Los primeros compañeros de Miguel Garicoits

Con Michel Garicoïts y Simón Guimon, la sociedad de Bétharram era sólo una idea abstracta. Con la llegada del tercer sacerdote, el proyecto comienza a tomar forma, la abstracción se hace comunidad.

Muchas preguntas sobre el P. Jean Chirou. Primero : ¿por qué lo llaman «primer compañero», siendo que Simon Guimon ya estaba con Miguel Garicoits? Es que fue el primero que vino a estar con su antiguo profesor; ese día, Guimon estaba ausente, ocupado, como siempre, de misión en misión… ¿Quién es Chirou? Fue el primero que se integró a la nueva Sociedad, en 1834. También fue el primer sucesor del fundador, en 1863. ¿Entre esas dos fechas? Los historiadores de Betharram son poco locuaces …

Nació en 1808 en Pontacq (13 km de Lourdes); cuando estaba en el seminario de Betharram cuando su vocación vaciló: fue tentado de vivir otra cosa en otro lado. Buscó un buen consejero: ¿por qué no ese Garicoits que sus amigos temían tanto? Duda, se decide y no se decepcionó: “Hace bien en no querer hacer ciegamente lo que hacen todos… tenga el valor de mostrarse como un buen y ferviente seminarista. Deje a esos amigos embebidos del espíritu del siglo; entréguese totalmente al Señor. Él quiere que sea un santo y un muy santo sacerdote”. El seminarista no lo olvidará nunca. Desde 1830, el futuro fundador le confía su proyecto: él está pronto a seguirlo. Acababa de ser ordenado subdiácono y Miguel Garicoits todavía no se había encontrado con el P. Leblanc en Toulouse…Ordenado sacerdote en 17 de diciembre de 1831, Jean Chirou fue como vicario a Morlaàs. El 27 de mayo de 1833, pide permiso para integrarse a la Sociedad de Betharram, que el mismo Mons. d’Arbou deseaba. El obispo está de acuerdo, pero lo envía a Louvigny… Un poco de paciencia. A mediado de agosto de 1834, fue enviado urgentemente a Urt, en la otra punta de la diócesis. Y allí, ¡milagro! El domingo 28 de setiembre de 1834, justo antes de la misa, recibe una carta: puede ir a Betharram. La homilía fue breve, en seguida fueron las vísperas… ensilló su yegua y 120 km más lejos fue el reencuentro.

Miguel Garicoits no lo esperaba. Menos todavía Guimon; sólo Dios sabía donde estaba predicando. Pero cuántas palabras entre le antiguo profesor y el discípulo reencontrado. Cuántas emociones, sobre todo… ¿Qué comieron? No había nada para comer, salvo un poco de pan y un pedazo de panceta rápidamente frita en el fuego de la estufa a leña: “Nunca comí con más satisfacción ni con más apetito”, dirá el P. Chirou. No cuesta creerlo.

En octubre de 1835, el “personal de Betharram” se da una regla y elije al P. Garicoits como superior; Cada uno promete obediencia y pobreza, renueva su voto de castidad. Chirou es uno de los seis nombres citados por el P. Fondeville en el acta de nacimiento de la Congregación. El 10 de setiembre de 1841, hacen los primeros votos según las Constituciones de Mons. Lacroix: si el P. Guimon obtuvo casi a la fuerza el permiso de vincularse con votos, el obispo minimizó su alcance y se reservó de nombrar el superior.¿Cuál es la misión del P. Chirou? Era “un orador agradable, lleno de suavidad” y era misionero. Sin embargo: sólo se sabe que predicó dos misiones, en 1838 y en 1856… Era un verdadero misionero y no comprendía que se abrieran escuelas. Se apartó de las pretensiones del fundador y tendía a las posiciones del obispo, menos exigentes. ¿Sería para apartarlo que el P. Garicoits lo envió a Oloron y después a Sarrance? Sin embargo, el P. Chirou afirmaba que amaba al P. Garicoits mas que a nadie.

Cuando, el 14 de mayo de 1863, muere el fundador, Mons. Lacroix estaba presenta para el funeral; y para imponer sus ideas y autorizar sólo los votos facultativos. Nombró a Jean Chirou como Superior; del equipo primitivo, era el más cercano a l obispo. Las nuevas constituciones prometidas tardan en llegar; la comunidad sufría por esa indefinición. Pero, en 1868, Mons. Lacroix propuso que la asamblea de los sacerdotes votara: votan 23, 16 para los votos obligatorios y 7 para los votos facultativos; los dos tercios permanecían fieles a los ideales del comienzo.¿Y el P. Chirou, mientras tanto? Buen administrado, mantuvo la herencia del fundador. Si el P. Larrouy, otro compañero de los primeros tiempos, se atreve a escribirle: “El espíritu de la fundación está apagado y el pensamiento del fundador, anulado”, él reconoce: “Pobre P. Garicoits, cómo sufrió por nuestra resistencia… lo veo claro, ahora, él tenía cien veces razón, contra nosotros”.El epitafio en la tumba recuerda que al P. Chirou se debe la restauración del Calvario. Entre 1867 y 1873, con el P. Basilide Bourdenne como arquitecto, realizó el deseo de Garicoits gracias a las donaciones de los peregrinos, al sacrificio de la comunidad y a las contribuciones de la “colonia de América”. La bendición está prevista para el 14 de setiembre de 1873. Será sin él: un mal improviso se lo llevó el 29 de agosto.

El P. Augusto Etchécopar le sucedió y estableció definitivamente la Congregación.

Beñat Oyhénart scj