Los laicos y el carisma de Betharram

Bajo el lema “Aquí estamos, sin demora, sin reserva por amor a tu misión” 100 jóvenes laicos emprendimos el camino a esta hermosa experiencia en donde Dios no dejó de sorprendernos y llenarnos con su alegría.

La Misión fue organizada por el Grupo FVD los días 30 de septiembre, 1, 2 y 3 de octubre en la ciudad de La Colmena, ubicada a 140 Km. de Asunción, capital de Paraguay, donde la Pastoral Betharramita se encuentra trabajando en 29 compañías a cargo del Padre Osvaldo Caniza, Superior y Párroco, quien nos recibió y aconsejó en todo momento para misionar en nueve compañías: Potrero Alto, Potrero Garay, San Antonio, San Miguel, Barrientos, Jahapety, Barrero Azul, Apyragua y Martínez Cue.

Es difícil explicar todo lo que se vivió en las Misiones, unos días cargados de experiencias y emociones, que nos llenaron el corazón de un amor indescriptible, donde pudimos comprobar de nuevo que Jesús siempre nos llama y nos envía a ser portadores de alegría.

Si bien la misión se realizó durante el primer fin de semana de octubre, la preparación inició mucho tiempo antes, con reuniones del grupo organizador y visitas previas a La Colmena, así como encuentros de formación y de oración con los misioneros, que ayudaron a prepararnos para tan importante misión.

Durante los días de misión tuvimos la oportunidad de ser recibidos por las familias, con las cuales rezamos, meditamos la palabra, compartimos historias, reímos y nos conmovimos. Además, realizamos talleres para jóvenes y niños, momento donde jugamos con los niños y conversamos con los jóvenes. También, gracias al acompañamiento de los sacerdotes de la Congregación Betharramita pudimos compartir la Eucaristía con los miembros de cada una de las Compañías.

Un momento particularmente íntimo y emotivo se vivió durante la Adoración al Santísimo realizada por el Padre Raúl Villalba, asesor espiritual del Grupo FVD, en el cual entregamos todo lo vivido en los intensos días de misión.

Estar en contacto con esas personas y escuchar sus historias, sus dificultades y sus debilidades, así como también sus alegrías y logros, nos hace tener fe en que podemos ayudar a Jesús a entrar en tantos corazones al dejarnos utilizar como simples instrumentos. Tuvimos la oportunidad de experimentar y contagiar a los demás el hecho de que la felicidad no se basa en las cosas materiales, sino en el amor que uno puede encontrar en Dios.

La misión es una de las experiencias más hermosas que uno puede vivir para acrecentar la fe. El poder confiar en Dios por completo e ir al encuentro de otras personas, algunas que nos necesitan urgentemente y otras que nos enseñan lo que significa amar realmente a Dios, a pesar de todos los problemas familiares o económicos. Esa sencillez nos invita a ver el rostro de Dios en lo esencial de la vida.

El trabajo fue intenso, pero también fue intensa la presencia de Dios en todo momento y en cada una de las personas. Definitivamente Él se hace sentir de muchas formas, y en esta oportunidad se manifestó al regalarnos una providencial lluvia luego de un largo período de sequía en la zona, que afectaba a los productores. Una vez más Él nos regaló la oportunidad de formar una pequeña parte de su plan.

Luego de haber vivido esta experiencia, damos gracias a Dios y a todas las personas que ayudaron de una u otra forma a esta Misión, la cual realizamos por amor a Él y su voluntad. Nos encontraremos de nuevo ante la realidad del mundo, pero estamos convencidos de que ser misionero es un estilo de vida por el que vale la pena vivir. Dios nos acompaña en todo momento, pero ahora ya depende de nosotros seguir descubriendo ese amor y compartirlo con los demás. Seamos siempre instrumentos al servicio de Cristo y de la Iglesia, diciendo “Aquí estamos, sin demora, sin reserva por amor a tu misión”.

Noelia Fleitas Acevedo
Commisión para las Misiones FVD