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Thailandia Assemblea 1
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27/06/2011

Noticias en Familia - 14 de julio de 2011


Sumario

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La palabra del Padre general

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¡CUANDO SOY DÉBIL ES CUANDO SOY FUERTE!

Desde el relato de la creación, queda claro quién es el hombre según la Escritura: Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente (Gn. 2, 7). La fragilidad nos hace humildes, ubicados y abiertos a los desafíos y posibilidades que nos da el Creador. Todo es don, todo es gracia. Llevamos este tesoro en vasijas de barro para que se vea bien que ese poder extraordinario no procede de nosotros sino de Dios (2Cor.4,7) Será la constante de la antropología bíblica.
El hombre ha sido creado frágil y esa es su grandeza. La fragilidad es la experiencia de de que soy limitado, dependiente, de que lo que soy, puedo y tengo lo he recibido, de que puedo  desarrollarme pero para eso tengo que transcenderme, buscar fuera de mí lo que puede hacerme más y mejor. La fragilidad en ese caso es una bendición porque es como el resorte que impulsa a la persona a salir de sí para desplegar todas sus posibilidades como en la parábola de los talentos (Mt. 25,14-30).  Pero es fundamental que el hombre sea consciente de esas fragilidades que lo impulsan a la superación y dan lugar nuevas  posibilidades  y fortalezas. ¡Cuando soy débil  es cuando soy fuerte! (2 Cor. 12,10)
La fragilidad es una bendición, la maldición es cerrarme sobre mi mismo confiando en que solo lo puedo todo, porque soy como dios, o desconfiando de mi mismo, sin valorar las posibilidades que me ha dado el creador. Entendida así la vida se convierte en una amenaza al desarrollo y a la maduración. Para evitar que la bendición se convierta en maldición, que el hombre se cierre sobre sí mismo, Dios le da al varón una compañera, la mujer, que lo saca fuera de sí para ser con ella una sola carne. La mujer es el don del creador que lo invita a dejar a su padre y a su madre, a autotranscenderse en el amor para dar continuidad a la vida. Y viceversa.
Es una maldición para Adán y Eva querer ser como dioses, lo pueden todo y no necesitan ya del creador. Esa postura los cierra sobre sí mismos, se ocultan por miedo. Caín se muestra resentido y agacha la cabeza ante la preferencia de Dios por los sacrificios de su hermano Abel. Los habitantes de Babel seguros del progreso que significa el descubrimiento del ladrillo y del asfalto quieren construir una gran ciudad para encerrarse, perpe-tuar su nombre y no dispersarse por toda a tierra. Es la contradicción de la orden del Creador: “sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla”(Gn. 1,28). Pedro aparece muchas veces en el Evangelio como un hombre cerrado sobre sí mismo, el amor y la confianza en Jesús lo abre a un mundo inimaginable. La maldición de Judas consistió en permanecer cerrado en la desesperanza provocada por la traición. La tarde de Pascua los apóstoles están encerrados por miedo a los judíos, la presencia de Jesús resucitado que sopla sobre ellos los saca a la calle a dar testimonio y llegarán a todos los rincones del mundo para hacer presente la salvación que brota de la entrega de la vida de Jesús en la Cruz.
Si el hombre hecho de barro, hecho para la bendición, se cierra sobre sí mismo y merece la maldición de Dios, su Creador, todavía hay una salida. Tampoco Dios puede encerrase sobre sí mismo, sobre su dolor, su ira o su venganza. En esto somos semejantes a él: él mismo caería en la maldición si se cerrara sobre sí mismo. Pero es capaz de autotrancenderse en el amor, no quiere ganar a toda costa, acepta perder, no tener razón, se supera en el perdón y abre un camino nuevo, una nueva posibilidad de realización a lo que era un callejón sin salida, destrucción y muerte para su creatura. “Y cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte: sino que compadecido, tendiste la mano a todos para que te encuentre el que te busca”. (Plegaría Eucarística IV). Ni la mujer, ni el pastor, ni el padre se cerraron sobre su dolor, buscaron hasta encontrar la moneda, la oveja y el hijo; y con ellos la alegría de vivir (Lc.15).
En 2Cor. 4, 6-7 entendemos el motivo por el cual el Creador nos ha hecho de barro: la condición frágil del hombre es una bendición porque su arcilla animada por el soplo de Dios es capaz de reflejar su gloria. Porque es una arcilla digna, hecha a su imagen y semejanza. Arcilla creada por amor y capaz de amar. “Será ceniza, mas tendrá sentido/Polvo serán, más polvo enamorado” (Quevedo: soneto: cerrar podrá mis ojos la postrera). Y esto se hace todavía más evidente en la encarnación: en el rostro de Jesús, el Verbo Encarnado, se refleja la gloria de Dios que brilla también en nuestros corazones de bautizados.
Todo en la vida de Jesús es frágil, vulnerable, carente de fuerza. Fragilidad de niño, nacido en Belén, envuelto en pañales  y reclinado en un pesebre, porque no hay lugar para su humilde familia en la posada. Fragilidad, expuesta a la masacre ordenada por Herodes, y protegida por San José que se ve obligado a huir a Egipto como refugiado. Fragilidad del condenado injustamente que no tiene quien lo defienda, porque todos lo han abandonado. Experiencia de la muerte por parte del Dios de la vida, que manifiesta que no es el poder sino el amor lo que cuenta. Porque es el amor y no el poder lo que es más fuerte que la muerte.
Fragilidad bendecida es el contenido de la predicación de Jesús: las bienaventuranzas, el grano de mostaza, el grano caído en tierra, la levadura, los cinco panes, los dos peces, las monedas de la viuda, el lavatorio de los pies, el don de la vida, el perdón, el servicio, al amor.

