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14/12/2011

Noticias en Familia - 14 de diciembre de 2011

Sumario

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La palabra del Padre general

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LA MISÍON DE LOS RELIGIOSOS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Cuando todos nos agitábamos en un activismo pastoral, el P. Juan Craviotti scj, ya mayor y delicado de salud, pasaba el tiempo traduciendo textos de San Miguel Garicoits en el rincón de la biblioteca de Adrogué. A los horarios convenidos sus fieles choferes venían para llevarlo a confesar a Burzaco, a llevar la comunión a un enfermo, a confesar a un hombre en peligro de muerte que siempre había renegado de la Iglesia. Y si éste se le resistía, el P.Juan venía a la guardería para hacer rezar a los niños por el enfermo hasta que se rindiera a la misericordia de Dios. Modelo de misionero betharramita.

La misión no es sólo cuestión de palabras, sino de acciones, de experiencias, y de la vida que se transforma en el encuentro con el Corazón  de Jesús muerto y resucitado. El documento de Aparecida dice: En el encuentro con Cristo queremos expresar la alegría de ser discípulos del Señor y haber sido enviados con el tesoro del Evangelio. Ser cristiano no es una carga sino un don: Dios Padre nos ha bendecido en Jesucristo su Hijo, Salvador del mundo.
La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la buena noticia del amor de Dios. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros  es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer  con nuestra palabra y obras es nuestro gozo. (Apar. 28 y 29).
Estas palabras son para nosotros el eco de aquellas otras de San Miguel en el “manifiesto”: los sacerdotes de Betharram se han sentido arrastrados a consagrarse por entero mediante los votos, a la imitación de Jesús, anonadado y obediente, y a la tarea de lograr para los demás una dicha semejante. Es la misma síntesis discípulo-misionero (imitación-tarea), la misma alegría del discípulo-misionero que tiene que impactar y contagiar a los que nos ven vivir, la misma dedicación a la misma empresa.
El secreto, el fundamento, el motivo, la razón de ser, la inspiración de la misión es este:  Es en el dinamismo de nuestro amor por Cristo que la vida apostólica adquiere sentid (Art. 10). Es el amor apasionado por el Corazón de Jesús, Verbo encarnado, Hijo de Dios, sacerdote eterno, servidor del Padre celestial, el consagrado y el enviado, el misionero del Padre. Jesús se reconoce como el enviado del Padre, que a su vez envía a sus discípulos.
Como discípulos llegamos a una identificación conformadora con Jesús en toda nuestra vida y nos parecemos a él en todo, también en el dar continuidad a su misión, prolongándola a lo largo de la historia y por toda la tierra: Nuestra misión es, la prolongación del impulso del Verbo Encarnado que dice a su Padre: “Aquí estoy”, para la salvación de los hombres.  Siguiendo al Verbo Encarnado que “el Padre consagró y envió al mundo” (Jn 10, 36), también nosotros somos consagrados y enviados para ser, en el mundo, con toda nuestra vida de religiosos, signo y anuncio de Jesucristo ( art.13).
Es misión de Betharram el testimonio de vida de cada religioso y de cada comunidad, la oración personal y comunitaria, el sufrimiento y la oración de nuestros enfermos, nuestro deber de estado cumplido con responsabilidad, nuestra espiritualidad y misión compartida con los laicos, así como las tareas apostólicas propias de los proyectos pastorales en los que tomamos parte. Con humildad y confianza en la sola fuerza de la Palabra de Dios que es Jesús, porque es ella la que convierte los corazones y no nuestros discursos o nuestras estrategias pastorales, si no proceden de nuestra unión con Cristo.
Cada uno de nosotros viviendo en el amor tiene que ayudar a las personas que se encuentra a descubrir y reconocer el nombre y el rostro de Dios-Amor, presente y actuante misteriosamente, como un fermento incesante, en los corazones de todos los hombres. Para que puedan reconocerlo, amarlo, encontrarse con él, seguirlo y vivir en la alegría de ser hombres nuevos. (arts. 9 y 15). Con nuestro testimonio, que es lo que dice quiénes somos claramente, y con el anuncio de la Palabra, que es el mismo Jesús, tenemos que ayudar a las personas a encontrarse con ese Dios vivo que habita en el corazón de cada hombre. Te buscaba afuera y tú estabas dentro (S. Agustín).
Tenemos que ser un “campo volante de sacerdotes auxiliares, despojados de cualquier obra particular, que nos impulsa a ir a todas partes…”“dispuestos a correr adonde seamos llamados”. La misión recibida es responsabilidad de todos en la comunidad y se enriquece del intercambio de las experiencias misioneras (art.16). La misión no pertenece a las personas de los religiosos, nos ha sido dada, encomendada por la Iglesia a la Congregación, quien la confía a una comunidad de sus religiosos,
Por eso a los discípulos-misioneros que somos se nos pide una triple fidelidad: al Espíritu, a la Iglesia y a los hombres (art. 14). Se nos pide también colaboración con todos los miembros del Pueblo de Dios como exigencia de la comunión eclesial. Se nos pide actuar como “camp volant” por una parte en comunidad, por otra sin apegarnos a los lugares ni a las personas, libres y disponibles para salir corriendo a donde se nos necesite más.
Para mantenernos en una fidelidad creativa y el mensaje del Evangelio del Dios-amor pueda ser entendido en todas las situaciones y en todas las épocas, nos preocupamos por formarnos como “hombres disponibles, capacitados, dispuestos a correr al primer signo de los superiores”, que serán, en las manos de Dios, instrumentos dóciles para el servicio de su obra de salvación (art.19). Además, tenemos que practicar el discernimiento a todos los niveles: comunidad, consejos, asambleas de vicariato, capítulos regionales, capítulos generales. Se trata de discernir en qué medida las opciones, las orientaciones y los métodos de nuestros diferentes ministerios siguen siendo aptos para la misión que la Iglesia nos asigna (art.19), para tener la soltura que exige la dinámica de la misión.
Un ejemplo que me llama a un serio examen de conciencia. Los Compañeros de Jesús, José y María que se reúnen en nuestra Iglesia dei Miracoli de Roma son jóvenes la mayoría de ellos y en todos los ámbitos de su vida se preocupan por dar testimonio de su fe y por hablar de Jesús a las personas que encuentran, haciendo tomar conciencia a sus interlocutores del fermento incesante y discreto que hay en ellos. Dios tiene otros medios para producir ese efecto es verdad, pero si yo no tengo el coraje de testimoniar a una persona puede que no tenga otras oportunidades para descubrir el tesoro que lleva dentro. Pero la cosa no queda ahí, acercan a la persona tocada por la fuerza del Evangelio al sacerdote para que puedan encontrarse con la misericordia del Dios que los ama y los perdona. Además, se sienten acogidos en la comunidad para ser sostenidos con la oración en aquella decisión de vivir de un modo nuevo como convertidos. Creo que esto es la nueva evangelización.

