Vida de la Congregación (2)
Impresiones de un veterano
El P. Stervin Selvadass, nuestro hermano indiano, es actualmente miembro de la comunidad de Pau, en Francia. Algo así como un actor que pasa detrás de cámaras después de años de experiencia, desde participante de la sesión internacional de 2009, el P. Stervin volvió sobre los pasos de San Miguel como animador. Una doble peregrinación para él... y alguna responsabilidad más.
“El Magníficat sea tu cántico preferido y la expresión de tus sentimientos”, así escribe nuestro Padre San Miguel Garicoits. Esta reflexión de San Miguel se hizo, para mí, una realidad, al haber participado de la sesión internacional de 2014. Este año pasó a ser un año repleto de gracia para todos los betharramitas en búsqueda de la poderosa intercesión de San Miguel para que su Carisma y Espiritualidad echen raíces más profundas con ocasión de los 150 años de su nacimiento al cielo. Para mí, fue una ocasión doblemente dichosa porque celebré los quince años de profesión religiosa y los cinco de ordenación sacerdotal. Esta oportunidad me lleva a agradecer al Señor, a nuestro fundador y a renovar mi consagración. Puedo decir con seguridad que cada charla, cada peregrinación y cada visita, cada testimonio de los hermanos encontrados en Francia y en España y las diversas expresiones de internacionalidad ofrecidas por todos los hermanos, todo esto contribuyó a alimentar mi vocación de betharramita y me ha animado, una vez más, en mi caminar tras las huellas de San Miguel.
La tranquilidad de Betharram, la sencillez de Ibarre, el cariño lleno de entusiasmo de los Anghelou por San Miguel, la valiente conversión de Ignacio de Loyola y Francisco Javier y el testimonio viviente de las varias personas que encontré en las diversas ocasiones, todo esto, en cierto sentido, reavivó en mí el fervor y el entusiasmo del comienzo (el Papa Francisco lo llama la “vuelta a Galilea”) por Dios y por la Familia de Betharram, renovándolos, día tras día, con una conversión personal. Conversión que se hizo posible gracias a la ayuda de mis hermanos de comunidad. He visto mucho entusiasmo en este grupo de diez hermanos. Habían llegado con tantas ideas sobre Betharram, la Espiritualidad y el Carisma de San Miguel, exactamente como había sido para mí, un tiempo atrás. Después vi brillar en sus ojos la alegría, cuando tocaron con mano la realidad; cuando dieron un contenido concreto a sus conceptos; cuando vieron confirmado lo que sabían de oídas y compartieron en grupo sus experiencias. Su gran compromiso, su disponibilidad y creatividad en la oración y en la lectura cotidiana de una carta tomada de la correspondencia de San Miguel, de acuerdo con el tema del día, su entusiasmo juvenil al descubrir todo lo vinculado con San Miguel, con el Venerable P. Etchécopar y la beata María de Jesús Crucificado; su sincero interés para la Nueva Regla de Vida; su disponibilidad para compartir todo lo que tenían; la aceptación de sus limitaciones; la apertura a los medios de comunicación modernos para superar, por lo menos parcialmente las barreras lingüísticas (utilizando el traductor automático) y la curiosidad al descubrir los diversos vicariatos y regiones… todo ayudó a pasar del “yo” al “nosotros”. Esto quiere decir que es la comunidad la que favorece una conversión personal que, por un lado, experimentaba y transmitía a los jóvenes, como formador y, por otro, los jóvenes podían ver en mí la felicidad como formador, fruto de conversión personal.
El grupo de la sesión 2014 con los animadores principales
Esto significa decir siempre “Aquí estoy” frente a la voluntad de Dios, cada día. Es por eso que San Miguel dice “Ponga todo su entusiasmo, dentro de los límites de su posición; preocúpese de desarrollar, lo mejor posible, su deber; para realizar la voluntad de Dios repita las palabras: Haga lo que Dios quiere, como lo quiere, porque lo quiere”. Estoy seguro que los jóvenes, gracias a la experiencia vivida en Betharram y sus alrededores, pudieron alcanzar esta convicción: “Betharram existe en la Iglesia, no para predicar en parroquias, no para enseñar en las escuelas, no para partir para las misiones, sino que surgió en la Iglesia porque un sacerdote vasco, Miguel Garicoits, quedó deslumbrado por un determinado rostro de Dios” (Jean Matéo). Estoy seguro que el P. Bacho, el P. Mauro y los hermanos estarán de acuerdo conmigo cuando digo que juntos redescubrimos un “determinado rostro de Dios durante nuestra experiencia de estos cuarenta días”. Esto nos lleva a afirmar que Betharram con su espiritualidad y el carisma de San Miguel permanecerá simple, santo, lleno de esperanza y actual, hoy y siempre.
Stervin Selvadass, scj
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