Gaspar Fernandez,SCJ

 

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nef-etchecopar.jpgEl Padre Auguste Etchécopar escribe... 

a su familia, 24 de julio de 1866

¡Qué dulces son las emociones de los corazones que se aman en Dios!    Lo experimentamos juntos una vez más; pero si cualidades limitadas y         el amor mutuo de personas que se quieren en esta tierra, producen sensaciones tan vivas y delicadas, ¿cómo será nuestra alegría viendo a Dios, su Belleza y su Amor por nosotros, en el Cielo, y viéndonos en Él     y a Él en cada uno de nosotros?
Pero lo que esperamos para la vida mejor, podemos comenzarlo en esta tierra, amando a Jesús cada vez más, uniéndonos a él en la oración, los sacramentos, la humildad, la mansedumbre y una gran caridad y viendolo sólo a él en todas las creaturas y su voluntad llena de amor en todo lo que nos sucede.
Así actuó tu celeste Patrona, querida Magdalena… desde que conoció a Jesús, ella dejó todo por él… Rompió con todo su pasado con una súbita decisión increíble, decisiva, heroica, al ir a arrojarse a los pies de Nuestro Señor en medio de un banquete… y allí cambió todos sus instrumentos de pecado  en instrumentos de penitencia y de buenas obras; utilizó sus ojos para llorar, sus manos para lavar los pies del Salvador, sus cabellos para secarlos, sus labios para besarlos, sus perfumes para ungirlos. Y todo el ardor de su corazón, ella lo concentró en Jesucristo… ¡Ay! [que nos enseñe] los caminos de este amor humilde, generoso, perseverante.


Relectura de vida

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CONFESIONES DE UN HERMANO MAYOR

Publicamos a continuación el texto que el P. José Mirande, del seminario de teología de Belo Horizonte (Brasil) acaba de escribir para "Sneha Jwala", revista anual de la comunidad de formación de Ban- galore (India).

