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Gustavo 01
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14/11/2011

Noticias en Familla - 14 de noviembre de 2011


Sumario

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La palabra del Padre general

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EL CARISMA DEL CORAZÓN DE JESÉS TAMBIEN PARA LAICOS

Por San Miguel Garicoïts, el Espíritu Santo llama también a laicos a que vivan su vocación bautismal, iluminada por el carisma de la Encarnación. Compartir esta espiritualidad con los laicos que beben de la misma fuente nos lleva a todos, religiosos y laicos en la misma familia Betharramita, a enriquecernos mutuamente y a vivir mejor el dinamismo del carisma. (RdV. 3) El Capítulo general de 1999 añadió estas palabras al entonces número 2 de la Regla de Vida. Son palabras esenciales surgidas de la experiencia, de la constatación de que fieles laicos en contacto con religiosos y comunidades betharramitas en diferentes partes del mundo, se entusiasman con la espiritualidad y la misión del Sagrado Corazón y la siguen para vivir con mayor fidelidad su vida cristiana. ¡Los testimonios son muchos y hermosos!
Esto sucede también con otros carismas, lo que no quita originalidad a la experiencia compartida por nuestros hermanos religiosos con los hermanos laicos. Es sin duda una gracia de la experiencia pentecostal del Concilio Vaticano II. Cuando nuestro Padre San Miguel Garicoits fundó la Congregación los grandes agentes misioneros eran los sacerdotes y los religiosos. Es a ellos a quienes propone el carisma. Hoy las fundaciones de nuevas comunidades y movimientos proponen el carisma a sacerdotes, consagrados, matrimonios y laicos. El mismo Espíritu que origina estas nuevas realidades eclesiales, abre los tesoros de los carismas tradicionales e inspira a los fieles laicos para que se sientan atraídos por los carismas que en otro tiempo eran reservados a los consagrados.
Tenemos en común con los laicos la fe, la esperanza y la caridad; el Bautismo, la Confirmación, la Eucaristía. Tenemos también en común la comunión y la misión. Los religiosos vivimos esa vida nueva que brota del encuentro con Cristo en el Bautismo en nuestra consagración a Dios mediante los votos, en fraternidad, para poder dedicarnos con exclusiva a las cosas de Dios que es la misión. Los laicos,  viven normalmente la misma vida nueva en la comunión matrimonial y familiar, desarrollando su misión en el ejercicio de una profesión en el corazón del mundo, en sus compromisos sociales y políticos. La diversidad de vocaciones en la Iglesia no es para el enfrentamiento, sino para la complementariedad. Cada vocación necesita de las otras para ser más auténtica.
De la misma manera que el carisma de San Miguel da un colorido original a nuestra vida comunitaria, a nuestra consagración y a nuestra misión de religiosos; así también el Carisma de San Miguel Garicoits hace originales el matrimonio, la familia, la profesión y el compromiso social de nuestros hermanos laicos. De la misma manera que la consagración, la comunidad, el ministerio sacerdotal y la misión enriquecen el carisma; así también lo enriquecen la vida matrimonial, la vida familiar, la vida profesional y social de los fieles laicos.
