El Cuaderno Fondeville o Betharrram desde el 1790 (1)

Cuidadosamente guardado como un tesoro en los archivos de la Congregación, el “Cuaderno Fondeville” se refiere a un manuscrito firmado Pierre Simón Fondeville SCJ (1805 – 1872), en el cual el autor propone una Historia de Betharram desde la Revolución de 1790. Este documento escrito por uno de los primeros compañeros de San Miguel es una de las fuentes más importantes de la historia de Betharram en el siglo XIX y de la fundación de nuestra Congregación. Vamos a proponerles, a lo largo de este año, algunas páginas.

En Betharram, desde el siglo XIV, un devoto santuario convoca peregrinos a los pies de la Virgen. La estatua venerada aparece en España, cuando Jeanne d’Albert hizo incendiar el santuario a fines de 1569. En 1614 fue reconstruido y el obispo de Lescar llamó en 1621 a Hubert Charpentier que amplió la construcción primitiva, construyó el monasterio, erigió un calvario y fundó la Congregación de Nuestra Señora de Betharram. Sus miembros, en 1661, acabaron el santuario actual y organizaron las peregrinaciones. La Revolución vendría a confiscar sus bienes, cortar su acción y obstaculizar el culto. En 1808, después del Concordato, Mons. Loyson, obispo de Bayona, compra Bétharram.

(NB : con el símbolo ** se indican los pasajes suprimidos)

•• La Providencia, que había enviado a Francia al hombre1 para el restablecimiento del culto, envió también, por intercesión de María, al hombre que tenía que restaurar, con su prudencia, su paciencia y su caridad, la verdadera devoción a María, a Jesús Crucificado y reconducir los corazones a la fuente de la vida sobrenatural, los sacramentos. Para eso había que retomar la instrucción cristiana y eclesiástica, prohibida en el país por la revolución, había que renovar la práctica religiosa tanto de los hombres como de las mujeres en las cuatro diócesis suprimidas: Tarbes, Landes, Lascar y Oloron. •• María plantó en Betharram por 26 años, al hombre según su corazón que realizaría las obras de misericordia que había concebido para el país de su predilección. Ese hombre era el P. Procope Lasalle, sacerdote ex-doctrinario, de alrededor de 45 años ••. Era nativo de Saint-Pé (diócesis de Tarbes, administrada en aquel tiempo por el Obispo de Bayona). Tenía dos hermanos y una hermana: •• el Señor Procope Lassalle y su hermano mayor le abrazaron el Instituto de los Doctrinarios a Tarbes; su primer hermano menor, los Barnabites en Lescar; su hermana se hizo Carmelita o Dominica. En el momento de la revolución los tres hermanos fueron a esconderse en el centro de la Francia ••.

El P. Procope Lasalle, al volver del exilio en 1806 1807, fue llamado por Mons. Loyson a asumir la dirección de Betharram. Se empeñó en cumplir los deseos de Nuestra Señora y a resucitar las antiguas obras de la santa Casa, reorganizar las peregrinaciones, hacerlas dignas y útiles; crear una institución para la juventud para preparar clero en número suficiente para las cuatro diócesis. •• Todas esas obras exigían ciencia, un gran celo, una viva piedad, grandes recursos y gran constancia para su creación. Todas esas lindas cualidades habían sido reconocidas por la Autoridad diocesana en el P. Lasalle; de hecho su rara inteligencia, junto con un juicio exquisito y con una modestia seria y consistente, fue plenamente desarrollada con los estudios realizados con los Padres Benedictinos; y, más tarde, en el Noviciado de los Padres Doctrinarios, adquirió tanta amplitud de miras que fue juzgado capaz de ser profesor de retorica durante mucho tiempo para la juventud distinguida del país ••. El P. Lasalle no era un orador, pero tenía una dicción distinguida, sus palabras eran sentencias, era conocida su excelencia en el género epistolar ••. No le faltaba ciencia eclesiástica ••. A la ciencia, el P. Lasalle agregaba las costumbres austeras, pero moderadas; atraía a Betharram, primeramente lo que había de mejor en el país; las confesiones se hacían frecuentes; los peregrinos de cada día le ocupaban casi todas las mañanas ••.

Sin embargo, desde 1806, el P. Lasalle, gracias a la renta de los bienes paternos que él administraba, aumentaba su fortuna que quiso emplear, en el secreto de su gran corazón, para educar a la juventud y aliviar a los pobres de manera permanente. Por eso no dejaba de cobrar todos los años sus honorarios de Superior y de vender a su provecho los regalos que le hacían.

Creo que fue en 1808 o 1809 cuando abrió en Betharram una escuela secundaria. •• Se sabe que esta escuela adquirió una reputación honrosa ••. El P. Lasalle comenzó a prodigar su generosidad que continuó más tarde, o que, por lo menos asumió los gastos necesarios para disponer la casa de Betharram para recibir una parte del Seminario Mayor de Bayona y de Dax demasiado pequeños para recibir aspirantes de tres diócesis. •• Las construcciones se completaron en 1814 y el Seminario Mayor de Betharram se inauguró ese mismo año ••.

Ayudantes distinguidos fueron a unir sus luces y su regularidad a las del P. Lasalle ••. Esos sacerdotes, además de cumplir con celo la tarea que les había sido confiada, no dejaban de prestar ayuda con todas sus posibilidades al P. Lasalle para aumentar y organizar las peregrinaciones. ••
Pero, el 17 de febrero de 1820, la diócesis perdía su primer pastor, Mons. Loyson; al dejar esa tierra, dejaba en Betharram más que un tesoro; y este tesoro había sido él que, en 1797, lo había reunido: un joven vasco, nacido en Ibarre, de padres pobres, pero religiosos y de costumbres puros y simples, era Miguel Garicoits.

Simon Fondeville scj

Nota de la redacción 1 El Consul Bonaparte que, con el Concordato de 1801, permitió a «la religión católica, apostólica y romana [ser] libremente profesada en Francia».