Escuchando a San Miguel

En una conferencia durante las vacaciones, [San Miguel] hablaba contra los que se imaginan que obedecieron después de haber logrado que el superior hiciera lo que ellos querían. No hay con demasiada frecuencia sacerdotes en el mundo e incluso en religión que digan a los superiores: “No puedo quedarme en tal lugar; este cargo no es para mi; cámbieme de lugar… o voy a decidir en consecuencia”.

Puedo hablar de eso con conocimiento de causa; por otro lado, ¿acaso no sentí yo mismo esas impresiones? Hubo momentos en que pensé en dejar todo, asustado por la cuenta que tenía que rendir a Dios… Y pensaba en Ibarre, mi pueblo: Tienes allí a tu anciano padre; cómo estaría feliz de pasar conmigo sus últimos días; los honorarios de misa me alcanzarían; además, si fuera necesario, podría volver a trabajar la tierra… El cura encargado estaría muy contento de que yo estuviera allí; volvería a ver esa pequeña iglesia, pobre, perobonita, me parece verla allá, en lo alto, la Bidouze pasa a su lado; si fuera necesario, podría mendigar para embellecerla; es verdad que no tendría la carroza pero no hace falta, en esa región.

Estos son pensamientos que me vienen algunas veces, pero casi no tengo el tiempo par escucharlos, y, además, los considero tentaciones. Sin embargo, si fuera voluntad de Dios, mañana mismo rendiría cuenta de todo y partiría para esos lugares hermosos, donde pasé tantos años de inocencia!