Gaspar Fernandez, SCJ

 

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nef-etchecopar.jpgEl Padre Etchecopar escribe... 

A los alumnos de la Escuela N. Señora de Betharram,
Belen, 19 de diciembre de 1892

Mis queridos chicos,
Al acercarse un nuevo año, mi corazón, aunque siempre atado al de ustedes y lleno del de ustedes, siente que se multiplica la ternura y los deseos de felicidad que formula para ustedes y sus padres; estos deseos ya los deposité en el Pesebre; los deposité especialmente en la fiesta de Navidad, a los pies del divino Niño. Ustedes lo aman; la Santísima Virgen no deja de formarlos en este amor; pediré por ustedes, para que crezcan en ese amor, imitando su amor por nosotros. ¡Oh! Cómo nos ama en este Pesebre oscuro y estrecho. Cómo nos muestra su ternura, sufriendo, temblando, gimiendo, llorando por nosotros. Ofrezcámosle en agradecimiento, nuestras pequeñas penas de corazón,  nuestro trabajo, nuestra obediencia,  nuestras oraciones y nuestros buenos ejemplos. Entonces él vendrá a sus corazones como en el Pesebre a los brazos de María, de José, de los Pastores, de los Magos; y con Jesús, ! Qué felices somos!. Adiós, chicos: feliz y santo año para ustedes y  sus queridos padres. Un abrazo.

