Los once vicariatos de la congregación (10)

sus raíces

El Capítulo Provincial de Italia de 1984-85 apoyó la apertura de una misión ad gentes por parte de la Provincia y el Capítulo de 1986 decidió … “dar una atención favorable al pedido de Obispo de Bouar que proponía la inserción de una comunidad nuestra en su diócesis”.

El 23 de diciembre de ese mismo año, el P. Arialdo Urbani y el P. Antonio Canavesi llegaron a Niem y dieron vida a la primera comunidad betharramita en tierra centroafricana.

En los años siguientes, la comunidad creció en número con la llegada de dos jóvenes religiosos: el P. Gusmeroli Beniamino y el P. Tiziano Pozzi. Se construyeron las primeras estructuras: además de una casita para la comunidad, empiezan los trabajos para la construcción de un dispensario, de la nueva iglesia de Niem y de las primeras capillas en la selva. Cuestionados por la situación de analfabetismo de la casi totalidad de la población de la región, comienza el proyecto de las “Escuelas de poblado” sustentado por la “adopción a distancia” que logra la adhesión de muchos amigos en Italia.

En otoño de 1996 se tomó la decisión de aceptar, con el P. Beniamino seguido por el P. Mario Zappa, un nuevo compromiso pastoral con la parroquia de N. Sra. de Fátima en ambiente urbano, en Bouar, con la perspectiva de formar una comunidad en la que recibir los jóvenes que deseaban empezar el camino a la vida consagrada.

De hecho, algunos años después, el 1º de noviembre de 2008, el hno. Narcisse Zaolo hizo su profesión perpetua y el 21 de junio de 2009 fue ordenado sacerdote: fue el primer sacerdote betharramita centroafricano.

El recibir en comunidad a postulantes centroafricanos, ponía no sólo problemas de espacio, sino también la necesidad de tener una casa propia, un terreno para cultivar y perspectivas concretas de compromiso pastoral. . Se buscó la manera de adquirir una propiedad en la periferia de Bouar, cerca de un gran colegio de la ciudad, pensando en la pastoral juvenil y en tantos pobres que había que socorrer.

En 2004, un arqueólogo francés, el sr. Vidal, propone la adquisición de un amplio terreno con una casa reducida a escombros, en el barrio Martineau, de Bouar. Desde 2006 hasta 2010, el P. Beniamino cuidó de los trabajos de arreglo de la vieja casa derrumbada, de la construcción del Centro San Miguel y de la nueva residencia de la comunidad y casa de formación.

El 30 de enero de 2010, el P. Mario Zappa, el hno. Angelo Sala y Martial Mongba fueron definitivamente a vivir en la nueva residencia betharramita Saint Michel y el 19 de junio de ese mismo año, se inauguró solemnemente el “Cetro para cuidados de enfermos de sida y enfermedades infecciosas”.

En 2009 fue constituido el Vicariato de África Central, parte de la Región San Miguel. Los tres núcleos que lo componen, Niem, N. Sra. de Fátima de Bouar y Centro San Miguel de Bouar, fueron erigidos jurídicamente como comunidades en 2013.

Piero Trameri scj

Su Presente y su Futuro... con el Padre Tiziano Pozzi scj, vicario regional

Es un placer presentar a nuestro vicariato diciendo que justamente en estos días ha quedado enriquecido por la presencia de dos religiosos que vienen de Costa de Marfil. Somos realmente internacionales: 5 religiosos italianos, 4 marfileños, un camerunés además de algunos centroafricanos en formación.

Naturalmente el comienzo fue caracterizado por un gran esfuerzo en la primera evangelización. Es suficiente pensar que en Niem, antes de nuestra llegada, la parroquia ni siquiera existía; sólo había dos pequeños centros misioneros visitados eventualmente por los capuchinos. Hoy Niem cuenta, además de la sede central, con 15 capillas, visitadas regularmente por nuestros religiosos.

