Hacia el Capítulo General

Paraguay: lugar de las grandes aguas. Es suficiente este detalle para hacer de este País un lugar codiciado por muchos. El rio Paraguay lo cruza de Norte a Sur y el rio Paraná establece los límites del Este y del Sur.

El mayor potencial de riqueza lo constituyen las dos hidroeléctricas construidas en el rio Paraná: ITAIPU, que en diciembre pasado batió el record mundial de producción eléctrica, con 100 millones de MWh y la central de Yacyreta, también una de las mayores del mundo. Ciertamente las aguas son compartidas con Brasil y Argentina y la deuda contraída para la construcción pesa aun considerablemente, pero ya se perfila un futuro prometedor.

Así se presenta Paraguay a los visitantes: un hermoso País, con enormes posibilidades. Podría ser la Suiza de América, dicen algunos. Con casi 7 millones de habitantes y una superficie de poco más de 400.000 Km² es el cuarto exportador de soja y el sexto de carne bovina, a nivel mundial. Una tierra fértil donde se pueden realizar tres cosechas por año, no hay terremotos ni grandes perturbaciones atmosféricas. Uno de los Países con mayor tasa de crecimiento (en el 2010 alcanzó el 14,5%); se publicó, tiempo atrás, que es el País donde la gente se considera más feliz (así decían las encuestas). Y muchos jóvenes: la cuarta parte de la población tiene entre 15 y 29 años.

Otro aspecto interesante es el bilingüismo: guaraní y español son los dos idiomas oficiales. El 90% de la población habla el guaraní. La mayor parte se expresa también en castellano: pero en las conversaciones informales prefiere su idioma natal y mucho más cuando quiere manifestar sentimientos profundos. El vestido es español, pero el corazón es guaraní: esto se lo ve claramente en sus danzas. Unos pocos muy muy ricos, 38% clase media, 20% pobres sin acceso a los bienes básicos: la injusta distribución de las riquezas, la corrupción generalizada y la deficiente administración de los recursos, son ciertamente los factores que inciden negativamente y crean amplios frentes de descontentos. El paraguayo difícilmente se queja por su situación y es capaz que te diga que está bien, por más que se encuentre aplastado, sin embargo vive soñando tiempos y lugares mejores, la famosa tierra sin mal (tan arraigada en el corazón guaraní). En los últimos decenios ha habido una notable inmigración, especialmente de orientales y países árabes, movidos por el crecimiento comercial en coincidencia con la central de ITAIPU. Hay también importantes colectividades de europeos que ayudaron a repoblar Paraguay, después del genocidio de la guerra llamada de la triple Alianza. En 1870, al finalizar la masacre, se contaron, en todo el territorio, 116.350 habitantes, de los cuales solo el 10% eran hombres, jóvenes y adultos. Esto explica la imperiosa necesidad de crecer y la frecuencia de madres solteras e hijos no reconocidos por sus padres. Estos aspectos preocupantes no logran oscurecer la calidez humana del paraguayo: cariño, solidaridad, hospitalidad, talentos artísticos y musicales. El que conoció Paraguay, siempre lo extrañará.

Descendiendo del avión nos encontraremos con grandes y nuevos palacios, símbolo del notable crecimiento económico de los últimos años. Dicen que en los bancos hay mucho dinero y los intereses son altos. La macro-economía anda bien, la micro no tanto. A nivel político se percibe la consecuencia de la poca formación cívica de los ciudadanos. Los 35 años de dictadura militar con el presidente Stroessner han condicionado negativamente la participación de la mayoría: estaba prohibido hablar y opinar, y evidentemente no se podía elegir. Hoy se suceden gobiernos elegidos democráticamente, pero con insuficientes mecanismos de control, tanto por parte de los ciudadanos, como de las mismas instituciones: esto favorece la corrupción, donde Paraguay alcanza los primeros puestos a nivel mundial. Servicios públicos de salud y educación francamente de cuarto mundo.

No hay, ni habrá tierra sin mal: el desafío es formar una ciudadanía más despierta, menos egoísta y más comprometida con su Patria. Esta fue la misión que el Papa León XIII confió a los primeros betharramitas a su entrada al Paraguay, en el 1904. Por medio de la educación en nuestros 5 hermosos colegios, con la pastoral parroquial y los servicios sociales a los más sufrientes, nuestra misión sigue siendo actual y atractiva.

Paraguay nos espera: sin preconceptos ni juicios superficiales, simplemente con el deseo de conocer, escuchar, valorar, aprender, perdonar: ciertamente un pueblo bendecido, abierto y sensible a todo lo que viene de Ñandejara y la Virgen, así como son bendecidas las aguas del lago Ypacarai, donde, en su orilla, se desarrollará el Capítulo General. Aguas bendecidas, significa etimológicamente este nombre, ya que Fray Bolaños las bendijo, en su tiempo, para espantar los malos espíritus.

Tobia Sosio scj