 


Testimonio

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"LUGAR" DEL NACIMIENTO DE JESÚS AYER Y HOY

No se puede vivir más de un año en “Tierra Santa”, sin considerar de otra manera el “Salto prodigioso” que hizo el Verbo de Dios al encarnarse en esta Tierra.

Tuve la suerte de ir, con algunos amigos, a Taybeh, un pueblito con mayoría de cristianos, al norte de Jerusalén, cerca de Ramallah. Las Hermanas de la Cruz de Jerusalén tienen una muy antigua casita típicamente palestina, llamada la “casa de las parábolas”. Se pueden ver, de hecho, las distintas habitaciones, y muchos objetos de la vida doméstica, del tiempo de Jesús. La Hermana que nos la hace visitar, llama nuestra atención sobre el hecho de que, contrariamente a la opinión corriente, sobre la acogida reservada a María y a José, en Belén, la frase de Lucas “porque no había lugar para ellos en la sala común” no debe entenderse como una negación de hospedaje. Porque, nos dice ella, la tradición de acogida es tal, en Palestina, que es impensable rechazar o relegar “fuera de la casa” a una mujer a punto de dar a luz. La “casa de las parábolas”, se presenta como un lugar único, elevado en relación al piso de la entrada, para ofrecer una especie de descanso, y al lado de un cuarto grande que servía de establo. La habitación común, por lo tanto, no era muy grande y, sobre todo, no podía ofrecer las condiciones mínimas de intimidad para un parto. Precisamente como gesto de acogida, le indicaron a María y a José el cuarto de al lado que servía de establo, o sea una cueva a la cual estaba arrimada la casa. Fue entonces “allí”, es decir en esas condiciones muy probablemente, de alojamiento que vino al mundo el Verbo de Dios “aquel que no juzgó conveniente ser tratado como igual a Dios, sino que, al contrario, se despojó para hacerse semejante a los hombres” (Fil 2).
En ese contexto, me impresionó más la cita de un teólogo del Centro Sèvres, que da un sentido muy concreto a la encarnación de Jesús:
“El Verbo de Dios no asumió simplemente una naturaleza humana en general… su existencia se inscribió radicalmente en un lugar y un tiempo… dentro de un pueblo determinado, Israel; se sumergió en la tradición de este pueblo… sin nunca colocarse fuera de su pueblo, sino permaneciendo como judío, “únicamente un judío” (Michel Fédou)
Desde entonces y hasta hoy, teniendo en cuenta la situación actual de los habitantes de este país -Territorio ocupado/Israel- ¿cómo liberar el espíritu de todo lo que se ve y se escucha sobre la manera de comportarse de los judíos y de los árabes hoy, y darse cuenta de hasta dónde Jesús quiso encarnarse?
Que el Verbo hecho carne vuelva otra vez “entre nosotros” para reconciliar a estos pueblos, a esas tres religiones  y a todos los hombres de este mundo…

Henri Lamasse, SCJ

 


BITONTO

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Una comunidad se cierra...

