• English
  • Français
  • Italiano
  • Español
DSC_0480a.JPG
Usted está aquí:Inicio / NEF / NEF 2016 / Noticias en Familia - 14 de Marzo de 2016 / La Palabra del Superior General
14/03/2016

La Palabra del Superior General

Las comunidades betharramitas en una Iglesia en salida

La Palabra del Superior General

Roma, 14 de marzo de 2016

Queridos padres y hermanos:

Estamos de lleno en el camino cuaresmal para purificarnos y renovar nuestro bautismo en la celebración de la Pascua. Otro camino comienza con esta carta: la preparación del 27° Capítulo general, que tendrá lugar en San Bernardino (Vicariato de Paraguay), entre los días 6 y 24 de mayo de 2017.

Con el consentimiento de mi consejo he tomado la decisión de convocar el 27 capítulo general de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram en el lugar y la fecha indicada más arriba (RdV. 182; E. 9). Hemos decidido también nombrar “la comisión de trabajo” prevista en la RdV. en el S. 10., y cuyos religiosos son los miembros del Consejo de Congregación.

Hemos previsto pasar el día de la fiesta de San Miguel Garicoits, el 14 de Mayo de 2017, con laicos de los tres vicariatos de la Región P. Augusto Etchecopar.

Por la mañana celebraremos la Eucaristía, almorzaremos juntos y por la tarde nos reuniremos con ellos para “escucharlos”. Sobre todo en aquélla Región son muchos los que participan con nosotros para llevar adelante la misión. Sin ellos, la misión betharramita, sobre todo la misión educativa, no se podría realizar.

Con la comisión preparatoria nos hemos propuesto “identificar la misión betharramita”, aquello que la caracteriza. “No tenemos obras propias”, decía el P. Duvignau, cuando lo consultaron en 1968. Nuestra misión puede expresarse en todos los ministerios: educación, parroquia, sanidad, dirección espiritual, acompañamiento de grupos, misiones para el pueblo…; pero no se identifica con ninguno. La misión de Betharram, más que un ministerio determinado, parecería un estilo muy ligado a la obediencia que nos hace desprendidos, sueltos, disponibles, capaces de dejar, por más expertos que seamos en la cosa que estamos haciendo, para “salir” inmediatamente donde nos pidan los superiores.

Así se expresa San Miguel en la cita del art. 15 de la RdV. “El fin de nuestra Sociedad no es tanto el de predicar, de confesar, de enseñar, etc., cuanto el de formar hombres preparados y totalmente disponibles a ejercer santamente esos ministerios, cuando el Obispo o el superior de la Sociedad se los encomiende. Por lo tanto, el fin de la Sociedad es engendrar y preparar ministros formados de tal manera que, a la primera señal de la voluntad del Obispo o del superior, puedan ser elegidos adecuadamente para trabajar por la salvación de las almas.” (MS. 339)

El Papa Francisco (Discurso del 17 de Octubre de 2015) me ha hecho pensar cuando habla de la dimensión sinodal de la Iglesia. Como bien saben “sínodo” quiere decir “hacer juntos el camino”, “caminar juntos”. “Caminar juntos” es una de las herencias más preciosas del concilio Vaticano II. Sabemos de la necesidad, de la exigencia, de la eficacia y de la belleza de “caminar juntos”.

Nosotros que somos consagrados, tenemos como estilo propio “caminar juntos” aunque la misión nos disperse por el mundo. “Caminar juntos” exige escucharnos entre nosotros, en la fraternidad comunitaria, en las asambleas del Vicariato, en los Capítulos regionales y general, en los Consejos. Después, tenemos que escuchar a la gente “hasta respirar en él (en ella) la voluntad a la que Dios nos llama”. Escuchar también a los pastores, a los agentes pastorales, a la Conferencia Episcopal, al Papa.

“Necesitamos ejercitarnos en el arte de escuchar, que es más que oír. Lo primero, en la comunicación con el otro, es la capacidad del corazón que hace posible la proximidad, sin la cual no existe un verdadero encuentro espiritual. La escucha nos ayuda a encontrar el gesto y la palabra oportuna que nos desinstala de la tranquila condición de espectadores. Sólo a partir de esta escucha respetuosa y compasiva se pueden encontrar los caminos de un genuino crecimiento, despertar el deseo del ideal cristiano, las ansias de responder plenamente al amor de Dios y el anhelo de desarrollar lo mejor que Dios ha sembrado en la propia vida”. (EG.171).

Las comunidades no pueden ser significativas si no comunicamos lo que es fundamental en nuestra vida y si no escuchamos lo que el hermano comunica. Sin comunicación y escucha no habrá encuentro entre los hermanos y por lo tanto las comunidades serán simples residencias de amigos. ¿Cómo podremos ser constructores de una cultura del encuentro, si la fraternidad, que es lo más característico de nuestra vida, no es una experiencia seria de comunicación y encuentro en nuestras comunidades?

