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13/04/2017

Vida de la Congregación

Nuevos profesas perpetuos

Vida de la Congregación

El 18 de marzo, en la capilla de la comunidad de Chiang Mai (Tailandia), el Hno. Juan Bosco Sommai Sopa-Opaad y el Hno. Alfonso Prasert Pitakkiriboon (Región Santa María de Jesús Crucificado, Tailandia) han pronunciado los votos perpetuos. El 19 de marzo, en la capilla del Colegio de Passa Quatro (Brasil), el Hno. Jeferson Silverio Gonzaga scj (Región P. Etchecopar, Brasil) él también ha pronunciado su profesión perpetua. ¡Fueron dos días importantes en la vida de la Congregación!

¡Bendiciones, Hno. John Bosco, Hno. Alfonso y Hno. Jeferson! Les deseamos que sean  cada vez más en amigos del Señor Jesús y que se comprometan a “Salir, sin demora, al encuentro de la Vida.”

 

Mi nombre es Jeferson,

31 años, soy hijo de Afonso Gonzaga y de Ángela María Silvério Gonzaga y tengo sólo una hermana, Jane Silvério Gonzaga.

Mi familia y yo vivíamos en una pequeña ciudad del sur de Minas Gerais, Brasil, en un campo cerca de la ciudad, a unos tres kilómetros. Católicos y activos en la comunidad, mi hermana y yo fuimos educados en la fe con mucho esmero, por nuestros padres. Hoy, mi familia sigue viviendo en Carmo de Minas, ya no en el campo; están en la ciudad, pero no se olvidan de sus orígenes y a menudo van allí donde todo comenzó. A mi también, en la medida de lo posible, me gusta volver a la Chacra San Francisco de la cual tengo recuerdos muy gratos, entre los cuales, el llamado que recibí de Dios a seguirlo. Les cuento rápidamente. Era joven todavía, creo que un niño a decir la verdad, y me ponía nervioso por tanta actividad que había en la chacra, el ruido de las máquinas, los agricultores que pasaban cantando y muchos otro ruidos del día a día. Recuerdo los finales de la tarde, cuando todos los funcionarios volvían a sus casas, las máquinas dejaban de funcionar, el silencio volvía a reinar y era posible escuchar los ruidos de la naturaleza, los animales y los pájaros. Eso me inundaba de una gran paz.

Entonces, salía solito a caminar por los pastizales y los senderos de ese lugar. Poco a poco me iba dando cuenta de que no caminaba solo, que Dios caminaba conmigo; en el jardín del caserío había un lindo crucifijo de bronce en medio de las flores;ese era el punto de llegada de mis caminatas y permanecía mucho tiempo contemplando el crucifijado. No recuerdo si dialogábamos. ¿Rezaba? No sé; es muy probable que sí. Lo púnico que sé es que allí, en ese lugar, el Señor me invitó a seguirlo. Y yo acepté. Con la ayuda de mi viejo párroco, Mons. Cruz (actualmente emérito) hicimos juntos un discernimiento y descubrimos que el Señor me llamaba a seguirlo como consagrado. No fue una gran sorpresa, para mi familia en la que, en total, ya había ocho religiosos consagrados, entre hermanas, sacerdotes y obispo; además ya hacía seis años que era monaguillo en la parroquia y, como decía a menudo mi madre: “Ése está siempre en la Iglesia; en cualquier momento va a querer ser Padre, también”. Dicho y hecho. Después de un largo período de preparación de 1999 a 2004, en febrero de 2005 entré en el seminario San Pío X de la diócesis de Campanha – MG, y me quedé hasta mediado de marzo de 2006, ya cursando la filosofía en Três Corações – MG. Dejé la diócesis con el deseo de ser un religioso consagrado.

Ya que los designios de Dios son insondables y su providencia es grandiosa, en mayo del mismo año conocí al promotor vocacional de Betharram que, en esa época, era el P. Paulo Vital que hablaba con mucho entusiasmo de su congregación y de la disponibilidad de un hombre que, sin demora, se ponía a disposición para servir. Ese hombre era Miguel Garicoits. Disponibilidad, servicio, Aquí estoy... Todo lo que yo anhelaba. Deseoso de conocer más a San Miguel y a Betharram, no demoré en decir mi Aquí estoy. Quería ser betharramita.

El 13 de agosto de 2007, junto a otros seis jóvenes, con el P. Paulo Vital como formador en Paulínia - SP inicié mi camino en Betharram como aspirante, en 2008 postulante en Passa Quatro - MG, 2010 - 2011 novicio en Adrogué - AR, 2012 – 2015 escolástico en Belo Horizonte - MG.Un largo camino, marcado pro la fe, la esperanza y con los ojos fijos en Nuestro Señor Jesucristo. De San Miguel Garicoits, lo que más me llama la atención es su celo ardiente en el servicio del Señor, sin demora, sin reserva, sin vuelta atrás, más por amor que por cualquier otro motivo... Siempre Aqui estoy, y fue ésa mi inspiración, a lo largo de estos años. Inspiración que culminó en mi entrega perpetua a la Voluntad de Dios, el día 19 de marzo de este año, a las 10:00 hs. de la mañana de un domingo en el Colegio San Miguel de Passa Quatro (MG), donde pronuncié definitivamente mi entrega a esta familia religiosa. Lo que para muchos parece ser una opción radical o una locura, para mí fue una de las más bellas realizaciones de mi vida, porque “sé en quien puse mi confianza” (Mi lema). Hoy en Setubinha (MG) donde estoy viviendo actualmente, testimonio con mi propia vida la alegría de la consagración y digo principalmente a los jóvenes que Jesucristo continua pasando por nuestros caminos y con su mirada, nos llama amorosamente a seguirlo. Feliz será aquel que se deje seducir por la mirada llena de ternura de Dios y generosamente, acepte abrazar prontamente la vida consagrada y misionera. Este primer deslumbramiento nunca desaparecerá si fuera acompañado con actitud de fe y de celo por las cosas de Dios así como lo hizo San Miguel.