Desde el día en que descubrí, gracias a un texto de sociología indiano, la existencia de cuatro ashrama de la vida humana, me deleité en releer mi existencia según este enfoque. Con 75 años de edad, me es fácil distinguir, en mi pasado, el tiempo del aprendizaje, hasta la ordenación sacerdotal, después el grihastra, que corresponde a mi primer ministerio, el tiempo de la transmisión de una experiencia espiritual a los hermanos más jóvenes, como responsable de su formación, y ahora el sannyasa: claro, no mendicando mi pan, sino asumiendo otras formas de dependencia, como por ejemplo la de tener que purificar mi sangre a causa de riñones perezosos, de depender de los demás para desplazarme, especialmente a la clínica, y de ser objeto de precauciones de mis hermanos de comunidad…
Concretamente, podría dividir en dos grandes partes los cuatro tiempos de mi ashrama. La primera se puede caracterizar por una obediencia alegremente creativa, con el despliegue de muchas ilusiones y de proyectos personales. La segunda consiste en esa mayor sumisión a la realidad que me toca vivir después de los cuarenta. El paso fue provocado por la muerte de mi superior y amigo, el P. Geraldo Gonçalves. Tuve que asumir, entonces, el cargo de Superior de mis hermanos, durante un corto período, la tarea de formador, durante un período más largo, lo cual, de cierta manera, podía ser entendido como una promoción humana. Pero el verdadero cambio, en esa época, fue por la posibilidad de comprometerme, pastoral y socialmente, en las favelas de la parroquia: un trabajo organizado por un equipo de cuatro jóvenes, siguiendo un proyecto preciso y con evaluaciones semanales, de visitas a familias pobres, etc. Resultado: las comunidades se organizaron alrededor de cuestiones de la sociedad y de fe, y nosotros mismos aprendimos, en contacto con esas personas y nuestros propios límites, a encontrar soluciones para problemas insolubles. Fue así como dejamos el mundo de las ideas para una actitud más concreta, más madura.
Esto me hace recordar lo que vivió San Miguel Garicoits. Siguiendo este esquema, yo diría que para él, el cambio pudo tener lugar en 1841 (tenía 44 años). Hasta ese momento era un obrero del evangelio, obediente, alegre, creativo. Funda nuestra Congregación, siguiendo su vocación discernida en fidelidad y total sumisión al obispo y a directores espirituales; marca un método riguroso para las misiones, abre un campo de trabajo educativo en Betharram, lanza religiosos hermanos… Pero, improvisamente, en 1841, Mons. Lacroix le impone una Regla que impide que Betharram sea una verdadera Congregación.
Miguel Garicoits se somete sin dudar. Como hizo de la obediencia la piedra angular de su Congregación, prevé dificultades, a pesar de aceptar esta situación de depen-dencia. Su Excelencia le pide que haga esto y aquello y él acata, aún contra toda lógica. Funda un montón de escuelas, envía a un grupo de los más preparados a Argentina, recibe, después de muchas conversaciones, a los miembros del instituto de Sainte Croix de Oloron. Inevitablemente, esta docilidad lo expuso a dificultades concretas. Betharram tendrá que renunciar rápidamente a algunas escuelas (Mauléon, Asson); varios profesores, enviados prematu-ramente a los colegios, privilegiaron la obra en desmedro de la consagración religiosa y acabaron por salir del Instituto (los hermanos Espagnolle, los hermanos Lapatz, Beudou, Hayet…). Y Miguel ingresa en su sannyasa, su salud se fue desgastando (en 1853 tuvo una hemorragia cerebral, primera de una serie que lo afligirá cada año hasta la muerte).
Como habrá jóvenes hermanos que leerán este escrito, quiero precisar que hay momentos en los que nuestro ideal de vida sacerdotal propone serios cuestionamientos, fundados en nuestra fe y en nuestra experiencia espiritual. Nuestra manera de vivir los votos tiene que cambiar en función de las etapas y circunstancias de la vida. Les deseo, por  lo tanto, que se comprometan de manera consciente y gozosa en este camino, y rezo para que perseveren resueltamente en ello.

José Mirande,SCJ


Laicos betharramitas

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REFLEXIONES EN FRATERNIDAD

Después del Capítulo Regional de 2011, el Consejo de la “Fraternidad” ha intentado clarificar qué es lo que caracteriza el carisma de San Miguel Garicoits y une religiosos y laicos; Las diferentes maneras de ser laicos asociados a Betharram; qué significa ser miembro de la Fraternidad “Me Voici”. Este texto será ampliamente debatido en ocasión del encuentro del 23-24 de julio, en Betharram.