Se me pidió que preparara un artículo sobre nuestra experiencia en la Iglesia de las Pullas y sobre cómo llegamos dejar esta presencia. Me parecía fácil y acepté, pero ahora me doy cuenta de que el asunto no es tan simple. Hay que refrescar la memoria y volver atrás 23 años; fue una aventura compartida desde el comienzo, con los hermanos, Natale Re y Graziano Sala. Los tres llegamos a esta región en setiembre de 1988, por pedido del entonces arzobispo de Bari, Mons. Mariano Magrassi, que quería un testimonio de vida religiosa y comunitaria en su diócesis. La impresión fue totalmente nueva, para nosotros tres, que éramos “milaneses”, un choque con una cultura distinta y distintas tradiciones religiosas. Al comienzo, nuestro ministerio pastora se desarrolló en la parroquia de Mariotto, sede de la comunidad; a eso se agregaba la enseñanza de la religión en la escuela; después fue la inserción del P. Graziano en la pastoral juvenil diocesana y el P. Natale asumió el cargo de vicario ecónomo en las parroquias con sede vacante.
Evidentemente, el impacto con esta nueva realidad exigió una vuelta atrás completa, cambiar radicalmente nuestro modo de vivir ya consolidado. A un sacerdote anciano del lugar que me preguntaba cómo nos encontrábamos, no podía contestarle que todo estaba bien,  alguna dificultad tenía que haber. Él, sabio y con experiencia, me contestó que, para entender a las personas y el territorio, tengo que entrar en su historia, pero más que nada, amar y compartir sus tradiciones y su religiosidad. Entendimos, entonces, que teníamos que quitarnos el hábito “brianzolo” para revestirnos del local, metiéndonos en esa cultura, pero sin dejar completamente la nuestra. Creo que no miento si digo que esto fue lo que pasó. Estos veintitrés años son testigos de eso.
A pesar de alguna dificultad y de mucha nostalgia de casa, los primeros tiempos estuvieron cargados de entusiasmo y sostenidos por las frecuentes visitas de nuestros superiores y obispos acompañados de los sacerdotes de la diócesis. La inserción fue gradual, dinámica y gratificante. Los ritmos pastorales estaban enriquecidos por los de la comunidad: la oración de la mañana con las hermanas, la adoración y la concelebración de los viernes como propuesta nuestra e iniciativa para la comunidad parroquial. Los sacerdotes diocesanos respetaron y compartieron siempre esta opción, a pesar de que en los momentos fuertes del año litúrgico la pastoral exigiera nuestra ayuda. Mientras tanto, llegaron a ayudarnos primero, los Padres Romualdo Airaghi, después el recién ordenado Simone Panzeri que substituía al P. Graziano en la pastoral juvenil. Con el tiempo, el obispo nos fue confiando nuevos cargos; particularmente se agregó la nueva apertura de la parroquia del Santísimo Sacramento, en las afueras de Bitonto; fue una opción significativa, para nosotros, a nivel pastoral, pero sobre todo, que respondía a las necesidades de la Iglesia local. Lamentablemente, la separación de la comunidad religiosa, sea por los ritmos exigidos por la pastoral, sea por la distancia física entre las localidades de Bitonto y Mariotto, trajo como consecuencia, el debilitamiento de la vida común. La comunidad (no por mala voluntad de sus miembros) ya no podía mantener sus ritmos característicos y, aun conservando algunos momentos comunitarios, se sintió falta de los momentos de los viernes y el compartir de las grandes fiestas.
Al prolongarse la situación, fue madurando la idea de un nuevo arreglo. Fue así que en 2009, la parroquia de Mariotto, después del cambio de quien escribe de párroco a Vicario de Italia-Sur, se encontró sin personal; de ahí un cierre, muy sufrido por los parroquianos que sentían la partida de una comunidad que, a su vez, había aprendido a quererlos. Sin ser pesimista, pero con la intuición típica de la sabiduría popular, la gente leía en esa partida el comienzo de una decadencia que dejaba prever opciones similares en el futuro. Efectivamente, este año de 2011, pasó lo mismo con la parroquia de Bitonto. Los Padres que la fundaron, al ser llamados a otras tareas, ya no pueden ser substituidos por un motivo muy simple: la falta de vocaciones ya no permite que se mantengan todas las obras. A pesar de la insistencia y del disgusto declarado del actual arzobispo, Mons. Francisco Cacucci, que suplicaba que reflexionáramos adecuadamente antes de dejar una realidad que marchaba bien, a pesar del cariño, la estima y la fraternidad de los sacerdotes diocesanos, no tuvimos otra opción. Lo que nos parte el corazón es que esta situación da la impresión de un batallón en retirada: los betharramitas dejan el sur que, hace apenas veinte años, había sido presentado como una opción significativa para una congregación que, hasta ese momento, estaba radicada casi solo en el norte… Pero, a decir verdad, estamos muy agradecidos a todos por la fuerte experiencia que hicimos en esa Iglesia de Bari-Bitonto; nuestras vidas quedaron fuertemente marcadas y enriquecidas. Estamos agradecidos a los obispos, a los sacerdotes que nos apreciaron y rodearon de cariño y de amistad, pero sobre todo, estamos agradecidos a las dos comunidades parroquiales que supieron recibirnos y amar, aceptando nuestra diversidad. Por último, un agradecimiento también a la Providencia que nos guió en esta aventura maravillosa en tierra de las Pullas.