En la Congregación, como en la Iglesia, todos somos hermanos que “caminamos juntos” al encuentro de Cristo, el Señor. En su interior nadie puede “ser elevado” por encima de los demás. Al contrario, en la Congregación, como en la Iglesia, es necesario que alguno “se abaje” para ponerse al servicio de los hermanos a lo largo del camino. La Congregación, como «la Iglesia, es como en una pirámide invertida, la cima se encuentra por debajo de la base. Por eso, quienes ejercen autoridad se llaman “ministros”: porque son los más pequeños de todos. Nunca lo olvidemos. Para los discípulos de Jesús, ayer, hoy y siempre, la única autoridad es la autoridad del servicio, el único poder es el poder de la cruz».

Es muy importante que incorporemos esta eclesiología para que en lugar de dividirnos entre superiores y religiosos como si fuéramos enemigos que están enfrentados, o que parecen tener objetivos opuestos, nos queramos como hermanos, nos hagamos cargo los unos de los otros, nos sintamos implicados en la vida y en la misión de cada religioso y de cada comunidad, que son lo único que verdaderamente cuenta en la Congregación. Los Superiores como cada religioso, estamos al servicio de cada hermano, de cada comunidad, de la vida y de la misión encomendada por la Iglesia a la Congregación en cada lugar donde hemos sido enviados.

El “caminar juntos”, la comunicación, la escucha y el encuentro no se contradicen con “la salida” que exige la misión. La espiritualidad de “la salida” tiene un fundamento antropológico y también teológico: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará” (Mc. 8) Para realizarse es necesario salir de si mismo, entregándose a los demás en el servicio, la realización se nos da como recompensa. “Salir” es estar dispuesto a ir más lejos de donde hemos llegado, dejando nuestras seguridades, lo que ya hemos conseguido construir, para ir a donde todavía hay mucho que hacer, sin pensar en nosotros, sino sólo en el bien que podemos hacer en lugares periféricos. Si pensamos un poco en muchas de nuestras presencias, nos daremos cuenta que comenzaron en lugares periféricos, donde faltaba educación en el caso de colegios. Hoy esas obras quedan en lugares céntricos.

El Capítulo general es una oportunidad única de “caminar juntos” en un lugar determinado y por un breve tiempo para “ver, juzgar y actuar” sobre el estado de fidelidad de los betharramitas del mundo entero a la espiritualidad y a la misión encomendada por el Espíritu a San Miguel en el siglo XIX y a todos nosotros hoy. Y después de esta breve pausa seguir “caminando juntos” en la dispersión misionera de las comunidades, que es lo que justifica verdaderamente nuestra consagración.

Es un tiempo de “escucha” entre nosotros, después de haber escuchado al pueblo y a los pastores para poder discernir los caminos que “tenemos que transitar” para responder a la voluntad de Dios, que es la que nos ha congregado. Cada religioso ha intervenido para elegir a quienes lo representen en esa escucha y en ese discernimiento. Allí todas las voces tienen el mismo valor.

La preparación y la celebración del capítulo es un tiempo de gracia en el que tenemos que intensificar la escucha de la Palabra de Dios, la escucha de la vida de los hombres con los que vivimos, la oración confiada para que tengamos el coraje de hacer la voluntad de Dios y no la de aquellos que hablan mejor, o tienen más influencias, o ideas más modernas. Tiene que ser también un tiempo especial para practicar las obras de misericordia, que es donde verdaderamente nos manifestamos como lo que somos.

La comisión ha preparado un material para que se pueda rezar, reflexionar, intercambiar en las reuniones comunitarias, en las asambleas, en los capítulos regionales y en el Capítulo general. Así nos prepararemos para que los delegados de todos los religiosos tengan la luz, la sabiduría y la fortaleza del Espíritu Santo para impulsar a nuestra familia en su fidelidad al Evangelio de la misericordia y a los hombres de nuestro tiempo, para un nuevo sexenio. No estamos solos, contamos con la Madre de Betharram, con San Miguel Garicoits, con el Padre Etchecopar y con todos los Betharramitas del cielo y de la tierra, que interceden por nosotros para que los que encarnamos hoy el Carisma lo vivamos con fidelidad y dinamismo y pueda ser atrayente para otros.

En él permanecemos unidos al vivir cada día nuestra comunión con el Ecce venio del Corazón de Jesús.

Fraternalmente en ese corazón manso, humilde y obediente.

Gaspar Fernández Pérez scj
Superior General

Acciones de Documento

Nef

Nef logo portletNEF, NOTICIAS EN FAMILIA

Nef es el boletín oficial de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram.
La redacción es responsabilidad del Consejo General.

Para leer la NEF puede consultar la sección correspondiente del portal, que también contiene el archivo de los últimos años.

Aquí abajo, los tres últimos números publicados ...