Nuestras casas de formación

Al comienzo de este año de 2015, en la NEF nos planteamos tres preguntas para introducir la narración de nuestras casas de formación en las diferentes regiones: ¿Dónde están? ¿Quiénes son nuestros formadores? ¿Cómo se desarrollan y se viven los centros de atención de la formación? Esto nos llevó a hacer un largo viaje por los continentes.
Dentro de la referencia común a la Ratio Formaciones betharramita, cada lugar destinado a la formación encarna un estilo propio condicionado por la propia cultura, por la realidad eclesial en la que vive.
En este último artículo, el P. Laurent Bacho scj. Consejero General para la formación, nos ayuda a hacer la síntesis de todo lo que escuchamos y nos presenta también los desafíosque se refieren a la formación en su conjunto (Formación permanente y primera formación) que, como dice citando un artículo de la Regla de Vida, “exige una total adhesión a la persona de Cristo. Esta conversión dura toda la vida”. Es un verdadero desafío que continua para cada uno de nosotros.

Hace ya algunos números que la NEF le dio la palabra a las casas de formación. El mes que viene, el 28 de enero, los formadores son invitados a Roma para una sesión de 10 días; es como la prolongación de lo que se vivió en julio de 2007, en Adiapodoumé. Somos muy conscientes de la sequía que estamos viviendo en Europa y nos sentimos felices por recibir los retoños de los que estamos viendo crecer en los otros tres continentes. Esta situación hace posible la presencia de 9 religiosos de las “realidades emergentes” en nuestras realidades “más viejas”. Una Ratio Formationis renovada y enriquecida está casi pronta con las traducciones necesarias. Este instrumento concierne a todos los religiosos que deben tener consciencia de ser propuesta vocacional: “Nuestro testimonio de religiosos del Sagrado Corazón de Jesús, felices de vivir su propia vocación en comunidades fraternas y apostólicas, es una invitación a seguir a Cristo tras los pasos de San Miguel Garicoits…” (RdV 139).

Es normal que este instrumento tenga que ver, en primer lugar con los formadores pero éstos necesitan sentirse respaldados por todos los hermanos, por lo ingrato que es este trabajo. Además, la formación permanente, lejos de ser un anexo de la formación inicial, es su prolongación esencial. Para cada uno la formación tiene que continuar toda la vida porque la vida consagrada “exige la adhesión total de cada uno a la persona de Cristo; esta conversión dura toda la vida. Se trata de asimilar progresivamente los sentimientos del Hijo en su ofrecimiento al Padre” (RdV 136). Por experiencia, sabemos bien que estamos siempre en camino.

Es bueno también que todos los religiosos conozcan los desafíos a los que las casas de formación tienen que enfrentarse y que constituirán las diferentes reflexiones de la sesión de formadores en Roma:

1 -- Hoy en día, se ha progresado mucho en lo que se refiere a la valorización de las personas; el crecimiento personal es una parte de los progresos que tenemos la alegría de constatar en el desarrollo humano. Sería difícil que un hombre con demasiados complejos, pueda testimoniar la “belleza del seguimiento de Cristo” (RdV 137). Sin una correcta autoestima sería difícil ser un “hombre nuevo auténticamente libre” (id.). En nuestras casas de formación se hace un esfuerzo para invitar a esa responsabilidad; las diferentes experiencias son organizadas para que cada joven descubra un campo de acción en el que podrá desarrollar sus talentos.

Sin embargo, les toca a los formadores detectar cualquier búsqueda exagerada de gloria humana que el Papa muchas veces califica de “autoreferencialidad”. Es verdad que esta tendencia es propia de la naturaleza humana en todos los tiempos y en todas las latitudes. El riesgo del egocentrismo ya lo subrayaba San Miguel: “La preocupación del yo, el yo, el fin de las cosas… Sólo nos vemos a nosotros mismos, sólo pensamos en nosotros mismos y de ahí nacen todas esas preocupaciones terrestres en las que se pierde la gente del mundo” (DS § 60). ¿Cómo entrar más a fondo en esta mística del anonadamiento, “imitar a Jesús anonadado y obediente”, tomando consciencia de la ascesis que eso implica?