La fe es antes que nada una vivencia personal, Dios me ama, me busca. Yo me encuentro con Jesús, lo conozco, lo amo, lo sigo, me juego por él y me comprometo a continuar con su misión. Yo varón, he conocido, encontrado, amado, a una mujer y le he entregado mi vida por amor. Yo, mujer he conocido, encontrado, amado a un varón y le he entregado mi vida por amor. Así hemos formado la pareja y la familia como un proyecto querido por Dios, donde vivimos las virtudes betharramitas: el amor, la humildad, la obediencia, la mansedumbre y la entrega. Son virtudes que se viven en la pareja, en la familia, en el trato con las personas que encuentro en el ejercicio de mi profesión y de mis compromisos sociales, como se viven en la comunidad, la consagración, el ministerio y la misión.
La originalidad carismática tanto de religiosos como de laicos tiene como fuente y secreto la experiencia personal del encuentro con Jesús que da una nueva orientación a nuestra vida, ese encuentro que se identifica con la experiencia misma de San Miguel Garicoits. Se trata de una experiencia personal, que al compartirse con otros descubrimos que puede ser también vivido en grupo o en comunidad. Este punto de partida personal es tan fundamental para los religiosos como para los laicos. No podemos tener una comunidad del Sagrado Corazón, si los componentes no han vivido la misma experiencia de San Miguel Garicoits en el noviciado y a lo largo de la formación. No podemos tener verdaderos grupos de laicos betharramitas, si cada uno de estos no ha vivido esa experiencia del encuentro con Jesús. Puede ser que todo empiece por un encuentro con una comunidad o con un grupo betharramita, pero si no se llega a la experiencia personal, la pertenencia al grupo no tendrá ni consistencia ni continuidad.
Hay dos elementos de la espiritualidad betharramita que me parecen muy adecuados para los laicos: la encarnación y la posición. El Corazón de Jesús, el Verbo encarnado vive su adoración y obediencia al Padre y su solidaridad con los hombres a quienes sirve y salva. Como Jesús, los laicos betharramitas han formado su corazón para que como el de Jesús, adore al Padre, le obedezca, cumpliendo su voluntad y se manifieste solidario con todos los hombres en un servicio desinteresado que busque el bien de cada persona.
La posición es el ámbito concreto en que se vive la doble fidelidad a la voluntad del Padre y al servicio a los hombres. La posición es limitada como consecuencia de la encarnación: Jesús nació en Belén y no en otro sitio, vivió en tiempos de Poncio Pilatos unos treinta tres años y no más y no en otro momento, vivió en Palestina y no salió de allí. Tenía sólo doce apóstoles y un grupo más numeroso de discípulos. Se relacionó con un número determinado de personas y no con todos los hombres que poblaban la tierra en aquel tiempo. Pero en los límites de esa posición practicó el amor que no tiene límites.
También los laicos betharramitas están comprometidos como Jesús a practicar el amor que no tiene límites en las posiciones limitadas: con la pareja y los hijos que le dio el Señor, con las personas que son sus compañeras de oficina, de taller, de club, de partido político, de Ong, del grupo de matrimonios, del grupo de laicos betharramitas. Y vivirlo intensamente, con sencillez, con alegría y con generosidad, convencido de que estoy donde Dios quiere, porque él lo quiere y para hacer ahí lo que él quiere, y provocando en los que viven en la misma posición las preguntas irresistibles de Paulo VI: ¿Por qué son así? ¿Por qué viven de esa manera? ¿Qué es o quién es el que los inspira? ¿Por qué están con nosotros? (E.N. 21). Al responder a estas preguntas tendrán que dar razón de su fe y de su esperanza y proclamar que son así porque el encuentro con Jesús les ha cambiado la vida. Así, casi sin quererlo Jesucristo es anunciado.

