Vida de la Congregación (1)

En este mes de junio, el viento sopló de este a oeste: las semillas, sembradas hace casi 10 años, tuvieron la fuerza, la constancia y la perseverancia de madurar y florecer, con gran alegría de aquellos que trabajaron directa o indirectamente, como el P. Austin Hughes, Superior Regional, nos recuerda en este artículo.

Hoy, como en los misterios gozosos del rosario, Dios nos dio 5 razones para gozar y le agradezco al Señor por la ordenación de mis 5 jóvenes hermanos, Saat, Nonthapat, Athit, Phitak, y Thinakorn. Tal vez debería decir que tenemos 7 razones para gozar, como los 7 dones del Espíritu Santo, ya que tenemos también a un joven sacerdote de la diócesis de Chiang Mai y a un nuevo diácono de la Thai Missionary Society. Sé, sin embargo, que me van a perdonar si hablo brevemente de mis 5 hermanos betharramitas, porque es por ellos que hice 5.ooo millas desde Inglaterra para estar hoy aquí, en este día bendito. Y, aunque desde hoy en adelante serán llamados de “padres”, seguirán siendo mis Hermanos.

Por eso, en primer lugar quisiera agradecer a las familias que los educaron y les dieron la vida. Un sacerdote llega a la ordenación después de haber dedicado largos años al estudio, para aprender muchas cosas sobre la Escritura, la teología, el trabajo pastoral. Pero, el primer lugar donde escuchó hablar de Jesús es su familia. Agradezco a las familias, a los maestros y a los catequistas de los poblados que ayudaron a hacer que Jesús fuera una persona viva y real para mis hermanos, y que sembraron en ellos las primeras semillas de su vocación.

En segundo lugar quisiera verlos justamente como una perfecta representación de la palabra de la Escritura: uno siembra y el otro cosecha (Jn 4,37). Se trata, además, de un homenaje a los viejos misioneros que vinieron de Europa … algunos de los cuales viven todavía … Es gracias a ellos que hoy tenemos una cosecha abundante. Les digo muchas gracias a los que dejaron su patria … Italia … Francia … España ... Irlanda … para ayudar a difundir la buena noticia o que bautizaron a nuestros nuevos sacerdotes y los formaron y los guiaron con el ejemplo. Como los apóstoles que siguieron a Jesús, sé que fueron recompensados.

En tercer lugar quiero agradecer a los formadores presentes hoy aquí y los que ya no están más, que colaboraron a la formación de estos jóvenes … los maestros de novicios … los maestros de escolásticos … los docentes del seminario y sus guías pastorales. El trabajo de ustedes es absolutamente necesario, aunque no es considerado atractivo. En nuestra congregación de Betharram tratamos siempre de seguir el ejemplo de San Miguel, nuestro fundador, que imitó el llamado del profeta Isaías y respondió al llamado de Dios diciendo: ¡Aquí estoy, envíame! En nuestro congregación se suele bromear: si alguien te pide que seas formador, responde: ¡Aquí estoy, envía a él! Les recuerdo a menudo a los formadores que, trabajando con los jóvenes, no puedes esperar grandes reconocimientos “aquí y ahora”, sino que, con un poco de suerte, te lo agradecerán dentro de 20 años. De nuevo, mi sincero agradecimiento a ellos.

En cuarto lugar, quisiera agradecer a los obispos, Mons. Francis Xavier Vira y a su predecesor, que siempre tuvieron buenas relaciones de amistad con nuestra Congregación, y a Mons. Joseph Piboon que fue tan bueno con nosotros en estos últimos años, cuando nuestros hermanos trabajaron en la extremidad occidental de la diócesis de Nakom-Suwan. Me gusta repetir que una de las primeras obligaciones de un obispo es sencillamente la de dar ánimo y esto es algo que, con certeza, recibimos en Tailandia.

En quinto lugar, agradezco a los numerosos amigos y laicos que apoyaron la Congregación de muchas maneras: en el pasado y en el presente. Algunos con su oración … algunos con su amistad … algunos con su ayuda financiera … algunos con su afecto y dedicación … algunos con el ejemplo algunos con una crítica constructiva. Nosotros, padres y hermanos, somos seres humanos, y, aunque somos ministros del Evangelio, siempre necesitamos nosotros mismos de arrepentimiento y de conversión. Como dice San Pablo: Tenemos este tesoro en vasijas de barro (2Cor 4,7). Un día estas vasijas de barro pueden ser afectuosas y sabias, como Jesús, el Buen Pastor. Otro, pueden ser irritables y estúpidas como un burro. Por esto agradezco al Señor por todos los que nos ayudan a recordar delante de Dios, que somos seres humanos y que podemos trabajar por él sólo si estamos en continua actitud de conversión. Muchas gracias a todos ustedes que le tienen cariño a las vasijas de barro y nos ayudan a proteger el tesoro.

Austin Hughes scj 
Superior Regional

La Región P. Augusto Etchecopar celebró la Eucaristía en el día del Sagrado Corazón, viernes 27 de junio, con una gran manifestación de fe eclesial: la ordenación presbiteral de Padre Wagner Aparecido Ferreira.

La Ciudad de Nossa Senhora do Perpétuo Soccoro (estado de Sao Paulo), en su parroquia centenaria, colmada de fieles autóctonos y también muchos betharramitas, compartió la solemne celebración presidida por Mons. Aloisio Pena Vitral, Obispo de Teófilo Otoni, “entre sonidos de trompetas”.

El Padre Wagner (Wagninho), emocionado, agradeció a los presentes por su aporte a la construcción de su vocación, en especial a sus padres.

Envuelto en un clima festivo y solemne, el Belo Ramo Brasilero, dio gracias a Dios por el nuevo “retoño” entregado a la Iglesia.
El Padre Wagner se desempeña pastoralmente como misionero en Uruguay, y se preparará para servir también en la formación de futuros betharramitas.