Poco a poco, manteniendo el esfuerzo del anuncio del Evangelio, el vicariato está cada vez más comprometido, escuchando el llamado de la Iglesia centroafricana, en el campo de la escuela y de la salud (Escuelas de poblado) en las parroquias de Niem y de Fátima, Centro de Salud S. Miguel para los enfermos de SIDA, dispensario de Niem que pronto se transformará un verdadero hospital, con la construcción de una sala operatoria). Hablando de eso, permítanme que agradezca a todos los laicos que vinieron a ayudarnos para realizar estas obras de servicio a la población de África Central. Un punto fuerte y de apertura de nuestro vicariato fue y continua siendo el recibir a estos voluntarios compartiendo con ellos nuestra vida. Su presencia entre nosotros nos hace mucho bien, porque nos permite mantenernos con los pies en la tierra. Por eso, queridos hermanos, la puerta está siempre abierta incluso para ustedes.

Todas estas obras, sostenidas por la Providencia que se manifiesta a través de muchísimas personas que siguen confiando en nosotros, ciertamente son importantes, pero hoy estamos llamados a dar otro paso, a un gran desafío: invitar y aceptar a otros jóvenes de África Central para que sean parte de nuestra familia religiosa. Todos, cada día nos hacemos más conscientes de eso.

La tarea y el deber de la animación vocacional y de la formación inicial es realmente fundamental. S. Miguel, en Bouar, gracias a la presencia del Hno. Gilbert y del P. Marius, es nuestra comunidad de referencia en la que se realizan encuentros semanales, últimamente un poco desorganizados por la situación política del País. Con algunos jóvenes, en búsqueda vocacional, tenemos también fines de semana vocacionales y, al final de cada año, también en base a test de idioma francés, algunos jóvenes son admitidos al aspirantado que, a partir de este año, durará tres años.

De hecho el nivel escolástico de los jóvenes que golpean a nuestra puerta es realmente insuficiente. Llegar al final de secundario sin haber nunca leído o tenido un libro en mano, aquí es lo normal. Hace por lo menos diez años que la escuela pública no funciona. Si queremos tener jóvenes realmente conscientes de la orientación que quieren dar a su vida, nuestra primera tarea es la de darles una preparación escolástica adecuada; por este motivo nuestros jóvenes aspirantes frecuentan los últimos tres años en el seminario menor diocesano.

El itinerario formativo continua con los estudios filosóficos y teológicos en Costa de Marfil. Para nosotros, esta es una oportunidad que permite a nuestros jóvenes conocer la realidad internacional de nuestra Congregación y de tener una preparación adecuada. Actualmente hay dos jóvenes centroafricanos allá, sin olvidar al P. Narcisse, primer religioso sacerdote centroafricano en misión en Dabakala.

En el último Capítulo General se insistió mucho sobre la necesidad de una economía de comunión. Uno de los puntos de fuerza de nuestro vicariato fue el de haber constituido desde el comienzo una caja común. Esto nos permite, aún hoy, sustentar los diversos proyectos de promoción humana que emprendemos desde hace tiempo. Desde hace algunos años, es decir desde cuando existen los vicariatos, adoptamos una clara distinción entre la contabilidad de los proyectos y la de las comunidades. Para racionalizar los proyectos y sustentarlos, desde hace algunos años, se los discute todos juntos y se los aprueba en Consejo de Vicariato. Por el momento es imposible que las diferentes comunidades del vicariato logren la autosuficiencia del punto de vista económico, dadas las pocas entradas locales. Es necesario, por lo tanto, recorrer a la caja común. De todos modos, creo que el compromiso que todos tenemos que asumir es el de vivir de manera simple y austera. No tenemos que olvidar nunca la realidad socio-económica de África Central. Este es nuestro primer testimonio.

Concluyendo: si pensamos en la historia del vicariato de estos últimos años puede haber alguna decepción por la falta de crecimiento numérico de los religiosos centroafricanos; puede haber cierto miedo sobre la posibilidad de mantener y continuar los proyectos de promoción humana. Pero, si pensamos en la historia de nuestra congregación, siempre fuimos un poco precarios y al límite, en todo sentido… y sin embargo el Señor nunca nos abandonó.