Gaspar Fernandez,SCJ

 

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nef-etchecopar.jpgEl Padre Etchecopar escribe... 

Al P. Jean Magendie, Montevideo, 3 de abril de 1892

Qué motivo puede haber más antiguo y al mismo tiempo, más nuevo y   cada vez más urgente, a no ser el de repetir nuestro lema preferido: “Somos los Hijos de santos: !Qué honor! El camino está marcado; los medios adecuados abundan; por eso, adelante siempre, siguiendo   a nuestro venerado Padre, con  gran espíritu, con gran  corazón”.

 

 

 


Témoignage

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BENEDICTO XVI A LOS JÓVENES: “NO OS GUARDÉIS A CRISTO PARA VOSOTROS SOLOS”

Transcribimos a continuación, una parte de la homilía que el Papa Benedicto XVI pronunció el domingo 21 de agosto de 2011, durante la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud, frente a más de un millón de jóvenes.
Un viático espiritual para todos los jóvenes de  7 a  99 años.

Queridos jóvenes, permitidme que, como Sucesor de Pedro, os invite a fortalecer esta fe que se nos ha transmitido desde los Apóstoles, a poner a Cristo, el Hijo de Dios, en el centro de vuestra vida. Pero permitidme también que os recuerde que seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir «por su cuenta» o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él.
Tener fe es apoyarse en la fe de tus hermanos, y que tu fe sirva igualmente de apoyo para la de otros. Os pido, queridos amigos, que améis a la Iglesia, que os ha engendrado en la fe, que os ha ayudado a conocer mejor a Cristo, que os ha hecho descubrir la belleza de su amor. Para el crecimiento de vuestra amistad con Cristo es fundamental reconocer la importancia de vuestra gozosa inserción en las parroquias, comunidades y movimientos, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la Palabra de Dios.
De esta amistad con Jesús nacerá también el impulso que lleva a dar testimonio de la fe en los más diversos ambientes, incluso allí donde hay rechazo o indiferencia. No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe. El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios. Pienso que vuestra presencia aquí, jóvenes venidos de los cinco continentes, es una maravillosa prueba de la fecundidad del mandato de Cristo a la Iglesia: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15). También a vosotros os incumbe la extraordinaria tarea de ser discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes y, vislumbrando en sus corazones la posibilidad de valores más auténticos, no se dejan seducir por las falsas promesas de un estilo de vida sin Dios.

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LOS JÓVENES "DE MADRID" NOS CUENTAN...

nef-111109.png Siguiendo lo que el H. Andrew Athit Niyomtham nos había contado sobre su experiencia en  lanef-111110.jpg JMJ de Madrid (cf. NEF n. 64, 14 de octubre 2011, pag.10), hemos recibido muchos testimonios sobre la misma experiencia. El eco que la JMJ de Madrid ha tenido a nivel mundial ha sido remarcable. Queremos dar la palabra a los jóvenes que, cercanos a la espiritualidad betharramita, quisieron compartirnos su experiencia de vida y de fe. ¿Puede servir de “entrenamiento” para una participación “betharramita” en la próxima JMJ de Río de Janeiro?

? Lnef-111107.jpga JMJ de Madrid para mí fue algo paradójico y magnífico al mismo tiempo. La belleza de esta experiencia, de hecho, estaba en la incomodidad y en lo imprevisto. Conocía muy bien la ciudad, porque había vivido allí hace poco, por un año y me encontré haciendo el enésimo viaje a Madrid, pero no demorando las normales dos horas de avión para llegar, sino dos días entre el ómnibus Roma-Civitavecchia, de allí en barco hasta Barcelona para tomar otro ómnibus hasta Madrid. Todo, para ir a ver al Papa que, estando en Roma, podía ver siempre en San Pedro.
Yo mismo me preguntaba qué sentido tenía una cosa semejante. Y bien: esto me permitió vivir esta experiencia como una verdadera peregrinación en comunión con muchos otros jóvenes.
Las cosas más preciosas de este viaje fueron los desaciertos, lo inesperado y lo que, en el primer momento, me desorientaron. Por otro lado, también María fue desestabilizada en su fe, en la anunciación. Partir en barco, como para huir de los esquemas normales, el mar de mis costumbres y de mi rutina para atravesar y desafiar me hicieron entender que me estaba encontrando en un momento importante de mi vida, en un momento de arranque. Mi padre espiritual me dijo que el mar representa el enigma, el límite y que mucha gente se viaja mucho, pero nunca se encara el mar verdadero. Se parte, pero no parte de verdad; se permanece estancado. Más allá del mar está Dios que te espera. Yo, con o sin ganas, confié y fue lindísimo.
Llegamos finalmente a Madrid a las tres de la madrugada, entré a la Feria de Madrid con los otros muchachos de la parroquia y nos llevaron a una especia de pabellón enorme, tipo hangar, con algunos miles de muchachos, todos acostados en catres, durmiendo y, cuando nos dijeron que teníamos que instalarnos allí, sinceramente pensé que era una broma; me esperaba un alojamiento en cuartos o algo parecido. Sin embargo, esta novedad, no sólo fue la ocasión para aprender a adaptarme, sino también para sentirme parte de una comunidad más amplia, de un proyecto. Éramos todos italianos, en ese pabellón, y me sentí orgulloso de ser parte de una Italia católica y activa.
Los días eran largos, calurosos e intensos, pero la alegría en el corazón era grande. Me sentía parte de una nueva oleada de evangelización en una ciudad y en un país como España que tanto lo necesita, hoy. Los peregrinos de todo el mundo estaban siempre sonriendo y llenos de alegría y este fue, creo, el mejor testimonio del amor de Cristo; los frutos del Espíritu estaban visibles en sus rostros. Nadie perdió la paciencia y la alegría, ni siquiera cuando el aguacero improviso que inundó la vigilia conclusiva de la JMJ o por la incomodidad de dormir entre cortinas y cartones en la explanada de Cuatro Vientos. De hecho, no está bien quien está cómodo, sino quien está bien por  dentro.
Muy significativo, de hecho, fue el lema de la jornada mundial: “Enraizados y edificados en Cristo, firmes en la fe” lo que me invitó a arrancar las raíces malas en mi vida y reconstruirla sobre lo que realmente vale y es constructivo, para estar firme y apoyarme en la certeza que es Dios, huyendo de las componendas y el sincretismo de los Colosenses. Esta jornada mundial de la juventud fue el lugar de una opción definitiva de vida: la opción por la Vida, es decir, Jesús.
Y es por eso que quiero lanzar un llamado a los jóvenes, especialmente a los que todavía no conocieron al Señor, con las palabras del Santo Padre: Queridos jóvenes, enraizados en Cristo pueden vivir plenamente lo que son.