RELIGIOSOS
La familia de Betharram nació por una intuición de S. Miguel Garicoits nacida de su mirada sobre la Iglesia de su tiempo, que le hizo exclamar: “¡Ah, si pudiéramos reunir una sociedad de sacerdotes…”.
A ese cuerpo de sacerdotes, confía una MISIÓN particular: Ser portadores de la Encarnación del Verbo, Hijo de Dios con un corazón de hombre; Imitar al Corazón de Cristo, dejando que el amor de Dios nos habite y presentando al mundo el rostro de Dios.
La Congregación de los Religiosos de Betharram existe para cumplir con esa Misión y se da una Regla de Vida para determinar su modo de vivir esa Misión. Vivir en Iglesia, particularmente: Una presencia humilde y verda-dera; La aceptación de las diferencias; El deseo de unidad; La entrega y la obediencia absoluta; La cordialidad (todo lo que se refiere al corazón).
Por VOCACIÓN, por un llamado de Dios, cada uno es llamado a descubrir y a inventar el camino que le permitirá ser él mismo, de dejar que se desplieguen todas sus capacidades naturales, de responder al deseo profundo que lo habita, de corresponder a lo que Dios le propone que viva…En el camino de cada uno hay encuentros que son señales del camino que Dios le ofrece.

LAICOS
Para los laicos, ser parte de la Familia de Betharram: Es haber encontrado a alguien, una comunidad, una institución que manifiesta esa felicidad de saber que somos amados por Dios, al estilo de S. Miguel Garicoits; Es haber alimentado el deseo de compartir esa felicidad.
Esto determina la búsqueda para descubrir lo que anima Betharram, conocer a S. Miguel Garicoits, profundizar lo que él propone como camino espiritual. La lectura de la Doctrina Espiritual es la base de ese descubrimiento.
La misión propia de los laicos asociados a la de la Congregación podría ser presentada así: Ser juntos reveladores de Dios que nos ama y a quién agradó hacerse amar; Compartir la felicidad de este descubrimiento; Ser testigo de esto, con la propia vida, “dentro de los límites de la propia posición”; Ser portadores del Espíritu de S. Miguel Garicoits en todas las relaciones (“cordialidad”, generosidad,…); Preocuparse por “hacer fraternas” las diferencias en la Iglesia.

FRATERNIDAD "ME VOICI"
La vocación de cada cris-tiano es mostrar al mundo el Amor del Padre, revelado en el Corazón de Cristo; la de Betharram es de hacerlo con el color particular del “Aquí estoy”.
Desde hace 20 años, hombres y mujeres se reúnen dentro de lo que fueron llevados a llamar Fraternidad “Me Voici”. Fieles a esta inspiración, elaboraron algunos Puntos de referencia para una vida bajo forma de una Carta y algunas reglas con una pequeña estructura organizativa, el Consejo de Fraternidad integrado por tres laicos elegidos y un religioso nombrado por sus hermanos. No es una regla de vida; cada uno tiene que inventar su relación con el Señor, su propia vida de cristiano. Pertenecer a la Fraternidad no es un compromiso “más”, sino una “colaboración” hecha a su propia vida y un tiempo de compartir de esta vida.
Además del encuentro mensual de los que pertenecen a algún grupo, el funcionamiento de la Fraternidad se apoya en un cierto número de elementos comunes: Un boletín para la comunicación, “Fraternel”; Un retiro anual animado por un religioso de Betharram; Un encuentro a fines de julio para compartir lo vivido, vivir un momento de estudio, lanzar el año que comienza; Expresar el propio compromiso personal, en la celebración de julio o por procuración en caso de ausencia; Un tema anual, seguido de manera muy flexible, pero que crea una unidad de reflexión; Una hojita de oración; El pago de una cuota anual para garantizar el “micro-funcionamiento”, permitir un compartir los gastos o una ayuda puntual para la participación… La propuesta de alguna ayuda personal en las obras de la Congregación.
El Consejo de Fraternidad se esfuerza por mantener el vínculo entre todos los grupos. Sin embargo, no es necesario ser miembro de la Fraternidad para asociarse a la familia de Betharram en este Vicariato. Finalmente, notemos que la Fraternidad “Me Voici” nació en Francia. Los otros laicos de Betharram en los otros lugares, están comprometidos de otra manera.

