Vida de la Congregación (2)

Glecimar Guilherme da Silva scj
Maestro de escolásticos

¡Un tiempo de gracia! Así resumo todo lo vivido en los días en que compartimos nuestras experiencias y sueños para el itinerario de formación en nuestra Familia Religiosa. ¡Es una inmensa alegría conocer personalmente a aquellos que sólo conocía por los medios de comunicación!.

Un tiempo de alegría… Pero también tiempo oportuno para reflexionar sobre las preocupaciones y los grandes deseos. Un tiempo de acción de gracias por los nuevos retoños que el Señor de la mies nos va confiando. Tiempo para unirnos en oración como hermanos que rezan y se preocupan unos por otros, en ese mimo itinerario de acompañamiento de nuestros jóvenes. Testimoniamos la fuerza creativa y unísona del Evangelio porque, a pesar de que somos de culturas bastante diferentes, constatamos que nuestros corazones y nuestra entrega apuntan hacia el mismo horizonte. Me parece que conseguimos testimoniar, por las experiencias compartidas, que ese horizonte se define con el compromiso, la entrega y la responsabilidad para con las vocaciones y las vidas que el Señor ha confiado a Betharram.

Una experiencia que me anima y reconforta para la misión que asumo para con mi Región. Como se mencionó, constituimos un “gran equipo” o sea que como formador, siento que acompaño y, al mismo tiempo, soy acompañado por los demás formadores. Desde mi punto de vista, eso caracteriza la unidad y la corresponsabilidad en el ministerio del acompañamiento.

Agradezco a todos los que colaboraron para que pudiéramos vivir este kairós. Agradezco a Dios, y a Él me entrego, bajo el amparo de la Madre del Ramo Hermoso.!

Stervin Selvadass scj
Maestro de los escolásticos

Fue para mí un motivo de gran alegría encontrar a todos los formadores de la Congregación en Roma. Fue un momento de gracia y de enriquecimiento personal compartir con formadores que tienen una larga experiencia, con los que tienen menos experiencia o que recién están iniciando, como el que escribe. Fue una gran oportunidad en la que cada formador pudo hablar de su estilo de ayuda a los jóvenes para que “conozcan, acepten y se mejoren a sí mismos”, para que puedan “amar, servir y vivir” con el pueblo de Dios como “pastores y servidores” y no simplemente como “funcionarios”. Para mí, fue también un momento de gracia conocer y entender que el carisma de nuestro fundador, San Miguel Garicoits, puede ser traducido y echar sus raíces en diversas culturas.

Encontrarse juntos significó para mí, volver a dar nuevas energías al “valor del vivir juntos y al valor del compartir”. La creatividad en la animación de los momentos de oración y la celebración eucarística nos llevó a tocar con mano la presencia de Dios en nosotros. Fue realmente un encuentro bien organizado que nos hizo sentir a todos en nuestra casa. La constante presencia del P. Gaspar y del P. Graziano fueron muy apreciadas. La celebración conclusiva del año de la Vida Consagrada, el 2 de febrero, junto con el Papa Francisco fue una fuerte invitación para mí, a renovar mi compromiso espiritual, mi celo apostólico, mi entusiasmo misionero para Dios, la Iglesia y la Congregación.

Los diferentes temas tratados (votos, acompañamiento, vida fraterna en comunidad, misión y culturas, uso de los medios de comunicación y las modernas tecnologías) reavivaron en mí el interés y la pasión para mi misión de formador de jóvenes. No queremos esconder los desafíos que nos esperan, pero eso no nos da miedo. Este encuentro de formadores me reafirmó que no estoy solo, que tengo una comunidad de formación y otros Formadores que me apoyan y me animan en mi misión de Formador.

Jean Paul Kissi Ayo scj

Cuando recibí la convocatoria para el encuentro de formadores en Roma, tomé mayormente consciencia de la importancia del servicio que se me pedía. Iba a encontrarme con los Padres mayores que fueron mis formadores, para rezar y reflexionar con ellos sobre la formación. Fui a esta sesión de formación para escucharlos y aprender de ellos. Descubrí que se habían entregado mucho, dados los medios que tenían a su disposición para acompañar y formar a los religiosos de la Congregación. También tomé conciencia de que la formación es una vocación. El religioso está llamado a transmitir a transmitir con su vida y con todo lo que es patrimonio de la familia religiosa betharramita. Me sentí muy feliz al ver a nuestros mayores que conservan siempre el mismo dinamismo y un gran amor en el acompañamiento y la formación de los religiosos. Mi alegría ha sido también la de ver a jóvenes religiosos decir ellos también su “Aquí estoy” para caminar con sus hermanos que quieren compartir y vivir nuestro patrimonio espiritual. Muchos fueron los esfuerzos hechos para mejorar la formación y dar el máximo de medios y de herramientas. Pienso especialmente en la Regla de Vida, en la Ratio que son tesoros pero también en los años de formación que se le dedican a los religiosos para prepararse mejor a su tarea. Me impresionó la apertura a las realidades de las diferentes culturas de las regiones así como a las realidades de nuestro mundo de hoy; son aspectos que fueron tenidos en cuenta sin olvidar y sin perder de vista lo esencial de nuestra vida religiosa betharramita, la herencia que nos dejó San Miguel GARICOITS.