Aldo Nespoli, SCJ

(Artículo sacado de la revista del Vicariato de Italia “Presencia Betharramita” n.4 – diciembre de 2011)


HOJAI

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... Y otra se abre

La invitación para asumir la misión de Hojai nos llegó de parte de Thomas Menamparambil, Arzobispo emérito de Guwahati, capital del estado De Assam que, como tantos otros obispos del norte de la India, es originario del Kerala, al sur de la India.
Hojai, en Assam, es una ciudad árida y polvorienta, con una población de unos 36.000 habitantes, en su mayoría musulmana. Pequeñas industrias livianas, incluyendo una fábrica de perfumes, y la agricultura son los principales recursos de una población pobre pero llena de confianza en sí misma.
A pesar de ser una de las más antiguas misiones de la diócesis de Guwahati, la comunidad cristiana en la ciudad es pequeña por la predominancia musulmana.
El P. Shaju fue pionero aquí, hace dos años; visitaba los poblados cercanos de Bodos y de Garos guiado, en su misión, por las Religiosas del Sagrado Corazón. Esta localidad está muy en el interior del “cinturón tribal” de la India Septentrional, donde mucha gente tiene más afinidad étnica con las poblaciones de Myanmar, de China y de Tailandia que con las poblaciones Dravídicas y Ariana del sub- continente indiano. Son estas poblaciones tribales las que constituyen la cada vez más la creciente comunidad cristiana de Assam.
En octubre constituimos una nueva comunidad en Hojai, guiados por el P. Subesh que, por el momento, es ayudado por el P. Wilfred. Próximamente, la comunidad será constituida por el P. Subesh, el P. Pascal, el P. Vincent y el hno. José Kumar. Por el momento, nuestros tres novicios (Justin, Edwin y Vino) están en Hojai para la inserción pastoral prevista en el noviciado; además, la comunidad va a recibir, eventualmente, a nuestros jóvenes para la experiencia pastoral de verano.
En el mismo campus están una escuela secundaria de 1.000 alumnos, dos conventos, una escuela profesional para chicas y hospedajes para muchachos y chicas. Los alumnos del curso de día son sobre todo musulmanes que vienen de la ciudad, mientras que los internos vienen sobre todo de los poblados tribales. A todos les gusta mucho frecuentar nuestra escuela que goza de buena reputación de enseñanza académica y de valores en comparación con el nivel normal.
Cuando llegó nuestra comunidad, había alguna dificultad en la gestión de la casa de los varones; pero, gracias al fantástico trabajo del P. Wilfred, del P. Subesh y de los tres novicios que fueron como el Buen Pastor hubo una sensible mejoría.
A causa de la dificultad en constituir una comunidad cristiana en Hojai, los sacerdotes diocesanos no estaban particularmente interesados en esta misión, pero, fieles a nuestro carisma, la hemos aceptado como un llamado de Dios, que no nos dejará faltar su bendición, con tal de que demos un fiel testimonio del Amor del Corazón de Jesús.