Umberto La Morgia - ITALIA
 

 

nef-111108.jpg? Se dice que no hay que tener nunca grandes expectativas por algo, porque podemos quedar decepcionados. Realmente eso no se aplica a la JMJ, porque, desde el momento que supe que iba a ir, me llené de expectativas y realmente la experiencia superó ampliamente mis esperanzas. Estoy seguro que la jornada marcó de manera indeleble, un antes y un después en el camino espiritual de los que participaron del acontecimiento.
Estuve muy contento al llegar al lugar y ver a 2 millones de personas reunidas con el mismo objetivo, personas que, aún siendo de etnias diferentes, hablaban mi mismo idioma (el idioma del alma). En este sentido se notó mucho la presencia del Espíritu Santo en las personas. Me entusiasmaron los mensajes del Santo Padre; fue muy paterno, en sus discursos, siempre se dirigió a nosotros diciendo “Queridos amigos”.

 Santiago Campos Cervera - PARAGUAY

 

nef-111108.jpg? A lo largo de las Jornadas Mundiales de la Juventud muchas son las cosas que no pueden ser explicadas. Hay que estar allí, para entenderlas, la energía y la alegría que se siente son inexplicables, sólo Dios puede ser su origen. En cuanto caminaba por las calles, vi a jóvenes que ve- nían de distintos países del mundo, todos vestidos de la misma manera, con la misma fe, cantando las mismas canciones, rezando con las mismas oraciones en distintas lenguas, todos con el mismo objetivo y el mismo lema en la mente, el que fue propuesto por la JMJ: “enraizados y fundados en Cristo, firmes en la fe”.

 Jimena Irún - PARAGUAY 

 

nef-111108.jpg? No imaginaba que la JMJ sería tan única, tan personal y al mismo tiempo, que viviría ese amor que Jesús da a todos en una comunidad integrada por personas de diversas razas y culturas, viniendo de diversas partes del mundo. Constatar que esta no es una cuestión puramente teórica aprendida en la catequesis y que, a través de la experiencia del grupo FVD, pude experimentar con mi comunidad: Jesús te ama, Él Los ama y yo soy un milagro de Amor infinito. Es una realidad y por eso, Él te llama... Y quiere que seamos testigos de este Amor Verdadero.
El Papa, en la vigilia, dijo: “Dios nos ama. Esta es la gran verdad de nuestra vida y que da sentido a todo lo demás. No somos fruto del acaso o de la irracionalidad, sino que en el origen de nuestra existencia hay un proyecto de amor de Dios. Permanecer en su amor significa, entonces, vivir enraizados en la fe, porque la fe no es la simple aceptación de algunas verdades abstractas, sino una relación íntima con Cristo, que nos lleva a abrir nuestro corazón a ese misterio de amor y a vivir como persona que se reconocen como amadas por Dios.
Si permanecen en el amor de Cristo, enraizados en la fe, van a encontrar, aún entre contrariedades y sufrimientos, la fuente del gozo y de la felicidad. La fe no se opone a sus ideales más altos, al contrario, los eleva y los perfecciona. Queridos jóvenes, no se conformen con nada menos que la Verdad y el Amor, no se conformen con nada menos que Cristo
”. ¡Qué lindas palabras del Santo Padre! Personalmente, hoy puedo decir que no creo sólo en lo que veo. Más bien, como dijo el Papa: “la fe no es simplemente aceptación de verdades abstractas”. Mi fe es ahora esta íntima relación que abrió mi corazón, en esta Jornada y que lo que vi era algo real, algo tangible, esta gracia de Dios, este Amor que conquistó a todos esos jóvenes presentes. No era la única. Ahora lo sé, más que nunca, porque lo viví.