2 -- Es normal, hoy en día, alegrarse por todos los medios de comunicación que son útiles, que facilitan el intercambio y que son un medio de apostolado. En nuestras casas de formación se lleva adelante una educación al uso de estos medios. Hay riesgos reales sobre los cuales tenemos que vigilar para preservar la interioridad, el sentido de sobriedad frente a cualquier solicitación, la importancia de la relación humana de proximidad sea en la comunidad sea afuera, que las relaciones virtuales desde una pantalla no pueden reemplazar. Hay que combatir el relativismo y el subjetivismo del mundo moderno que pueden influenciarnos y que exigen una educación.

3 -- Nos alegramos por todos los compromisos definitivos de nuestros jóvenes hermanos en algunas realidades y nos apena su carencia, en otros lugares. Es una gracia del Señor que se vive en nuestras casas de formación que se derrama sobre toda la Congregación. También nos afecta cuando alguien abandona algunos meses o algunos años después de su compromiso definitivo. ¿Cómo formar a los jóvenes a una mayor perseverancia y a vivir la obediencia, aún cuando el religioso está desorientado? Podemos entonces preguntarnos si fueron suficientemente conscientes de la gravedad del compromiso de los votos o de la ordenación. No se trata simplemente de un contrato sino de una consagración delante de Dios y de la Iglesia. El día de nuestra profesión, proclamamos: “Quiero vivir en comunidad, la alegría de la consagración…” (RdV 153); ¿Fuimos conscientes de las superaciones y de las frustraciones que implicaba esa fidelidad?

Lejos de tirar piedras a los que partieron, nos queda una pregunta a los que quedamos; es posible tener una fidelidad superficial sin un completo compromiso del corazón. Quedé impresionado por aquella interpelación del Papa sobre la “búsqueda de apariencias, que no va junto con pecados públicos y exteriormente todo parece correcto” (E.G. 93). La cuestión de la fidelidad y de la perseverancia nos atañe a todos los que tenemos que “reproducir y manifestar el impulso de Corazón de Jesús, Verbo Encarnado” (RdV 2).

Estas cuestiones tienen que ser consideradas durante esta sesión no sólo con miradas humanas sino con un corazón lleno de fe y de esperanza. Esta sesión está prevista para que cada formador pueda dar lo mejor de sí mismo, pero sin obsesionarse por el resultado a conseguir, como San Miguel que dio prueba de compromiso con Mons. Lacroix, sin obtener el resultado deseado. “Hagamos lo que Dios quiere, como él lo quiere; después, digan lo que quieran. Pero ¿y el éxito? No nos juzgarán sobre eso; el éxito depende de Dios, él se lo reservó; no nos metamos en lo que Dios reservó para sí mismo” (DS § 235).

Este encuentro de formadores busca también hacer crecer el compromiso y el fervor de los que fueron elegidos por la congregación para una tarea a veces ingrata pero exaltante ya que se trata de transmitir a una nueva generación nuestra felicidad de vivir al estilo de San Miguel (EG 84). Que toda la Congregación esté unida en la oración para que el formador betharramita sea sembrador según el Corazón de Jesús. “Él cuida del trigo y no se desespera a causa de la cizaña. El sembrador, cuando ve crecer la cizaña junto con el trigo, no tiene reacciones quejosas y alarmistas” (EG 24).

Laurent Bacho, scj
Consejero General para la formación

« A la luz de lo que vivo como formador, en contacto con muchos jóvenes, en diálogo con ellos y con varios formadores, me siento a veces desprovisto, frente a la complejidad de la tarea. Descubro cada vez más la complejidad de una vocación. Todo lo que podría decir y hacer para discernir una vocación y formar a una persona a la vida religiosa, va a quedar siempre corto frente a lo que la gracia de Dios puede realizar en aquel que quiere entregarse al Señor. Todo tiene que ser vivido en un acto de fe y de misericordia. Nosotros dejamos que la gracia haga su camino…»
P. Sylvain Dansou Hounkpatin scj