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14/10/2016

Vida de la Congregación (1)

Nuestros nuevos professos perpetuos

Vida de la Congregación (1)

Al pie de la Cruz gloriosa, este 14 de septiembre de 2016, Valentin, Hermann, Armel (de Costa de Marfil) y Marie-Paulin (de la República central) pronunciaron sus votos definitivos en la Congregación del Corazón Sagrado de Jesús de Bétharram.

Estas páginas que les dedicamos son la ocasión para felicitarlos, deseándoles una vida ejemplar en seguimiento de Cristo y un ministerio fecundo y radiante.

VALENTIN N’ZORÉ N’GUESSAN

Conocí la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram gracias a las hermanas de la doctrina cristiana que tienen una comunidad en nuestra parroquia. Nos integraron al grupo de búsqueda vocacional. Por eso, cuando les manifesté mi deseo de entrar en la vida religiosa, me aconsejaron la comunidad de Adiapodoumé. Comencé mi proceso en 2006. En 2008 entré como postulante en la casa de formación. Lo que me impresionó en la vida religiosa betharramita es la vida de oración, la sencillez, la alegría, la disponibilidad, la humildad de los hermanos y de los padres que me recibieron. Además, el noviciado fue, para mí el momento más importante de mi formación. Porque pasé un año profundizando la vida de Jesús en Tierra Santa. Por otro lado, la sesión internacional vino a profundizar mi fe; en el sentido de que, después de haber vivido en la tierra de Jesús, en Belén, pasé cuarenta días descubriendo al fundador desde su nacimiento hasta su ida al cielo.

Después de mi profesión perpetua, fui nombrado ecónomo en la casa de formación de Adiapodoumé, donde tengo también la responsabilidad de la casa de retiros. Doy gracias al Señor por sus beneficios en mi vida.

Cuento con la intercesión de Nuestra Señora de Betharram y de nuestro Padre San Miguel GARICOITS para permanecer fiel a Cristo durante toda la vida.

Marie-Paulin Yarkaï

Soy originario de África Central. Conocí Betharram desde el 5°año, en 2003. Venía del Seminario diocesano y seguía teniendo en mí el deseo de consagrar mi vida al servicio de Cristo sirviendo a mis hermanos y hermanas. Es un deseo que tengo desde mi infancia. Cuando integré la JEC conocí al P. Mario Zappa, en esa época asesor diocesano del movimiento. Con el tiempo, los lazos se fueron tejiendo entre los dos. Por eso acabó siendo mi acompañante espiritual, hasta que me integré al grupo de aspirantes de la comunidad. Después de tres años de conversaciones, de escucha y de discernimiento, fui llamado a comenzar mi experiencia betharramita en la comunidad de Fátima, en África Central. Era el 16 de octubre de 2006, el día siguiente de mi examen de Bachillerato. Después fui admitido a comenzar mi postulantado en 2007. Ese mismo año comencé el ciclo de filosofía en el Seminario mayor San Lorenzo de Bouar, en África Central. EL 2 de setiembre de 2008, después de haber hecho el test de ingreso al Seminario Mayor interdiocesano San Pablo de Abadjin-Kouté, pisé por primera vez el suelo marfileño para continuar con mi experiencia en el seguimiento de Cristo como postulante y estudiante de filosofía. Ese “Aquí estoy” que me estimuló y me atrajo desde mi primer contacto con la comunidad, “como un fuego abrasador”, continuaba resonando en mi corazón y dándome la fuerza de continuar en el camino del seguimiento de Cristo. Fue así que en setiembre de 2010 fui admitido al noviciado, en Belén. En la fecha del 25 de marzo de 2013, día de la solemnidad de la Anunciación, pronuncié mis primeros votos en la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram. Después del ciclo de teología que completé en julio de 2015 y de un año libre de estudios, tuve la gracia de hacer mi profesión perpetua el 14 de setiembre de 2016, en Abidjan.

Continúo mis estudios de auxiliar de enfermería en un instituto de salud en Abidjan.

Hermann Djison BAHI

Soy de nacionalidad marfileño, más precisamente del oeste de Costa de Marfil. Es grande mi felicidad en compartirles mi “Aquí estoy” en el seguimiento de Cristo en la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram. De hecho, yo comencé como monaguillo en la parroquia San Bernardo y fue justamente ese el lugar de mi encuentro con los Padres Betharramitas. Ellos fueron, para mí, misioneros incansables, que decían siempre Aquí estoy para las misiones que otros no querían. Esta disponibilidad a la tarea, a la misión, con mansedumbre, amor, humildad, en el servicio de los demás, fue el elemento fundamental que hizo nacer en mí el deseo de integrarme a la congregación, para manifestar a los demás el mismo impulso de felicidad y de gozo. De ahí, mi “Aquí estoy, sin demora, sin reserva sin vuelta atrás, por amor” en el seguimiento de Cristo, sobre los pasos de San Miguel desde 2006. Sin embargo es importante decir que la experiencia que me permitió sentirme perteneciendo cuerpo y alma a la Familia de Betharram fue la experiencia de noviciado, donde de verdad aprendí los fundamentos de la vida religiosa y, más particularmente, los fundamentos de la vida betharramita. Actualmente estoy cumpliendo mi servicio en la chacra pedagógica Tshanfeto, en los locales de la parroquia San Bernardo de Adiapodoumé. Adelante siempre.

Armel DALY VABIÉ

Era muy chico cuando vi y escuché hablar de religiosos de Betharram. Estaban a cargo de la parroquia San Bernardo de Adiapodoumé. Fue así que pude frecuentarlos y la vida de algunos sacerdotes me impresionó mucho, entre ellos el P. Gabriel Verley que se entregó a fondo en su apostolado y anunció con convicción el mensaje evangélico; se hizo cercano a los pequeños (a los pobres y enfermos, sobre todo); organizó bien la juventud parroquial alentándolos para que se dedicaran al deporte. Muy, bien; exactamente eso (era mi mirada de admiración de criatura, como era en ese momento).

Esos últimos siguen siendo, para mí, grandes misioneros. Con el tiempo, los betharramitas y yo nos fuimos acercando. Lo que los caracterizaba como religiosos me dejó más que impresionado. Me parecía que era muy pretencioso, de su parte, considerarse místicos de la Encarnación (intimamente unidos al Sagrado Corazón de Jesús) y querer “reproducir el impulso del Verbo Encarnado”. Pero curiosamente, fue eso lo que me impresionó. Y, en 2006, comencé mi postulantado; Fue, desde esa fecha hasta hoy, una historia formidable en la que no pude evitar descubrir la impresionante fidelidad de Dios para conmigo: realmente no merezco nada; a él toda honra y toda gloria.

Una experiencia (reciente) que me marcó. El año pasado me pidieron que acompañara a los aspirantes de la casa de formación de Bouar (República de África Central). Dije sí; pero tenía mis temores. Pero estaba seguro de que esta experiencia nueva y exigente contribuiría más a configurarme a Cristo y a amar a Betharram. Mi alegría, hoy, consiste en haber fortalecido mis convicciones y me permite vivir feliz mi consagración. Descubrí qué significa abandonarse a Dios.

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