¿PREGUNTAS?
Las personas implicadas, ¿están plenamente satisfechas de este funcionamiento? Sino, ¿qué conviene hacer, cambiar, crecer? / Profundizar la espiritualidad de San Miguel Garicoits, vivir el carisma de San Miguel Garicoits, pertenecer a la Fraternidad, son tres maneras diferentes de ser laicos asociados a Betharram. ¿Hay alguna otra? / ¿Cuáles son los medios que hay que utilizar para darse a conocer, ser atractivos, ser acogedores en Fraternidad?


Testimonio

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OPTAR POR LA ALEGRÍA

Por decisión del Consejo Regional, confirmado por el Consejo General el 3 de febrero, la comunidad de Betharram va a dejar Limoges. Al comienzo de la misa celebrada en la Iglesia San José el 10 de junio pasado, un laico, miembro de la Fraternité Me Voici, pronunció la alocución que sigue. Fue la que dio el tono a esa despedida.

Alegría de agradecer a los parroquianos de San Marcial que nos reciben, a Mons. Kalist, obispo de Limoges y a su vicario general, a Jean-Dominique Delgue, superior del Vicariato de Francia-España, a los sacerdotes diocesanos, a los amigos de los religiosos y, claramente, a los religiosos del Sagrado Corazón presentes aquí o allá, con el pensamiento por los que están en la Casa de reposo o con los religiosos que descansan en el lindo cementerio de Betharram.
Optar por la alegría de la acción de gracias por esos largos años (desde 1948) transcurridos al servicio de la diócesis de Limoges, por los que su fundador, S. Miguel Garicoits, llamaba “camps volants”… “Camps volants” que, a partir del carisma del “Aquí estoy” acercaron el Corazón de Cristo al corazón de los habitantes de Limoges, por las rutas de Saint-Léonard, de Chalus, de Dorat, etc. “Camps volants” que pusieron en el buen camino a jóvenes de las capellanías, del Movimiento Eucarístico de Jóvenes y de la Juventud Obrera Cristiana, “camps volants” que cuidaron de discapacitados, de enfermos, en la Pastoral de la Salud en nuestros hospitales; “camps volants” que acompañaron al “Secours Catholique”, al Comité Católico Contra el Hambre y para el Desarrollo, a la Asociación Cristiana por la Abolición de la Tortura; finalmente, “camps volants” tan preocupados por sus alumnos de la Escuela Ozanam y de la enseñanza católica.
Ganas de esos religiosos de dedicarse a los “más pequeños” en las obras “que los demás no quieran”. ¡“Camps volants”, “auxiliares de Dios”!
Optar por la alegría, con la Fraternité “Me Voici”. En la complementariedad entre religiosos y nosotros, laicos de Francia y particularmente de Limoges, nos esforzamos en aplicar nuestra “Carta”. Nosotros, laicos, tratamos de vivir el mensaje de amor del Evangelio desde nuestras responsa-bilidades familiares, profesionales, nuestros compromisos políticos y sociales; buscamos la “apertura al mundo” en unión con los Padres Misioneros del Sagrado Corazón, presentes en América Latina, en África, en Asia; queremos ser “portadores de esa Esperanza” que nos confía Dios, “Señor del cielo y de la tierra”, y Jesucristo, en su impulso de amor, que dice al Padre: “Aquí estoy”.
Porque somos amados por Dios, optar por la alegría.

Dominique Combe
de la Fraternidad de Limoges


5 minutos con...

el Padre Jair Pereira da Silva

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Encuentro con el P. Jair Pereira da Silva, superior con 39 años de la “casa madre” de Betharram en Brasil: Passa Quatro (Minas Gerais)

Nef: Entre los Betharramitas de Brasil, eres de los pocos que no sea ni del Estado de San Pablo, ni de Minas Gerais. ¿Cómo conociste la Congregación?
- Los caminos de Dios son de verdad muy diferentes de los de los hombres. Dios puso la Congregación en mi vida a través de una revista católica que se llama Mensajero del Sagrado Corazón de Jesús, es mensual y trae artículos y noticias sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Quedé deslumbrado con la frase: Aquí estoy, sin condiciones, sin llegar tarde. Inmediatamente escribí a Belo Horizonte, me respondió el Hno Mauro. Durante un año nos comunicamos por carta, porque en ese momento era difícil conectarse a internet. Después de un año de acompañamiento, me invitaron a hacer una experiencia en Belo Horizonte, me jugué, dejé todo y me vine. Y soy feliz. Dios usa medios que no siempre gustan a los hombres, pero los caminos del Señor son rectos.

