Voces desde el Capítulo
Orientaciones 1 & 2
Cuando las Actas impresas del Capítulo general se encaminan hacia sus comunidades, hemos pedido a seis de nuestros hermanos capitulares que nos indiquen lo que más les había impresionado - puntos fuertes o elementos nuevos - en la reflexión salida de sus grupos respectivos de trabajo sobre cada una de las seis grandes orientaciones escogidas para el Capítulo (dos orientaciones por mes hasta fin de año).
No se trata de una explicación del texto, mucho menos desvelar los debates internos que figuran, recordémoslo, bajo el sello del secreto, sino de una reacción personal a los frutos de una reflexión colegial.
1a Orientación | Salir para beber en la misma fuente
El Capítulo General me ha permitido, entre otras cosas, realizar estas constataciones, relacionadas con el tema que nos ocupa:
Betharram es una pequeña familia, pero esparcida en 4 continentes, formando un bello calidoscopio de colores, geografías, culturas, lenguas, tradiciones, sabores, temperamentos, formas de pensar, interpretar y encarar la vida… todo lo cual es expresión concreta de un Betharram abierto al mundo, de un Betharram ya en “salida”.
Betharram se enriquece con el bien y los valores que contienen las diversas presencias en las que se encuentra y en las que, fiel a su carisma, se encarna. Hoy somos más sensibles y abiertos a valorar e integrar estas riquezas locales.
Este bello, alegre y vital calidoscopio, junto a los cambios generacionales, nos presenta el desafío de la comunicación genuina del Carisma, que, como la Evangelización, corren, se me ocurre, dos peligros:
Confundir el Carisma, con los elementos culturales y epocales que lo envolvieron en su origen, y pretender que hoy y en todas partes se viva como “era en el principio y por los siglos de los siglos”.
Desfigurar el Carisma para adaptarlo al lugar y tiempo actual, cayendo en lo que dice Francisco, que “en vez de encarnarnos nos mundanizamos”.
Betharram, también, quiere responder con coraje desde sus posibilidades, identidad y originalidad, a los desafíos y gritos que las nuevas periferias geográficas y existenciales plantean.
Por eso, el Capítulo General ha visto con claridad que para:
... vivir y transmitir con fidelidad el Carisma, que es don para toda la Iglesia,
...ser una misma familia religiosa, y no diluirnos, ni dispersarnos en el rico mar de la diversidad cultural y territorial en que Betharram se encuentra presente,
...desarrollar la propia Identidad, y no enmudecer o quedar confundidos ante la tiranía del individualismo y el absolutismo de la interpretación propia, y,
...responder a los nuevos desafíos desde nuestra identidad carismática,...
...es urgente y necesario este primer movimiento, que debe ser permanente, de: “Salir, para beber de la misma Fuente” y que las Actas del Capítulo explicitan. Es allí bebiendo de esta Fuente donde se alimenta y fortalece nuestra Identidad, y de donde surge nuestra Misión como respuesta creativa de la Congregación a la diversidad de llamados. Evitando así una identidad y misión a la Carta, que la Congregación debe repartir a gusto de sus comensales.
Todo betharramita tiene que beber constantemente en esta fuente, para saber vivir y expresar el carisma con los elementos de su cultura y la cultura en la que se hace presente.
Confirmamos que vamos juntos, religiosos y laicos, a beber de esta Fuente, Regalo de Dios.
Necesitamos hacer un trabajo para que las fuentes carismáticas (Escritos de San Miguel y de espiritualidad betharramita, la Regla de Vida, la historia, etc) sean accesibles a todos los betharramitas, de todos los rincones. Creo, también, necesario realizar un estudio actualizado de la vida y espiritualidad de Miguel.
Betharram se ha animado a salir al encuentro de la vida, y se ha visto enriquecido por la vida joven de muchas realidades en las que se encuentra presente; es esta misma vida joven que debe crecer y forjar su identidad bebiendo en la misma fuente de nuestros padres; y también es esta misma vida joven que entusiasma a la vida añeja a sacudir el lastre de los años, y la interpela para que no beba de la fuente de las costumbres, sino que se renueve bebiendo en la misma Fuente.
Daniel González scj
2° Orientación | Salir para compartir
En el Capítulo General del pasado mes de mayo integré el grupo “Salir para compartir”.
Analizamos el tema del compartir profundizando especialmente dos puntos: el aspecto del gobierno de la Congregación y la economía de comunión. No les voy a presentar todas las propuestas que salieron en el trabajo del grupo ni tampoco las mociones que fueron votadas por el Capítulo; las podrán encontrar en las Actas del Capítulo. Quisiera presentar, más bien, algunas reflexiones a partir del trabajo del grupo y de mi experiencia de religioso que, desde hace 25 años, vive en la República de Africa Central.