 Sofía Giménez Irún - PARAGUAY

 

nef-111111.jpg? Cuando tuve la posibilidad de expresar la extraordinaria fuerza de la JMJ de Madrid, más de dos millones de personas que siguen el camino de la cruz, que adoran la eucaristía, que asisten a la misa con el Papa en armoniosa unidad, recibí una nueva fuerza y un nuevo ánimo para llevar adelante la misión evangelizadora de la Iglesia, también en Maetawar, una zona donde los católicos son todavía una pequeña minoría.
Tuvimos la posibilidad de entrar en contacto con comunidades cristianas de antigua tradición, como Francia y España. Muchos jóvenes quedaron impresionados y pudieron darse cuenta de cuánto la fe está enraizada en el corazón de la gente. Cuando miramos a nuestra misión, en un país que llegó a la fe sólo hace 50 años, nos sentimos animados a mantener viva la fe cristiana en el tiempo.
Lourdes y Betharram (Francia) son lugares de peregrinación. Personalmente aprecié mucho esta experiencia, tal vez por ser mi primera visita al lugar del nacimiento de nuestra Congregación después de mi ordenación, hace 7 años. Siempre fue un sueño, para mí, visitar esos lugares. Pero la razón más fuerte está en el hecho de que Betharram y Lourdes muestran una Igleisa viva, hoy todavía: personas de todo el mundo vienen en peregrinación a pedir ayuda a la Virgen y todos, como yo, reciben respuestas y ánimo para sus vidas.

 P. Phairote Nochatchawan - THAILANDIA

 


Testimonio

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SARRANCE, EL PASO DEL TESTIGO

El Vicario Regional de Francia-España nos cuenta el paso de la responsa-bilidad de la animación del Santuario de Sarrance a los religiosos Premonstratenses que sucedió el 4 de septiembre pasado.

Sarrance es un santuario del Valle d’Aspe que merece una visita, con un monasterio cuyo claustro es lindo y típico. Es un pueblo junto a la subida del Somport, conocido por los ciclistas del Tour de France.
Desde el siglo XIX ese santuario es animado por los religiosos de Betharram. Esto para decir cuánto Betharram está ligado a ese lugar. Y ¿cómo no hablar del compromiso de todos los religiosos que ejercieron allí su ministerio, hacia los cuales muchos parroquianos de Sarrance sienten una gran gratitud? Desde hace unos diez años el P. Joseph Domecq garantizaba la animación de ese santuario con mucho esfuerzo y  energía.
El monasterio junto al santuario acoge peregrinos de Santiago y grupos para períodos de reflexión, de escaladas a la montaña o para esquiar. El vicariato, en su reflexión sobre el futuro de las comunidades, optó por dejar Sarrance y entregar la posta. Por eso, el monasterio fue puesto en venta. El negocio se hizo en la primavera de 2011. Y de ahora en adelante será la comunidad de los Premonstratenses quien animará ese santuario.
El domingo 4 de setiembre, con ocasión de la fiesta de N. Sra. de Sarrance, el Obispo de Bayona, Mons. Marc Aillet, presidió la peregrinación. La iglesia estaba llena de peregrinos venidos de todo el valle d’Aspe y de otros lados. Fue la ocasión para entregar a la comunidad de los Premonstratenses y para que el P. Domec dijera gracias y se despidiera. La celebración eucarística fue un momento intenso de fervor y de fe. Se leía la emoción en los rostros de los parroquianos, cuando el P. Joseph Domecq les dijo adiós con palabras muy sentidas y sin vueltas: el lugar es lindo, es verdad, pero hay que vivir allí, durante el largo período del invierno.
La celebración terminó con un vino de honor. Ojalá la nueva comunidad de los Premonstratenses pueda recibir a todos los que vengan a rezarle a Nuestra Señora de Sarrance.