¿Qué es lo que más te ha marcado durante la formación inicial y tu primer ministerio?
- Todos los momentos de mi formación tienen su importancia, sus características. Hice el Postulantado en Belo Horizonte, fue una experiencia muy importante para mí. Con el P. José Antônio - y el Hermano Mauro, fue un momento de mucha fraternidad y de aprendizaje con la simplicidad del P. José Antonio. Además destaco el noviciado en Paulinia, acompañado por el P. Angel Recalcati, fue un tiempo de gracia, de  encuentro con Dios. Pero quiero señalar el período de experiencia en Betharram, cuando estuve para la preparación a los votos perpetuos. Fue un momento difícil, pero de mucho provecho, donde sentí la mano de Dios sobre mi vida. La amistad de los padres franceses, de los hermanos. ¡ Qué ejemplo de oración y de fraternidad viví en Betharram!. Agradezco mucho a Dios que me dio la oportunidad de vivir en Betharram.

Después de 10 años de los primeros votos y 5 años de ordenación, te encuentras siendo superior, encargado de la formación y párroco. ¿Cómo llevas todas esas responsabilidades?
- A veces me quedo pensando cómo Dios escoge a los más débiles y los fortalece, porque a mí que soy del Nordeste, de Paraiba, que son los más excluidos de los excluidos, se me encomienda tanta responsabilidad en la Congregación. Les voy a revelar un secreto: Dios es mi fuerza, en él está mi apoyo, mi fortaleza. Es por él que encaro la lucha diaria, difícil, exigente.

¿En qué consiste tu trabajo de formador para la vida religiosa ?
- Bien, mi trabajo consiste en acompañar a los postulantes y prepararlos para el noviciado. El de ahora es ya el segundo grupo. Los comienzos fueron difíciles, poco a poco vamos aprendiendo, cuando es Dios quien nos guía y nos muestra el camino. Concretamente, a parte de la formación académica, los postulantes son acompañados semanalmente con entrevistas personales que son el núcleo de la formación. En el mismo tiempo, estoy en proceso de formación, que está siendo significativo para mí, pues en este periodo estoy descubriendo mis fragilidades y mis dones. Es un constante y arduo proceso de maduración para que así pueda hacer mi pequeño aporte a  la formación. El Curso en Roma con los Salesianos ya me abrió un horizonte, pero la escuela de formadores está siendo algo fundamental para cumplir mi rol. En São Paulo, me dan elementos teóricos y prácticos para ayudar a los jóvenes. Estoy aprendiendo, y sé que el aprendizaje es de cada día, que es cuando se vuelve a empezar, se evalúa, se pide ayuda, se reza. Para mí ha sido fundamental la vida de oración.

Betharram en Brasil empezó con la fundación  del colegio de Passa Quatro en 1935. ¿Cómo llevas el ser superior de una obra histórica ?
- Estar trabajando en la que fue la casa de la fundación es para mí una responsabilidad muy seria y exigente, pero también gratificante. Con respecto al colegio, somos un equipo que tomamos juntos todas las decisiones (Ednaldo, Anibal, P. Luiz Enrique y yo), estamos siempre en sintonía. No se nota quien toma la decisión sino que con mucha unión y respeto coordinamos el colegio. El P. Luiz es el que hoy se encarga más, pero como nos respetamos mucho, él siempre pide opinión sobre cómo llevar las cosas en el colegio. Ya fuimos dando pasos en 2010 para que el colegio facilitase a los alumnos la formación religiosa. Ahora todo el equipo coordinador  del colegio San Miguel busca colaborar en esa formación humana y religiosa de los alumnos, así como el trabajo que se viene haciendo con las familias de los alumnos. El punto fuerte es la posibilidad de que la Congregación dé la oportunidad  a los jóvenes de vivir esa experiencia de encuentro con Jesucristo a través de la formación betharramita que aquí se da. Pero resulta difícil mantener una escuela.

