Comunidades internacionales

Al final de este Año Jubilar, ¿qué nos queda? Tal vez nos queda la idea original de San Miguel que quiso, para sí y para la Congregación que estaba naciendo, que fuéramos un “camp volant” (cf. DS 233) no preocupados por “mantener las posiciones” (cf. RdV 15) sino por saber ser creativos para “responder a los llamados de los hombres, en los términos que el Papa y los Obispos tienen la misión de llevar a nuestra conciencia” (cf. RdV 17).

La formación de nuevas comunidades internacionales ¿no responde a esta perspectiva?
De la misma manera, cada región, cada Vicariato y cada comunidad están sujetos “estructuralmente” a un continuo discernimiento (cf. RdV 18). Así podremos decir que fuimos beneficiados por este Año Jubilar en honor de San Miguel que estamos concluyendo en este 14 de mayo.

El Capítulo general de 2011 en Belén pidió que se establecieran comunidades internacionales. Esto ha puesto de manifiesto el espíritu misionero que nos caracteriza tanto a nivel regional como interregional. Tengo que decir con mucha alegría que cada vez que he propuesto a un joven religioso dejar su tierra, su Vicariato o su Región, como Abraham, para ir a vivir y ejercer su misión en otra cultura, he tenido una respuesta positiva.
Como pedía el Capítulo, yo he pedido la colaboración para la comunidad de Pau a los Padres Stervin (India) y Pornchai (Tailandia) y para la de Mendelu al diácono Daví (Brasil). Todavía no se ha constituido la de Nazaret, por la complejidad de la situación política, social y eclesial de nuestras comunidades en Tierra Santa.
Pero también en las Regiones hay muchas comunidades internacionales. En la Región Beata Miriam, son internacionales las comunidades de Olton (P. Wilfred), Droitwich (P. Vincent), Great Barr (P. Mongkhon) los dos primeros de India y el tercero de Tailandia. A los tres se les ha confiado la responsabilidad de ser párrocos. Al P. Wilfred le hemos pedido también el servicio de Vicario regional del Vicariato. Esta colaboración tiene varios valores en juego: El Vicariato de Inglaterra recoge los frutos de toda su colaboración para sostener la naciente presencia de Betharram en India; El Vicariato de Inglaterra que vivía muy disperso a causa de las presencias pastorales más numerosas que sus posibilidades, se está organizando con nuevas comunidades para lo cual acaban de cerrar la presencia en Withnash; además, han podido salvar la presencia en Droitwich, que ha sido muy significativa desde el punto de vista misionero, porque somos propietarios, allí está el cementerio del Vicariato y que estaban a punto de cerrar. Hay también proyectos de intercambio de religiosos entre India y Tailandia.
Podemos decir lo mismo de la Región San Miguel Garicoits. Las comunidades de Tierra Santa siempre han sido internacionales. En Francia casi todas las comunidades son internacionales: además de Pau, hay religiosos marfilenses en Pibrac (P. Emmanuel Congo), Anglet (P. Arsène Noba), Betharram (P. François Tohonon). Esta colaboración del Vicariato de Costa de Marfil es también un modo de agradecer y compensar la colaboración en personas y en medios económicos que Francia ha tenido siempre para que la Congregación se implante en Costa de Marfil. Dos religiosos de este Vicariato, el P. Marius y el H. Gilbert, colaboran con mucha entrega en la comunidad de Saint-Michel de Bouar en Africa Central. El diácono Martial Mengué de RCA está colaborando en la comunidad de Montemurlo.

La comunidad internacional de Pau con dos hermanas del Carmelo Apostolico

En la Región P. Etchecopar se han hecho muchas experiencias de intercambio de religiosos durante la formación entre comunidades de los tres Vicariatos. Esto ha facilitado la fundación de la comunidad misionera de Montevideo-Tacuarembó con un uruguayo el P. Gavel, un italiano el P. Recalcati, un paraguayo el H. Victor y un brasilero el diácono Wagner. De esta forma se asegura la continuidad de la presencia centenaria en el colegio y en la parroquia de Montevideo y se inicia un proyecto más misionero. Hay que resaltar también la colaboración de esta región que respondió positivamente para poder formar la comunidad de Mendelu, dando desde su pobreza, con la disponibilidad y la obediencia del todavía diácono, Daví Lara.
Este proyecto no es para nada fácil de realizar a causa de la lengua, de las diferencias culturales, de formación y pastorales, además de las dificultades de las relaciones personales, que si son un problema en el propio país, se agranda con las diferencias culturales. Pero estas dificultades las han vivido siempre los misioneros de Betharram de todos los tiempos y en todos los países, es una constante. Además, no podemos pretender que el proyecto se realice mágicamente, sólo por el deseo o por la convicción de que es un camino irrenunciable. Las cosas serias y de Dios comienzan humildemente, parece que no van a ir adelante (DS.183-184), pero se desarrollan con mucha paciencia y entrega, exigen a los religiosos implicados muchas renuncias a las ideas, proyectos y aspiraciones personales para centrar su vida y su consagración en lo esencial: la experiencia del amor de Dios, manifestada en la persona de Jesús, que nos llena de alegría y nos impulsa a lograr par los demás una dicha semejante, dando a conocer ese Jesús. Éste es el lugar teológico donde los religiosos van madurando su vocación, su ministerio y su misión.
Este proyecto de las comunidades internacionales ira dando un rostro nuevo a la Congregación, que desde hace ya tiempo está pasando de ser unicultural a ser multicultural. Las comunidades de América, Tierra santa y Tailandia conservaron durante mucho tiempo un estilo francés y es normal y bueno: la mayoría de los religiosos que formaban la comunidad eran franceses o con una formación francesa. Uno no puede renunciar a lo que es personal y culturalmente. Y desde esa identidad vive, hace el bien, practica la caridad y realiza la misión adaptándose lo mejor posible.
Hoy tenemos que aceptar que la realidad sea distinta, en casi todos los vicariatos los religiosos son nativos y viven con el estilo cultural de su país. Cuando hoy le pedimos a un joven religioso integrar una comunidad en los países de vieja presencia, llegan solos con su cultura y tienen que integrarse en comunidades y misiones muy estructuradas por la tradición, la crisis secularizadora, el estilo de iglesia de convive con una sociedad marcadamente laica. No es fácil, pero tampoco imposible.
Todos tenemos que colaborar en afianzar este camino con una acogida cordial a los religiosos que han respondido generosamente con su entrega misionera. Estas comunidades internacionales están dando un nuevo rostro a nuestra familia. Son un fruto de la celebración del Jubileo de los 150 años de la muerte de nuestro Padre San Miguel Garicoits. A él tenemos que encomendar este proyecto para que responda a la renovación de la Congregación deseada por el Papa Francisco en Evangelii Gaudium, a la urgencia de la misión y a la felicidad de todos nuestros hermanos betharramitas.

Gaspar Fernández Pérez, scj
Superior General