Jean Dominique Delgue SCJ

 



5 minutos con...

el Padre Jiraphat

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Del 10 al 25 de octubre, el P. Jiraphat Raksikhao y el P. Jean-Luc Morin recorrieron el Vietnam de norte a sur en vista a una posible apertura.
Desde el Capítulo General de Belén,  toda la Congregación  se comprometió en este proyecto, nacido desde el llamado de un joven candidato de 23 años, Joseph Van Tuan. Hacemos una puesta a punto de la situación con aquel que es "regional  en esta experiencia", además de superior del escolasticado de Sampran y referente de los candidatos vietnamitas

Nef: Para tí es el segundo viaje a Vietnam. ¿Por qué volviste ocho meses después del tu primer encuentro con el joven aspirante vietnamita?
- En primer lugar queríamos compartir con Joseph Van Tuan nuestra felicidad y nuestro deseo de tener a un nuevo candidato betharramita en Vietnam. Pero también fuimos motivados por el deseo de conocer mejor el Vietnam, su Iglesia, la reacción de la gente después de nuestra primera visita.
Vietnam es un país magnífico, rico de bellezas naturales; hicimos la experiencia del amor de Dios a través de la hospitalidad y de la ayuda concreta de las personas que nos recibieron. Todo proyecto comienza con una pequeña semilla y después crece cada vez más por nuestro compromiso. Estoy convencido de que nuestro proyecto en Vietnam tiene futuro; pero esto exige que alguien esté dispuesto a comenzar con mucha energía y sacrificio. Aprovecho esta ocasión para agradecer al P. Jean Luc por su ánimo y generosidad y por haber depositado en mí su plena confianza al pedirme que lo acompañara en esta misión.
A lo largo de esta segunda visita al Vietnam pudimos mejorar nuestra comunicación y nuestra relación con el obispo local, con los sacerdotes y los laicos.

¿Qué fue lo que pasó entre tanto?
- Nuestro primer viaje nos llevó a conocer el Vietnam en  su conjunto. Saqué fotos de diversos aspectos de la vida en Vietnam. No habíamos dado a conocer nuestra Congregación a la gente y el gobierno comunista me daba un poco de miedo. En nuestra segunda visita, profundizamos los contactos con personas amigas dispuestas a compartir nuestro proyecto.  Todos los sacerdotes y religiosos que encontramos se mostraron receptivos y disponibles hacia nosotros. Pude también constatar que Joseph Van Tuan mejoró su inglés y profundizó en su deseo de ser betharramita.

Encontraste a Joseph Van Tuan dos veces; ¿cuál es tu impresión?
- La alegría y el calor de su recepción nos ayudó a superar la barrera que representa el idioma. Nos habló de manera franca y espontanea de su deseo de ser parte de nuestra familia; y no escondió su felicidad. Estoy orgulloso de él porque, siendo el primer candidato, está solo; pero es capaz de enfrentar las dificultades, se tiene confianza y sabe tener paciencia.

¿Crees que el estar solo es un obstáculo? ¿Cuál es su camino de formación, durante los próximos meses?
- Creo que no es fácil para él, estar solo; pero muchos amigos, en el centro donde vive, están muy dispuestos a darle su ayuda. Creo que tener un compañero sería mejor, para él. El primer paso es el de discernir el llamado de Dios a ponerse en el seguimiento de Cristo. Está el proyecto de invitarlo a una de nuestras comunidades, a Tailandia por un breve periodo, para hacer una experiencia de vida en comunidad y para practicar el inglés con los hermanos. Espero que este primer paso en la formación lo haga sentir bien en la vivencia de nuestra espiritualidad.

¿Consideras importante poner este proyecto de formación a nivel regional (Asia)?
- La cultura vietnamita y la tailandesa tienen varios aspectos en común. Es por eso que, siguiendo las orientaciones que nos dio el Consejo General, será más fácil para el vicariato de Tailandia asumir la tarea de guiar a este candidato a lo largo de su camino de formación. La presencia de Europa, con la riqueza de sus tradiciones, es vital para la realización de este proyecto, estoy dispuesto a hacer mi parte lo que haga falta. Los sacerdotes y los religiosos del lugar nos animan a abrir una comunidad en Ho Chi Minh City. Creo que hay que tomar seriamente en consideración esta propuesta.