Además del colegio, la comunidad está encargada también de la parroquia. ¿Cómo vives esa dobel responsabilidad?
- Pienso que es de suma importancia para el Colegio San Miguel y la Casa de formación que seamos también los religiosos betharramitas los que animamos la Parroquia de Passa Quatro, porque eso favorece una integración de nuestras obras y también de la gente de Passa Quatro, pues en estos años que llevamos en la Parroquia, la gente se ha ido formando en la escuela de fe betharramita. Una obra complementa la otra.

Eras delegado al Capítulo general ¿Cuáles son las certezas a las que has llegado?
- El sentimiento que traigo del Capítulo general es la esperanza. Sentir la realidad de la Congregación, así como las riquezas y fragilidades es darme cuenta de todo lo que Dios ama a Betharram. Veo también con mucha esperanza el Betharram de Brasil porque si  Dios suscita en el corazón de los jóvenes el deseo de vivir su vocación en nuestra Congregación, es porque el Señor confía en su obra de Brasil. Como Dios nos ha bendecido con tantas vocaciones, tenemos que alabar al Señor por todo lo que ha hecho por nosotros. Pero como dice Jesús, vino nuevo en odres viejos (mentalidad, competición, desunión, intrigas, chusmerío, desamor). Mientras no tengamos el coraje de la reconciliación no saldremos de nuestra voluntad y dejaremos siempre de lado la de Dios.
Es lo que falta hoy, vida, perdón, verdad. Nos falta la caridad, el bien. Como decía Santa Bakita: haga el bien, sea bueno, es necesariamente lo que nos falta a todos nosotros.
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7. LA FUNDACIÓN DE BELÉN (1875)