Austin Hughes, SCJ

 



5 minutos con ...

el Hermano Emile Garat

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Du 10 au 25 octobre dernier, le P. Jiraphat Raksikhao et le P. Jean-Luc Morin ont parcouru le Vietnam du nord au sud. Depuis le Chapitre général de Bethléem, c’est toute la Congrégation qui s’engage derrière ce projet. D’où l’intérêt de faire le point avec le « régional de l’étape », supérieur du scolasticat de Sampran et référent pour les candidats vietnamiens.

Nef: Hace unos meses, pediste poder beneficiarte de un año sabático. ¿Cómo surgió ese deseo? ¿Cansancio? ¿Desánimo? ¿Necesidad de renovación? ¿Necesidad de un cambio?
- En primer lugar, nunca pedí hacer un año sabático; fue el Vicario de Francia con su consejo quien me lo propuso. Hace veinte años que hice mis votos y, desde entonces, nunca tomé un tiempo para mí. Cuando me hicieron la propuesta, no sentía el deseo de vivir este tiempo, y dije que sí, ya que mis hermanos me lo proponí- an. La propuesta que me hizo mi Vicario consistía en vivir tres meses en Italia, un mes de retiro ignaciano en enero y el resto del año en África Central. Fui yo quien pedió que me hicieran propuestas. Puede ser que les haya parecido que necesitaba un cambio, una renovación, a causa del cansancio o de la rutina, pero fueron ellos que sintieron eso, no yo.

¿Cómo está siendo organizado este año? ¿Tienes deseos, proyectos, objetivos precisos? ¿Qué esperas?
- Como dije antes, la organización se está haciendo; ¿deseos, proyectos, objetivos? Nada concreto; solamente el deseo de vivir profundamente lo que se me ofrece que viva este año. Tomarme tiempo para leer, descubrir lo que viven mis hermanos en su misión. Voy a tratar de vivirlo lo más sencillamente posible, quedándome en mi lugar.

Residirás durante tres meses en la comunidad de Monteporzio, que está comprometida, desde hace años, en una obra importante al servicio de personas enfermas de sida, una de las causas de grandes pobrezas, hoy en día. ¿Cuáles son tus tareas en esta comunidad?
- Hace ya dos meses que estoy en esta comunidad. Fui bien recibido tanto por los hermanos de la comunidad como por los empleados y los voluntarios. Aquí es como una familia: antes que nada, vivir la fraternidad, una vida simple, siempre dando una mano. La casa es grande y hay mucho que hacer. Cada uno con sus dones, y me puse a disposición para trabajar en lo que podía. Estoy pintando y eso me satisface porque estoy sirviendo al bien común de la comunidad y de los hermanos.

Desde que llegaste ¿qué fue lo que más te impresionó en la vida de esta comunidad?
-Lo que más me impresionó es ver cómo esta misión exige una verdadera disponibilidad hacia los residentes en el acompañamiento de los enfermos en su día a día. Hay una vida simple y feliz, gracias a una regla de vida común puesta en práctica y que exige respeto, benevolencia y cada uno encuentra su lugar. Un trabajo de cuidado en escuchar a cada uno, es lo primordial. La comunidad de los Padres tiene también su lugar de vida en la casa con sus tiempos de oración y de compartir, alrededor de una comida juntos, una vez por semana.

Betharram, 7 de setiembre de 1991, hace veinte años, pronunciabas tus primeros votos de profesión religiosa. ¿Cómo nació tu vocación de religioso betharramita? ¿Veinte años después, qué ha cambiado, evolucionado?
- Mi vocación nació a la edad de 11 años, gracias a un sacerdote que vino a mi parroquia para hablar de su misión en África. Había preguntado si alguien de nosotros estaría dispuesto a dar su vida por Dios. Y bien, en mi corazón eso hizo “clic” ¿porqué no yo? Poco a poco, eso maduró y sabía que no quería estar en una casa parroquial solito. De ahí la búsqueda de una congregación, una familia, y le tocó a Betharram. Ya lo conocía por mi tío y padrino, el P. Émile Garat, y encontré una familia que respiraba la alegría de vivir y, sobre todo, la sencillez.

