Hasta el Capítulo General

El nombre con que se bautizó la pequeña ciudad de San Bernardino no tiene relación con el santo, sino con el presidente Bernardino Caballero que gobernaba Paraguay el 24 de agosto 1881, fecha oficial de fundación de la ciudad. El pequeño pueblo fue fundado por unos colonos alemanes, algunos años después de la grande guerra de la triple Alianza.

Muchas simpáticas leyendas rodean los orígenes de San Bernardino. Nuestro querido p. Alonso recopiló algunos de estos cuentos en el libro: San Bernardino, sus leyendas y su historia, Asunción 1996. Conservamos un ejemplar en la biblioteca del Colegio san José.

Hay un mito que habla de dos hermanos que serían los antepasados de la raza guaraní: Amarasó y Paraguá. Este último se ubicó cerca del manantial Tupa-Icua y comenzó ahí la construcción de un pueblo, que sería la admiración de la época. Hay que precisar que los dos hermanos habían sobrevivido a la ciudad sumergida de Atlántida. Justamente el recuerdo de esta ciudad metió en la cabeza de Paragúa la obsesión de cavar un profundo pozo donde encontrar la sustancia amarillenta capaz de alumbrar las noches de este hermoso lugar. Pero solo consiguió que las aguas del manantial se volvieran turbias y comenzaran a bullir, día y noche hasta sumergir todo el pueblo.

Efectivamente parece que antes del lago existía algún poblado. El mismo p. Alonso, en uno de sus paseos a caballo, estando de campamento en nuestro terreno al borde del lago, encontró restos de lo que la gente creía ser un cementerio indígena. Esto fue el 11 de enero de 1946, descubrimiento publicado en el diario de la época, “La Tribuna”. No todos los historiadores están de acuerdo que se trate de un cementerio indígena, pero sí que el lindo lago, que ahora observamos, no siempre existió. Un tiempo fue una laguna, o un esteral, poblado ciertamente por poblaciones autóctonas. Fue el Dictador José Gaspar Rodríguez de Francia (gobernó con poderes absolutos desde 1814 a 1840, aquel que expulsó de Paraguay a todos los sacerdotes y religiosos que no quisieron jurar obediencia y sumisión al Dictador), a él se le ocurrió la idea de construir una represa donde desembocaban las aguas de la laguna y formar así un importante lago que serviría de trasporte fluvial y de hecho fue bastante utilizado, hasta que algunas sequías y varios accidentes obligaron a suspender el servicio.

Está también la leyenda de las aguas bendecidas o conjuradas: dicen que fue Fray Bolaños, allá por el 1600, quien intervino para bendecir las aguas furiosas, que, en gran crecida, habían sumergido varios caseríos indígenas y amenazaban con inundar importantes pueblos en el valle de Pirayu. Gracias a esta intervención divina las aguas se calmaron y se trasformaron en un lago encantador. Doblemente bendecidas las aguas porque otra leyenda asegura que la Virgen de Kaacupé (santuario nacional del Paraguay) fue encontrada por un indígena en un rústico baúl que flotaba sobre las aguas.

Esto es san Bernardino, que se extiende a la orilla del lago bendecido de Ypacaraí. Es considerada la ciudad veraniega por excelencia del Paraguay. Los que pueden se compraron terrenos y construyeron hermosas mansiones, donde disfrutar vacaciones, a 50 km de Asunción.

El Colegio San José tiene, a orilla del lago, un hermoso terreno, llamado campamento, donde ya en el 1940 alumnos y religiosos solían pasar semanas de vacaciones. En el 1995, cuando el campamento se desvirtuó de los objetivos queridos por la Congregación, tal campamento fue prohibido, aún-que sigue organizándose en otros lugares, porque los alumnos están convencidos que el espíritu sanjosiano se lo deben al famoso campamento.

Otro terreno que la Congregación posee es donde se desarrollará el Capítulo General: unas 40 hectáreas fueron donadas por el ilustre bienhechor Lloret. Casi la totalidad del terreno fue urbanizado y vendido; se había conservado una antigua casa colonial, donde durante mucho tiempo se realizaron encuentros y retiros espirituales. Es la casa que se reformó y amplió, para albergar ahora a cerca de 130 huéspedes que soliciten realizar encuentros o retiros espirituales: un servicio muy requerido actualmente en Paraguay.

Bienvenidos entonces a San Bernardino, un lugar apaciguado por la bendición divina. Nuestra casa, dedicada al Sagrado Corazón espera ofrecerle una experiencia inolvidable y ojalá provechosa para el futuro de la Congregación.

Tobia Sosio scj

Paraguay | Marzo de 2017

La prensa internacional se hizo eco de los hechos de violencia acontecidos últimamente en Paraguay.
Fue realmente una noche de terror, con imágenes de represión policial totalmente irracional que excitaron a los manifestantes, disconformes con el procedimiento utilizado por un grupo de Senadores, quienes impusieron un proyecto de enmienda de la Constitución, para favorecer la reelección presidencial, actualmente no permitida por la Carta Magna. La violenta represión, acompañada en directo por los medios televisivos, degeneró en actos de vandalismo: quema del Congreso Nacional, varios vehículos incendiados, lucha campal entre policías y manifestantes que desembocó en la muerte de un joven líder político, nuestro parroquiano de la Colmena, quien se había refugiado en el local del Partido Liberal.
El Presidente de la Nación, Horacio Cartes, intenta ahora desactivar el peligroso clima de rebeldía que se instauró en muchas ciudades del Paraguay, convocando a los principales líderes políticos para una mesa de diálogo, acompañados por el Arzobispo de Asunción. El miércoles pasado se realizó un primer intento de diálogo, con la ausencia del principal partido opositor. Lastimosamente no se hizo caso a un llamado de la Conferencia Episcopal, quien advertía, tiempo atrás, que tal proyecto de enmienda constitucional podría provocar reacciones violentas por parte de la población, cansada de la politiquería y disconforme con la permanencia en el poder y con los modos de conseguirla, al estilo de la dictadura todavía grabada en la memoria de muchos.
La paz social corre realmente peligro; será difícil callar a los manifestantes, mientras no se retire este proyecto, a toda luces inconstitucional. En todos los colegios religiosos y en las parroquias se organizan veladas de oración, para que no se desate nuevamente la violencia. Las aguas, por ahora, parecen tranquilas, como el lago de San Bernardino…. ojalá no se remuevan los pantanos que yacen en los descontentos de mucha gente.