Uno de los objetivos de esta visita era el de extender el llamado a la vida religiosa betharramita a otros jóvenes vietnamitas. ¿Cómo fueron recibidos?
- El P. Jean-Luc comenzó con un candidato y nosotros estamos muy contentos con él: lo animamos y lo apoyamos; pero tenemos que intensificar los esfuerzos para crear una comunidad. Estoy seguro de que San Miguel está contento con este proyecto y que está intercediendo por nosotros. Obispos, sacerdotes y laicos nos están ayudando de diferentes maneras para que tengamos nuevos candidatos, los formemos e infundamos en ellos nuestro carisma.

¿Cuál es tu impresión sobre el Vietnam y su Iglesia, en su conjunto?
- Me encontré con el obispo de la diócesis de Thanh Hoa en Ho Chi Minh City. Me impresionó su acogida calurosa y sus palabras cordiales; es un buen signo para el futuro. Tuvimos la posibilidad de visitar la familia de Joseph Tuan: fueron muy acogedores; nos ofrecieron te y nos convidaron a almorzar con ellos. Pude percibir sus condiciones muy modestas, pero también su gran fe. Creo que Dios está derramando sobre este país muchas bendiciones: todas las iglesias y parroquias tienen una actividad intensa. Los católicos tienen una fe profunda y la viven con mucho compromiso. Esperemos que en el futuro haya también lugar para nuestra misión, probablemente en el norte del país, ya que allá hay pocas congregaciones religiosas.

Gracias a Tuan y al aliento de los obispos, de los sacerdotes y de las religiosas, la Providencia no ha –para decirlo así – “forzado la mano” para que nos atrevamos a hacer algo en este país; el último Capítulo General confirmó esta elección. ¿Cómo juzgas el haber asumido esta responsabilidad?
- Considero que el Capítulo General tomó una decisión correcta, al apoyar este proyecto. Ahora se trata de juntar los esfuerzos. Ya sabemos cómo introducir nuestra congregación en Vietnam, con la ayuda de tantas personas. Si esta es la voluntad de Dios, vamos a realizar este proyecto. Joseph Tuan es nuestra esperanza para el futuro; voy a hacer lo mejor que pueda para acompañarlo. 

Al volver a Sampran, ¿qué es lo que consideras importante compartir con tus hermanos en Tailandia y en otros lados, para despertar su atención sobre este proyecto?
- Ya compartí este proyecto en comunidad y creo que comprendieron bien su alcance, tanto es así que algunos parecen mostrar un interés particular en prepararse para entrar en este proyecto, en el futuro. Los invité a estudiar la lengua de Vietnam. Compartí mi experiencia con el P. Tidkham, el Vicario Regional; me dio su apoyo y me animó a que continuara. Me prometió que compartiría sus ideas con los hermanos durante un encuentro comunitario. Además, muchos me pidieron que hablara de mi visita en Vietnam y siempre encontré reacciones positivas, llenas de esperanza. 



In memoriam

 Padre Miguel Angel CARDOZO

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Miguel Ángel había nacido el 2 de agosto de 1955, en el seno de una familia de auténtica vivencia cristiana.
A temprana edad, resonó en su conciencia infantil, el llamado de Dios al sacerdocio. Se jactaba de ser el monaguillo fiel y alegre en su querida parroquia “Virgen de Fátima”.
En esas horas de ingenua intimidad con Dios, brotaba de su corazón esta plegaria encendida: ¡Señor, quisiera ser sacerdote! Esta oración candorosa y transparente elevada al cielo, bajó a la tierra hecha una gratificante realidad: recibió la incomparable gracia del sacerdocio en 1984, en la familia betharramita.
Así  comienza para el P. Miguel Ángel la apasionante aventura de seguir e imitar a Jesucristo, con el anuncio alegre y esperanzador del evangelio.
El P. Miguel Ángel, con su sacerdocio, hacía renacer el gozo y el entusiasmo en la familia betharramita del Paraguay. Un entusiasmo auténtico, contagioso y digno de ponderación que nunca declinó ni por las incomprensiones, ni por avatares punzantes de la vida, ni por las tribulaciones soportadas por Cristo.
El P. Miguel Ángel tuvo el privilegio de sorprender y conocer a Jesús en su terruño natal: Belén.
En la ciudad Santa de Jerusalén realizó con éxito unos estudios bíblicos y consolidó su fe, su esperanza y su amor al Señor Jesucristo.
De regreso al Paraguay, con sus alforjas colmadas de conocimientos bíblicos, se desempeñó como guía oficial de numerosos peregrinos a la patria de Jesús. Muy pronto, sin embargo, interrumpió este magnífico apostolado porque se abatió sobre él una implacable enfermedad que lo fue acorralando por todos los flancos, hasta provocarle su prematura muerte, acaecida el 11 de octubre de 2011.