Podría confiarnos algunos momentos fuertes, felices o difíciles, algunos episodios que marcaron esta parte de tu vida?
- Diría dos momentos fuertes: la experiencia vivida en Fermanoir, en Burdeos, con el P. Jean Couret, durante mi formación. Un tiempo rico, en medio de una ciudad con tantas etnias y la experiencia en el mundo del trabajo. Una comunidad de vida religiosa, presente en esta ciudad.
Otro momento fuerte, los encuentros de jóvenes religiosos, organizados por la Congregación especialmente en Tierra Santa. Tiempos de encuentros, de reflexión, de oración, especialmente de conocimiento mutuo.
A decir la verdad, no sabría qué decir sobre dificultades, tal vez el cierre de comunidades en el vicariato de Francia, a causa del número de religiosos que nos dejaron para la otra orilla.

¿Qué ministerios te fueron confiados?
- En particular el mundo de los jóvenes a través de la Capellanía de la Enseñanza Pública, la Juventud Obrera Cristiana, el Movimiento Eucarístico de los Jóvenes, un poco de Escultismo. Me empeñé también en la animación en la parroquia, especialmente acompañando a los catecúmenos adultos.

Creo que viviste algunos años en Limoges. ¿Qué piensas del cierre reciente de esa comunidad?
- No puedo decir que me alegro por el cierre, viví allí 14 años y fui feliz. Fue allí donde hice los primeros pasos después de los años de formación. Le debo mucho a esa diócesis que me permitió vivir muchos momentos fuertes. Pero también fui yo quien dio su disponibilidad, hace cuatro años a la provincia porque creo que no tenemos que permanecer años en la misma comunidad o diócesis. En primer lugar, tenemos que permanecer disponibles a nuestra familia. 

Muchas veces te comprometiste en el acompañamiento de grupos de jóvenes. ¿Es un ministerio que te atrae particularmente? Si sí, ¿porqué? El testimonio de los jóvenes, en Madrid (nef Octubre) ¿cómo repercutió en tí?
-Me comprometí allí donde me enviaron, porque eso es responder a las propuestas hechas por mis superiores que discernieron lo mejor para mí. Tuve siempre la alegrí-a de integrarme fácilmente, allí donde estuve. Por eso, el mundo de los jóvenes fue más a menudo mi campo de misión. Son al mismo tiempo ricos y desconcertantes, a veces. Su búsqueda por construir una vida que les parece que ya no dominan en una sociedad que cambia a gran velocidad. Miedos, dudas que tienen que ver también con su vida espiritual. Falta de puntos de referencia para muchos. Fui testigo de eso, muchas veces. Sin embargo, nuestro fundador decía siempre: “Antes que nada, ámenlos como son”. Y es lo que siempre quise poner en evidencia, en el acompañamiento. Por lo que se refiere a la JMJ, es siempre un tiempo fuerte, para ellos, pero el problema es siempre el mismo: ¿cómo continuar, de una JMJ a la otra, el acompañamiento? La rutina viene galopando. Yo soy partidario de los pequeños grupos, como Jóvenes en Camino que existe en la región de Betharram, con un equipo de adultos que acompañan según su disponibilidad. Necesitan adultos que crean en ellos y que vivan el “estar con”.

Como Religioso Hermano, ¿qué testimonio de vida quisieras transmitir?
- Estar en mi lugar, siendo pequeño, constante y siempre contento. El religioso-hermano tiene tanto lugar como el  religioso-sacerdote porque todos elegimos libremente vivir como hermanos, por nuestros votos en una misma familia con sus alegrías y sus dificultades. Mi mayor deseo sería continuar viviendo cada vez con más fuerza y autenticidad la fraternidad, la disponibilidad, la sencillez entre nosotros, para testimoniar al mundo que la vida religiosa es una forma de vida que habla aun hoy y que eso nos hace felices en nuestra vocación. Sí, dar la propia vida a Dios y a los hombres, vale la pena . !Adelante siempre!   