20 de marzo, Colegio San Miguel, Passa Quatro

Nuevos profesas perpetuosNuevos profesas perpetuos

Mi nombre es Alfonso Prasert Pitakkiriboon...,

vengo de Ban Hoay Hoi y pertenezco a la parroquia San Pablo de Ban Hoaytong, Tailandia. Nací el 17 de setiembre de 1984 y fui bautizado el 4 de octubre de 1998, en Maepon, en la parroquia de la Ascensión, por el P. Carlos Rodríguez, misionero betharramita. Mi padre se llamaba Paje Pitakkiriboon y mi madre se llama Kaomahen Pitakkiriboon. Tengo tres hermanas mayores, y yo soy el más joven de la familia. Ingresé en la casa de formación betharramita en 1999 e hice el noviciado en la India (2009-2011). Hice los primeros votos el 14 de mayo de 2011 en la iglesia San Miguel Garicoits, de Chomthong, Chiangmai. Hice los estudios de filosofía y de teología en el seminario interdiocesano Lux Mundi, Sampran, Nakhom Pathom. Hice los votos perpetuos el 18 de marzo de 2017, en Ban Betharram, Chiangmai. Descubrí mi vocación cuando frecuentaba la escuela primaria en mi pueblo, Ban Hoay Hoi, mientras el párroco hacía una visita en el lugar. Esa visita me conmovió profundamente y mi padre me preguntó: “Hijo mío, ¿no quieres ser sacerdote?” En esa época ni sabía lo que quería decir ser sacerdote, pero mi padre me llevó a ver al párroco, el P. Caset, misionero betharramita. Cuando lo vi celebrando la Eucaristía, quedé muy impresionado y tan contento que en seguida le dije a mi padre que quería ser sacerdote. Al terminar la escuela primaria, el P. Caset me envió al seminario betharramita.

Allí aprendí los que era ser sacerdote. Poco a poco descubrí el estilo de vida de un religioso y el carisma de San Miguel. Estaba bien en el seminario mientras me preparaba para ser un religioso sacerdote. A lo largo de los años de formación reflexioné sobre mi vocación y aprendía a seguir a Jesús en la familia de Betharram como hijo espiritual de San Miguel Garicoits. Soy consciente de que nunca estoy solo: Dios está siempre a mi lado y me conoce mejor de cuanto me conozco yo mismo. Viviendo en la congregación, aprendí el significado del carisma y del estilo de vida. Esto alimentó mi vida espiritual e intelectual. Estoy muy agradecido a Dios, a Betharram y a todas las personas que me ayudaron en el camino hasta ahora. Estoy convencido de que hoy soy lo que Dios tenía preparadora mí.

 

Me llamo John Bosco Sommai SopaOpaad...

y vengo de la parroquia Nuestra Señora delPerpetuo Socorro, Ban Dinkhao, Maejaem, Chiang Mai. Nací el l10 de diciembre de 1985 y fui bautizado el 4 de octubre de 1998 en la parroquia de la Ascensión de Maepon, por el P. Carlos Rodríguez, misionero betharramita. Mi padre se llama Dumrong y mi madre Papho SopaOpaad. Soy el mayor de tres hermanos. Descubrí mi vocación a la edad de 11 años, cuando frecuentaba la escuela primaria. Recuerdo que mi madre tuvo un papel clave en mi orientación hacia el sacerdocio. Cuando era niño, varias veces me preguntaba: “Hijo mío, ¿te gustaría ser sacerdote?” “¿Quién es el sacerdote y cómo puedo hacer para ser sacerdote?”, respondía. Una vez me preguntó: “¿conoces al P. Pédebideau? yo lo admiro mucho, es un santo sacerdote, dedicado a su misión, lleva un estilo de vida simple con el entusiasmo típico de los misioneros betharramitas”. Esta breve descripción hecha por mi madre, hizo nacer en mí el deseo de ser sacerdote. Veía a menudo al P. Pédebideau cuando llegaba a mi pueblo caminando, con una bolsa. No se cansaba nunca de proclamar la Buena Noticia de Jesús, yendo de pueblo en pueblo, dispuesto a ir a cualquier lado,, superando dificultades, como un soldado escogido, para llevar paz y alegría como San Miguel Garicoits.

Después conocí mejor Betharram, gracias al P Prasit Kunu, un religioso Redentorista que era mi párroco, en esa época. Al finalizar la escuela primaria, mi madre le pidió que encontrara un lugar para mí, en el seminario. El P. Prasit me envió al centro de Maepon en 1998. Allí pude ver y apreciar mejor el estilo e vida de los misioneros betharramitas.

Me impresionó favorablemente su vida comunitaria y su entusiasmo en la vivencia de la espiritualidad de San Miguel, nuestro fundador. Agradezco muchísimo al Señor por su inmenso amor y su atención para conmigo. Pude experimentar la protección de Dios presente en las personas y en las diversas situaciones de la vida, particularmente cuando tuve que enfrentar problemas y dificultades. Creo que Dios tiene un proyecto para mí, en la familia de Betharram. Dios me hizo sorpresas y hoy también continúan obrando cosas maravillosas en mi vida. Hice lo mejor que pude para entender mi papel en el proyecto de Dios. Me gusta subir a la cumbre de la montaña, como San Miguel, para encontrar la voluntad de Dios, para sentir su presencia en el mundo y en las personas que encuentro en mi vida de todos los días.

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