Fue contando con la gracia de Dios que yo acepté ese servicio que se me pedía en el que tengo mucho que aprender. El año de formación que estoy cursando en París, estando en la casa de fundación en Betharram, me permite adquirir más puntos de referencia y bases sólidas para mi propia formación para que pueda transmitir nuestra herencia común.

Síntesis del encuentro

Es bueno informar a los hermanos de la congregación de lo reflexionado durante estos diez días de sesión en Roma de los 13 responsables de la formación inicial con los 3 superiores regionales y los 4 miembros del Consejo General (del 28 de enero al 7 de febrero). Comenzamos con los “principios y fundamentos” de la formación inicial en Betharram.

1º - Una experiencia de Dios.
Nace en la Palabra de Dios meditada y en la relectura de la vida, particularmente en el acompañamiento personal y el examen de la jornada. Efectivamente, estamos convencidos de que Dios se nos manifiesta en su palabra, pero también en las distintas situaciones de la vida que están habitadas por esa “fermentación incesante” de su espíritu. Este Espíritu que actúa en nuestras raíces culturales que, a menudo son fruto del Espíritu pero a veces son también obstáculos.

2º - Esta contemplación se traduce en una imitación de Jesús « anonadado y obediente ». La generalización de la práctica de los ejercicios ignacianos aporta en particular una luz interesante en este camino del discipulado que implica alegrías, pero también humillaciones, que, sin buscarlas, se hacen camino de crecimiento. La delicadeza del formador contribuye a hacer que se perciba que las frustraciones son camino de progreso y que es necesario ser vigilantes para que en el éxito la gloria de Dios sea lo primero.

3º - Si la palabra de Dios es fuente, la Regla de vida y la “Ratio formationis” son medios privilegiados que nos dan excelentes criterios para medir los progresos del joven que es la gran preocupación del formador. Esos dos medios que emanan del carisma de San Miguel permiten que el formador haga una buena evaluación para discernir exactamente lo de que tiene como responsabilidad; el Consejo regional y el Consejo general se apoyan en el juicio del formador para el discernimiento que les compete.

4º - En este mundo en el que la realización personal, el desarrollo y la promoción son considerados lo primero, la formación inicial quiere estar al servicio del verdadero crecimiento de la persona que exige libertad y responsabilidad. Nos damos cuenta de cuántos riesgos hay en una educación en la que esos dos términos no están unidos. Nuestra “Ratio formationis” retoma como un estribillo la armonización necesaria entre esas dos disposiciones.

5º - Aunque fuera evidente, en varias oportunidades volvimos sobre la necesidad de que la formación llegue al corazón de la persona que es el lugar íntimo y la base de una conversión auténtica. Pero también, para un buen equilibrio, hace falta que esta conversión se manifieste en comportamientos que muestren cambios profundos. “Interior y exterior”, “disposición y posición” son temas recurrentes en San Miguel y el equilibrio lo tenemos que buscar durante toda la vida.

6º - Como formadores, pudimos intercambiar sobre puntos concretos de la vida de nuestras casas de formación: la utilización de los medios de comunicación, el abuso de alcohol, dinero personal, rendición de cuentas, presupuesto, estudios, aspectos jurídicos, redacción de informes, carpeta personal de cada formando. Todos estos aspectos están relacionados con la formación.

8º - Evidentemente, nuestras reflexiones fueron muchas veces alimentadas y actualizadas por puntualizaciones del Papa en diferentes encuentros, en particular en recientes declaraciones a los superiores generales y en el congreso de jóvenes religiosos, en setiembre, así como en ocasión de los 50 del documento conciliar “Presbiterorum Ordinis”. La celebración eucarística del 2 de febrero en la basílica de San Pedro, presidida por el Papa para la clausura del año de la Vida Consagrada fue un momento emocionante.

Conclusión:
- Todas nuestras reflexiones tuvieron bien en cuenta la realidad de nuestra congregación con sus alegrías y sufrimientos, destacada por el superior general en introducción: en 5 años, 35 compromisos definitivos y salida de 9 religiosos que dejaron la Congregación después de algunos años de ministerio. Actualmente, la formación inicial incluye 30 escolásticos, de los cuales 13 que terminaron su formación teológica, 14 novicios y 43 postulantes.
- Claro que no olvidamos ni nos escondimos el desierto vocacional en el que se encuentra Europa; eso nos toca a todos.
- Pero también, qué felicidad ver a 7 nuevos formadores, autóctonos en nuestras realidades emergentes que se sumaron a los 6 más antiguos que estábamos presentes en la última sesión de Adiapodoumé en julio de 2007. Nuevas energías que fueron preparadas y que proyectan mucha esperanza en el horizonte betharramita.

Laurent Bacho scj
Consejero General