 

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11. EL MENSAJE DE LA HNA. MARÍA DE JESÚS CRUCIFICADO 

Todo santo nos trae un mensaje de su intimidad con Dios. La Hna. María, tan penetrada y poseída por El, nos trae el suyo y muy rico. El P. Brunot decía que le impresionaba  “cómo la joven mística árabe había fascinado a numerosos intelectuales católicos atentos a esos mensajes” de Dios. Se trata de Barrès,  Léon Bloy,  Francis Jammes,  Julien Green, Jacques Maritain, Massignon… Con razón, él veía en eso el signo de que ella poseía un mensaje de una gran actualidad.
El P. Buzy, en su edición de los Pensamientos de la Hna. María en 1922, decía que “por ser discípula y compatriota del divino Maestro, ella hablaba la misma lengua con el mismo acento”. Del riquísimo tesoro de la Hna. María, el P. Brunot retuvo tres aspectos o elementos del mensaje sobrenatural de su vida y de sus palabras.
El primero es la afirmación con toda su vida y sus dichos, de la existencia del mundo sobrenatural. Esa es la réplica vivida y proclamada contra Renan, que afirmaba en su Futuro de la ciencia “que el inmenso resultado de las ciencias modernas era: no existe lo sobrenatural”. Y contra Jule Simon que dice con la misma seguridad, que “si Dios existe, no puede ser como un satélite que da vueltas alrededor del cosmos, sin influir”. La Hna. María, contemporánea de ellos, veía el otro lado de ese cosmos. Para ella, lo sobrenatural era lo natural de Dios y la Hna. María vivía allí continuamente, en pleno auge del cientificismo. Lo que hace decir al P. Brunot que los santos, y particularmente la Hna. María, son los “cosmonautas del espacio divino” y los que  nos lo revelan. Toda su vida, sus visiones y sus dichos son revelaciones de lo sobrenatural que viene a imponerse a la historia, a la ciencia, a la psicología y al psicoanálisis en esta era obtusa del cientificismo que, por otro lado, hoy ya no está tan seguro de sus dogmas racionalistas.
Un segundo elemento del mensaje de la Hna. María es el de la transcendencia del Dios amor. Era ya el mensaje del profeta Elías del Monte Carmelo, frente al dilema: Dios o el ídolo. Pero, después de Cristo, Dios es amor. Es, en definitiva, la transcendencia de su amor infinitamente misericordioso que él probó en su Hijo. Es ese a ese Dios a quien la Hna. María amó con todo su cuerpo y toda su alma martirizados.
El tercer mensaje es la presencia activa del Espíritu Santo en la Iglesia. Ese Espíritu  la lleva hacia la cumbre en la subida al Carmelo, él que le da el gusto de la contemplación sensible y que le hace descubrir y sentir la presencia de Dios en toda criatura, en todo acontecimiento. Por eso, todo es lectura sabrosa del “divino Desconocido”. Y la Hna. María es su evangelista, con sus dichos, sus oraciones, sus visiones, su devoción al Espíritu Santo, que le da sentido al sufrimiento aceptado por amor y que hará de su muerte el paso de una santidad de la esperanza a una santidad coronada en la gloria.
El milagro de los milagros es que la mística que era “la Hna. María de Jesús crucificado, para quien lo sobrenatural se había vuelto natural, fuera, al mismo tiempo, la más sencilla, la más humilde, la más obediente de las carmelitas conversas y que, a ejemplo de los auténticos místicos, estuvo al origen de realizaciones apostólicas que duran todavía, hoy ”.

Pierre Médebielle, SCJ
Jérusalem (1983, pp. 201-239)

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