Un mensaje del obispo de roma
Carta apostólica del Papa a todos los consagrados del 21 de noviembre de 2014
Las palabras simples y los gestos sorprendentes del papa Francisco son unas llamadas fuertes que invitan a todos los miembros de nuestra Iglesia que fue más fiel al Evangelio. ¡Releamoslos juntos!
Para inaugurar esta rúbrica y este nuevo año, no podíamos dejar de proponerle meditar sobre las grandes líneas de la Carta apostólica del Papa a todos los consagrados con ocasión del año de la vida consagrada del 21 de noviembre de 2014.
Demos gracias juntos al Padre, que nos ha llamado a seguir a Jesús en plena adhesión a su Evangelio y en el servicio de la Iglesia, y que ha derramado en nuestros corazones el Espíritu Santo que nos da alegría y nos hace testimoniar al mundo su amor y su misericordia.
Objetivos:
1. El primer objetivo es mirar al pasado con gratitud.
2. Este Año nos llama también a vivir el presente con pasión.
3. Abrazar el futuro con esperanza quiere ser el tercer objetivo de este Año.
¿Qué espero en particular de este Año de gracia de la Vida Consagrada?
1. Que sea siempre verdad lo que dije una vez: «Donde hay religiosos hay alegría».
2. Espero que «despertéis al mundo», porque la nota que caracteriza la vida consagrada es la profecía.
3. que la «espiritualidad de comunión» se haga realidad.
4. lo que pido a todos los miembros de la Iglesia: salir de sí mismos para ir a las periferias existenciales.
5. que toda forma de vida consagrada se pregunte sobre lo que Dios y la humanidad de hoy piden.
Con esta carta me dirijo, además de a las personas consagradas,
1. a los laicos que comparten con ellas ideales, espíritu y misión.
2. a todo el pueblo cristiano, para que tome conciencia cada vez más del don de tantos consagrados y consagradas, herederos de grandes santos que han fraguado la historia del cristianismo.
3. a las personas consagradas y a los miembros de las fraternidades y comunidades pertenecientes a Iglesias de tradición diferente a la católica.
4. A otras expresiones de fraternidad religiosa (que) existen también en todas las grandes religiones: para el diálogo inter-monástico entre la Iglesia Católica y algunas de las grandes tradiciones religiosas.
5. Por último, me dirijo a mis hermanos en el episcopado… Invito a los Pastores de las Iglesias particulares a una solicitud especial para promover en sus comunidades los distintos carismas, sean históricos, sean carismas nuevos, sosteniendo, animando, ayudando en el discernimiento, haciéndose cercanos con ternura y amor a las situaciones de dolor y debilidad en las que puedan encontrarse algunos consagrados y, en especial, iluminando con su enseñanza al Pueblo de Dios el valor de la vida consagrada, para hacer brillar su belleza y santidad en la Iglesia.
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