Rogelio Ramírez Cardozo  SCJ
(Tio de P. Miguel Angel)



 

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10. LAS FIESTAS DE LA BEATIFICACIÓN 

En Roma, el 14 de noviembre de 1983, el Papa Juan Pablo II recibía a los Patrriarcas latino y melkita, a sus obispos y a unos 300 fieles que habían venido a asistir a la beatificación de la Hna. María de Jesús Crucificado. El Papa retomó el sentido del acontecimiento: “Mariam es el fruto de esta Tierra Santa. En ella, todo nos habla de Jesús. En primer lugar, los lugares donde vivió, Nazareth, cerca de donde ella nació, Belén donde consumió su sacrificio, el Monte Carmelo, símbolo de la vida de oración solitaria que fue el marco de su vida religiosa. Pero sobre todo, nos acerca al Calvario ya que ella no dejó de llevar, en su vida, la Cruz de Jesús, eligiendo su nombre de crucificado. Las Bienaventuranzas encuentran en ella su plenitud. Al verla, parece escuchar a Jesús diciendo: bienaventurados los pobres, bienaventurados los humildes, bienaventurados los que sólo buscan servir, bienaventurados los mansos, bienaventurados los que hacen la paz, bienaventurados los que son perseguidos.  Toda su vida traduce una increíble familiaridad con Dios, el amor fraterno a los demás, la alegría, que son los signos evangélicos por excelencia.
Al mismo tiempo, la Hna. María de Jesús Crucificado se muestra una hija sin igual de la Iglesia. Refleja los diferentes rostros de la Iglesia griego-melkita en la que fue bautizada y criada, y de la Iglesia latina en la que fue iniciada a la vida carmelita. Fuera de su país natal se integró a las comunidades cristianas del Líbano, de Egipto, de Francia y de la India. Compartió el ardor misionero de la Iglesia, su sed de unidad, el apego a sus pastores y especialmente, al Pontífice Romano Pío IX. Porque la Iglesia tiene que estar unida en la diversidad y en la riquezas de las lenguas, de las culturas y de los ritos. Finalmente, ella que fue a menudo maltratada por los acontecimientos y por las personas, no dejó de sembrar la paz, de acercar los corazones. Quería ser “la pequeña hermana de todos” .¡Qué precioso es su ejemplo, en nuestra vida desgarrada, dividida, que se sumerge tan fácilmente en la injusticia y el odio, sin tener en cuenta los derechos de los demás para una existencia digna y serena!”
Las celebraciones fueron coronadas con un triduo en Belén; el 2 de diciembre, el Postulador de la causa, el P. Simeoni, pronunció el panegírico delante de la familia del Carmelo. El sábado tuvo lugar la ceremonia presidida por S.E. Mons. Lahhan para los fieles de rito melkita. El domingo 4 de diciembre, la clausura del triduo se realizó en la iglesia de Santa Catalina, presidida por el Patriarca Beltritti. Por la tarde, los primeros peregrinos que volvían de Roma fueron a la capilla del Carmelo. Después de haber venerado los restos de la Beata en la hermosa urna del P. Radaelli, pudieron visitar el convento, la rampa de la caída mortal de agosto de 1878, la pobre celda en el piso superior de la torre y, en el coro, el relicario que conservaba los huesos quebrados del brazo de la Hna, Mariam, causa de su muerte…
La noticia de dos curaciones extraordinarias de cáncer, en América y en Italia, por su intercesión, conmovió también los espíritus… Si la Hna. Mariam se lanzara en esa especialidad, tendría ciertamente a muchos necesitados y eso apuraría su canonización. Pero ésta está vinculada, según una profecía, a la de Pío IX, de la cual aspectos políticos complican la realización, y no podrá  ser tan pronto.

Pierre Médebielle, SCJ
Jérusalem (1983, pp. 201-239)

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