Casi en seguida después de su vuelta a Pau, la Hna. Miriam habla de fundar en Belén. Hubo muchas dudas después de la desafortunada aventura de Mangalore. Pero la Hna. Miriam no dudaba: “Dios quiere esta obra, se hará… Verán como los obstáculos se superarán en el momento querido por Dios”.
Los obstáculos surgieron, de hecho, y muchos. Por la financiación, la Hna. Miriam encontró la solución perfecta con su queridísima amiga, la Srta. Berta del Saint-Cricq Dartigaux (1835-1887), nieta de un ministro de Carlos X. El P. Estrate era su director espiritual como también de la Hna. Miriam. La Srta. Berta invirtió toda su fortuna en la fundación de la Hna. Miriam y fue su ayuda incondicional en todos sus pasos frente a las altas autoridades. Por supuesto con Mons. Lacroix, el tempo-rizador siempre prudente. Fue arrastrado a la aventura a fuerza de intervenciones sobrenaturales. Entró en la clausura del Carmelo de Pau en 1874, con la Srta. Dartigaux, y se vio obligado, al instante, por una visión de la Hna. Miriam, a escribir a la Santa Sede un pedido para esa fundación del Carmelo de Belén.
Roma consultó con el Patriarca Bracco de Jerusalén, que se negó. El asunto se arrastraba. Pero la Hna. Miriam tenía poderosos abogados en el cielo. Fue el Papa Pío IX quien, personalmente, firmó el decreto en mayo de 1875, a pesar de la oposición del Patriarca Bracco y de los Cardenales de la Propaganda, intimidados por el monopolio franciscano en Tierra Santa.
Finalmente, el 8 de setiembre, 10 carmelitas, entre las cuales dos conversas (con la Hna. Miriam) y la Madre Verónica, llegaron a Jerusalén donde el Patriarca las recibió personalmente; el día 11, fueron a pie a Belén. Se hospedaron en Casanova y alquilaron provisoriamente la casa Morcos por 100 napoleones.
Desde su llegada a Belén, el 11 de setiembre, un revuelo de palomas había sido, para la Hna. Miriam, el signo prometido del lugar del futuro Carmelo, visible desde Morcos, separado por un profundo barranco. Inmediatamente procuraron comprar el terreno. La resistencia de un cristiano cedió frente a la insistencia del Cónsul de Francia y el exabrupto del Pacha-Gobernador que acabó por escupirle en la cara. Por fin, el 23 de setiembre el asunto fue concluido. Para la compra y los primeros trabajos, la Srta. Dartigaux confió en un sacerdote polaco, el P. Mateo Lesciki. Pero, después de algunas irregularidades en sus cuentas, hubo que retirarle el encargo y el control de la obra, cosa que lo transformó en enemigo de la Vidente…
La Hna. Miriam tuvo indicaciones sobrenaturales precisas sobre el futuro Carmelo. Con la Madre Verónica y el P. Bordachar, elaboraron proyectos siguiendo esas indicaciones en forma de una torre circular. Las celdas estarían en el piso superior, las oficinas en planta baja y en la parte más baja, el coro; después la futura capilla; finalmente la casa de las hermanas porteras; ésta sería, en un primer momento, la residencia de los Padres capellanes (de 1879 a 1885). En ese momento se presentó, como arquitecto “voluntario”, recomendado por el Cónsul Sr. Patrimonio, el capitán Guillemot.
Los trabajos del Carmelo provisorio, fueron avanzando rápidamente y, de la casa Morcos alquilada, las Carmelitas pudieron instalarse en la clausura desde el 24 de setiembre, en presencia del Patriarca Bracco. Eso permitió al P. Estrate, al P. Bordachar y a la Srta. Dartigaux partir el 28 de setiembre. Pasaron por Roma, donde tuvieron una audiencia con Pío IX. Llegaron el 28 de octubre a Betharram, antes de seguir para Pau y hasta Bayona, para ver a Mons. Lacroix.
En Belén, sobre los andamios, la Hna. Miriam, la única inspirada sobrenaturalmente y la única que sabía el árabe, dirigía sin cesar los trabajos con el P. Chirou. Trataba a los obreros con firmeza, pero siempre con un respeto y una bondad que le ganó los corazones de todos. A su muerte, uno de ellos exclamó: “O no hay nadie en el Cielo, o ella está allí con los ángeles”.
La primera piedra del nuevo Carmelo fue puesta el 24 de marzo de 1876. El 21 de noviembre, el Patriarca Bracco celebró allí la primera misa, en la capilla provisoria, el futuro coro. Ese mismo día, estableció la clausura, en presencia del Cónsul de Francia Sr, Patrimonio y del Custodio de Tierra Santa.
Al Patriarca, que rápidamente tuvo en ella la misma confianza que le tenía Mons. Lacroix en Bayona, la Hna. Miriam comunicó el deseo del Cielo de otro Carmelo en Nazaret. Con su inocencia, un poco maliciosa, al tutearlo, al estilo árabe, con su francés fantasioso, le dijo que si autorizaba esa fundación y la recomendaba en Roma, repararía su primera oposición contra Belén. Encantado con el Carmelo de Belén, El Patriarca envió una calurosa recomendación a Roma. Con la autorización romana, inmediata, esta vez, se compró un terreno en 1877. El Patriarca autorizó también a 4 carmelitas de Belén, entre las cuales la Hna. Miriam, a que fueran a verlo. En esa época, había que tomar el barco de Yafa en Haifa. Pasando por Latrun, en éxtasis, corrió más de un kilómetro, seguida por las hermanas con la lengua afuera, hasta la colina de Amwas, al norte, donde, por inspiración, reconoció la ubicación de Emaús.
De Haifa, después de su peregrinación al Monte Carmelo, las Hermanas fueron a Shefamar de donde la Hna. Miriam pasó a Abellin, su pueblo natal. Emocionada, se encontró con su padrino, vio su casa natal, la casa del tío donde había pasado años felices y donde escuchó la palabra, decisiva para toda su vida: “Todo pasa. Si me das tu corazón seré tuyo para siempre”.
En Nazaret, las Hermanas, después de sus devociones en la Gruta de la Anunciación, fueron a ver el terreno comprado, destinado al Carmelo y el otro cerca, para la capellanía. El del Carmelo estaba por encima del santuario y de la pequeña ciudad de ese entonces; también se divisaba el Tabor y Nain. Pero la construcción de ese Carmelo llevaría tiempo y recién sería terminado por el P. Planche de Betharram, en 1910. El Carmelo de Belén pudo, entonces, enviar allí a 10 religiosas que entraron en clausura el 14 de noviembre de 1910.

Pierre Médebielle,SCJ
Jérusalem (1983, pp. 201-239)

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