dice”.

En una fiesta solemne, viene a confesarse y después me dice: “Vuelvo a la casa de mi marido”. El Señor le habló; ella sabe que le será difícil, pero vuelve a vivir con su marido y sus hijos.

El Papa Francisco, el día de su elección como papa, concelebrando con los cardenales, les dice: “Un cristiano sin la cruz, no es nada”.

En cierto momento, ya no eres tú quien lleva la buena noticia del Evangelio; son los hermanos y las hermanas las que te indican el camino para ser un buen cristiano.

Mario Zappa scj