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14/10/2014

Los once vicariatos de la congregación (9)

El Vicariato de Costa de Marfil

Los once vicariatos de la congregación (9)

Los raíces

Como consecuencia de la encíclica Fidei Donum del Papa Pío XII de 1957, Betharram decidió ofrecer su ayuda a las jóvenes Iglesias de África del Norte. Después de investigar un poco, el P. Jean Mateo, Superior Provincial de Francia, respondió al llamado de Mons. Emile Durrheimes sma. Obispo de la diócesis de Katiola, para abrir, en Ferkessedougou, el primer establecimiento secundario católico en el Norte de Costa de Marfil, para la formación de docentes en la enseñanza catíloca de la diócesis. En setiembre de 1959 partieron para la misión los padres Pierre Prévost, Jean Suberbielle y Pierre Monnot. En 1963, después de su primera visita, el Superior General, el P. Joseph Mirande, quedó favorablemente impresionado por esa nueva fundación : “No hay dificultades que los Padres no superen, [...] se entregan, pero es para la misión, para el obispo, por lo tanto como auxiliares, como instrumentos, según las palabras caras a San Miguel ».

En 1965, Mons Durrheimer pidió a Bétharram que tomara el relevo de los Padres Misioneros sma, en el seminario menor “San Juan” de Katiola. Durante 16 años, la congregación prestó ese servicio además de tener varias responsabilidades pastorales en la parroquia y en la diócesis.

En 1970, el P. Giovanni Trameri, nuevo Superior General, comentó: “Mons. Durrheimer quiso reafirmar su satisfacción por la buena marcha del seminario… El porcentaje de los que llegan al sacerdocio es muy bajo, pero se formaron buenos cristianos que constituyen el laicado de mañana, la Iglesia de Mañana”. En los años siguientes, sin embargo, se notan signos de desánimo: formados en el seminario medio de Yopougon, nuestros ex alumnos no dan el paso del seminario mayor y se van a la universidad para continuar sus estudios.

En 1981, a causa de muchos cambios de religiosos, surgió la pregunta si se daban las condiciones para continuar encargados del seminario. Al cabo de un verdadero discernimiento, la comunidad local renunció al seminario pero pide permanecer en la diócesis. En 1982, el nuevo obispo, Mons. Kélétigui, confió a la congregación la responsabilidad pastoral de las parroquias de Boniéré y de Dabakala, a las que se agregó, 3 años más tarde, la de Nyangourougbonon! Era un sector pastoral un poco abandonado que no atraía a nadie, por lo tanto un lugar privilegiado para Betharram que se interna en la jungla. Los religiosos de Betharram estaban contentos de vivir un cambio radical, en relación a lo que habían podido vivir en Katiola: “Lo que nos deja contentos, en primer lugar, es poder encontrarnos los tres… tres veces a la semana, para intercambiar sin límites, rezar, comer juntos, llevar una vida fraterna. Vivir juntos, es lo más importante…” Nuestros hermanos se preocupan también de ayudar a jóvenes aprendices, a desocupados, a quien no frecuenta la escuela, a trabajadores del campo, a construir más activamente su futuro.

En Dabakala, los musulmanes son conocidos como “los que rezan”. Nuestros hermanos se sienten cuestionados; deciden poner el acento sobre la oración e invitan a los jóvenes especialmente, a que vengan a compartir los momentos de oración. Pero también el compromiso de los hermanos se acentúa a nivel social y de agricultura, para intentar retener en los poblados a los jóvenes seducidos por una aventura en la Baja Costa donde fácilmente son explotados en las plantaciones de café y de cacao. Además de ser solicitada para la animación diocesana, la comunidad atiende también un hogar de jóvenes colegiales en Dabakala ofreciendo apoyo moral y asistencia escolar.

En 1987, la comunidad de Costa de Marfil se reduce a dos miembros. Para continuar, había que proponer a los jóvenes la vida religiosa betharramita. En 1988, después de la visita del Superior Provincial, el P. Firmin Bourguinat, se pensó que los tiempos estaban maduros para eso. En Boniéré, después de un primer campamento vocacional, se presentó un postulante. Pero, para la formación de jóvenes, hay que pensar en acercarse a Adidjan. Después de un primer contacto con Mons. Laurent Mandjo, éste nos confía la parroquia de San Bernardo de Adiapodoumé en la diócesis de Yopougon. El 14 de setiembre de 1993, con ocasión de la bendición de la casa de fromación ubicada frente a la parroquia, tres novicios hicieron su primera profesión religiosa.

En 1996, la celebración de bicentenrio del nacimiento de San Miguel, nos permitió hacer la invitación a los laicos, que suisieran compartir nuestra espiritualidad. Muchos respondieron favorablemente y constituyeron la “Fraternité Ne Me“ (Aquí estoy, en ébrié).

El 14 de septembre 1999, los Hermanos Koffi Kouman Gilbert et Hervé Kouamé Kouakou fueron los dos primeros africanos que pronunciaron la profesión perpetua en la Congregación. A fin de año, lamentablemente, los militares dieron un golpe de Estado que instauró un contexto político difícil.

Para lograr un día, la autosuficiencia financiera, el Betharram marfileño se lanzó, desde 1992, en la plantación agrícola (hévéa, árbol del caucho, palmas para aceite, “kolatiers”). Este trabajo agrícola puede también ser muy formador para los jóvenes. Fue así que e, 2000, la chacra pedagógica “Tshanfeto” (“levántate” en ébrié) pudo abrir sus puertas; es un centro de formación agrícola para futuros cultivadores o criadores que quieran instalarse en sus pueblos.