En este mes de octubre se celebra la gran Jornada Misionera Mundial y me gusta citar una frase, sacada de la exhortación apostólica “La alegría del Evangelio” que el Papa Francisco propone para esta jornada:
“La misión de la Iglesia, está animada por una espiritualidad de éxodo continuo. Se trata de salir de la propia comodidad y de tener el coraje de llegar a todas las periferias que necesitan de la luz del Evangelio” (E.G. 20).
El compartir a todos los niveles es un desafío de todos los días que nos cuestiona a cada uno porque nos cuesta mucho renunciar a las propias comodidades, a la rutina de la vida cotidiana.
“Esto es mío y pobre del que me lo quiera tocar” tanto a nivel de gobierno como a nivel económico y, obviamente también en todos los otros ámbitos de nuestra vida de religiosos. Pero, si de verdad queremos ser discípulos de Jesucristo e hijos de San Miguel, tenemos que tener el coraje, y sobre todo, el espíritu de no tener nada nuestro.
El “Aquí estoy” es justamente eso. A menudo actuamos como personas que cuentan sólo sobre sus propias fuerzas, creemos que no nos equivocamos nunca, que siempre tenemos la solución correcta…, naturalmente, para los demás. Es por eso que, frente a una nueva propuesta, a una invitación a una nueva misión, a una nueva responsabilidad, tratamos de resistir.
De esta forma, sin siquiera darnos cuenta, nos volvemos cada vez más críticos, más ácidos, perdemos la capacidad de escucha, de acogida, de cariño hacia nuestros hermanos… y lentamente morimos aún cuando estemos en plena actividad, ocupados 24 horas por día. Sin embargo, tener una mirada de bondad hacia nuestros hermanos, alegrarnos por sus “éxitos” y entristecernos por sus “derrotas” tendría que ser parte de nuestra espiritualidad, tendría que ser “natural” para nosotros. Creo que esto debe estar a la base de todo proyecto comunitario, sobre el cual el Capítulo insistió mucho y que cada comunidad, por pequeña o grande que sea, tiene el deber de elaborar y de vivir.
Tenemos que tener el coraje y la disponibilidad de confiar en nuestros superiores, especialmente cuando no estamos de acuerdo con ellos, cuando no vemos muy claro. Durante nuestros encuentros, nuestras asambleas, cantamos a menudo el estribillo: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad” . Tal vez sería mejor, más honesto, bajar un poco el tono y, a lo mejor, releer las páginas de la Doctrina Espiritual sobre la obediencia. A lo mejor, hasta nos gusta releer esas páginas pero muchas veces, después, la defensa de nuestra comodidad toma la delantera y nos quedamos con lo mínimo indispensable, mirando sólo la utilidad y olvidándonos completamente de la gratuidad.
Hace ya muchos años que hablamos cada vez más a menudo de la “Economía de Comunión” y, efectivamente, al participar del Capítulo pude constatar una verdadera y cada vez más grande solidaridad que se está desarrollando en la Congregación. No hay más que pensar en la Caja para la Formación, sin contar una solidaridad real entre Vicariatos y Regiones.
Gracias a Dios no somos una familia religiosa con muchos medios económicos y sin embargo hemos logrado hacer pequeños y grandes milagros de solidaridad. Somos testigos de eso, como miembros del Consejo Regional de la Región San Miguel.
Pero justamente por eso no podemos derrochar los bienes que tenemos. De ahí la necesidad de presentar los balances y los presupuestos claros y correctos. Y ésta no es tarea sólo de los ecónomos a distintos niveles, sino que tiene que ser de cada religioso, a fin de mes… Todos, a todos los niveles, necesitamos de formación en lo administrativo desde los años de la formación. No vamos a creernos que somos todos administradores infalibles. Hay programas de formación en este campo, previstos para los próximos años y la ayuda de profesionales externos se está haciendo cada vez más necesaria y, a veces, indispensable.
Todo esto está bien, pero no es suficiente para nosotros, religiosos del Sagrado Corazón de Jesús. La economía de comunión no se puede quedar en la solidaridad entre Casa General, Regiones, Vicariatos y Comunidades, sino que tiene que cuestionarnos a cada uno en nuestros estilos de vida de todos los días, Nuestro quehacer económico de cada día, no nos tiene que hacer olvidar que Jesús “ni tenían un lugar donde apoyar la cabeza” (Lc 9,58). Tenemos que vivir un estilo de renuncia personal, capaz de salir de nuestra comodidad y no para vivir un ascetismo heroico sino simple y concretamente para el bien e mi hermano, de mi comunidad, de mi Vicariato, de mi Congregación en la Iglesia de la que somos servidores.
Sólo en este espíritu de pobreza y de atención al otro, sea cual fuera su periferia y su carácter, podremos salir al encuentro de la vida, la verdadera vida, que después nos abrirá las puertas de la vida eterna, donde, terminado nuestro éxodo terreno, viviremos para siempre en la paz y en el gozo de Dios Padre.
En el Señor.
Tiziano Pozzi scj
Niem, 1 de octubre de 2017
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