En agosto de 2000, tuvo lugar la primera ordenación del primer sacerdote betharramita marfileño, el P. Hervé.

Bétharram en Costa de Marfil fue delegación provincial. En 2002, el país fue nuevamente golpeado por una grave crisis política que degeneró en guerra civil. Las comunidades la enfrentaron uniéndose a la población y sosteniéndola en el momento de la prueba.

En 2007, frente al número creciente de jóvenes hermanos de África Occidental, la congregación se puso a disposición del obispo de Yamoussoucro que estuvo de acuerdo con la implantación de una nueva comunidad betharramita en la parroquia de San Félix de Sinzibo.

En 2009, la delegación provincial de Costa de Marfil se transformó en Vicariato de Costa de Marfil, perteneciente a la Región San Miguel Garicoits, feliz de festejar 50 años de presencia en costa de Marfil con una peregrinación a Ferké, Katiola, Dabakala y Boniéré.

Laurent Bacho, scj

 

Sus Presente y su Futuro... con el Padre Hervé Kouamé Kouakou scj, vicario regional

55 años después de la llegada de Betharram en Àfrica occidental, el Vicariato de Costa de Marfil cuenta, hoy, dentro de sus fronteras con once profesos perpetuos, de los cuales nueve sacerdotes, cinco profesos temporales, cuatro novicios, cinco postulantes. Hay que agregar a seis religiosos en misión en el extranjero y dos novicios en Betharram.

Las tres comunidades se distribuyen de norte a sur: Dabakala, con la parroquia de Nuestra Señora de los Pobres que atiende numerosas comunidades rurales; Yamoussoukro, con la parroquia de San Félix, en un ambiente universitario; Adiapodoumé, con la parroquia San Bernardo y la casa de formación en el gran Abidjan.

Pasemos en revista las alegrías y las penas de esta realidad en plena expansión:

Alegrías


- El 150º aniversario del nacimiento al cielo de San Miguel Garicoits se abrió con varias ordenaciones; el día de su clausura, el 28 de julio pasado, el vicariato recibió a tres nuevos sacerdotes, dos profesos perpetuos y otros tantos profesos temporales.

- Desde hace tres años, cada año el pre-postulantado da frutos, gracias al compromiso de religiosos en la formación. En este año 2014-2015, son seis los que están dando sus primeros pasos en la iniciación a la vida religiosa betharramita.

- Otro motivo de alegría es el ver a jóvenes religiosos responder “corde magno et animo volenti” a los llamados de la Región. En este momento hay cuatro religiosos del Vicariato como misioneros en África Central, uno en Tierra Santa y uno en Francia.

- La regularidad de los encuentro mensuales del Consejo de Vicariato, la fidelidad de los religiosos a las tres Asambleas Generales y al retiro anual son también motivos de alegría. Son también un signo de una linda y fuerte experiencia de colegialidad.

- También nos podemos alegrar por el trabajo serio y del constante progreso de la Chacra Pedagógica “Tsanfeto” donde trabajan varios Padres y Hermanos. En estos últimos tres años, el número de los estudiantes se ha duplicado.

- Finalmente, más allá de la respuesta que se da, es una alegría que obispos nos pidan ayuda, en el país (diócesis de Katiola) o al exterior (diócesis de Dassa, en Benin). ¿No está eso manifestando de alguna manera, un reconocimiento de la Iglesia local, en fidelidad al proyecto querido por nuestro fundador, de ser un “camp volant”?

 

dificuldades y desafíos


- En primer lugar, hay que mencionar el desafío de construir comunidades cada vez más unidas y fraternas. Los obstáculos que vienen de nosotros mismos no faltan. La voluntad de superarlos, tampoco.

- El Vicariato tiene que enfrentar el desafío de lograr una mínima autonomía económica. La dependencia de las variaciones del costo del hévéa es un verdadero dolor de cabeza. En tres años, los costos cayeron, dejando exhaustas las financias del Vicariato. Eso obliga a redoblar la creatividad para encontrar recursos alternativos, a aumentar el rigor y la claridad en la gestión, y a vivir más plenamente el compartir. Eso implica también dejarse acompañar para las cuestiones financieras apoyándose en las competencias externas.

- Se mantiene el desafío de la formación: tener religiosos preparados para la tarea, encontrar el medio para recibir, asegurar un acompañamiento continuo… La formación es un camino largo, sea para los jóvenes que para aquellos a los que corresponde discernir. Eso exige muchas energías.
- Último desafío, pero no el menor: la partida del último “Padre fundador” proveniente de Francia, el P. Laurent Bacho, nos cuestiona y nos estimula a la vez, para que conservemos y hagamos fructificar su herencia.

Este año, frente a todos los desafíos, corresponde a los religiosos de Costa de Marfil unir sus fuerzas, evitar el “chusmerío” y mirar en la misma dirección: poner en práctica el proyecto de Vicariato elaborado en 2013, que articula la misión parroquial, con un estilo betharramita y la misión educativa (en la chacra pedagógica Tsanfeto, en el campus de Dabakala o con los estudiantes de la Superior a la espera de otras evoluciones).
Para terminar, muchas gracias a la Congregación, a través de los vicariatos que participaron en la construcción de la casa de encuentro de Adiapodoumé. Fue un hermoso gesto de solidaridad y un signo de confianza en el futuro de nuestro joven Vicariato. ¡Adelante siempre!

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