In memoriam...
Padre Enrique Miranda scj
Resumen de la homilía misa exequial P. Enrique Miranda scj (Viernes 21-2-2014 – Basílica del Sagrado Corazón de Barracas).
Queridos hermanos y hermanas en el Señor: Querido Mons., hermanos sacerdotes, religiosos y laicos.
Nos hemos congregado esta tarde para despedir al amigo, al hijo, al hermano, al sacerdote betharramita que nos ha dejado. El misterio Pascual de Cristo se ha hecho presente en la vida de Enrique y nos reclama la fe en la Resurrección de Cristo que nos ayude y consuele en estos momentos de prueba.
Frente a esta basílica repleta de hermanos las palabras parecen sobrar, sobre todo cuando queremos caracterizar a aquél que ha partido en breves conceptos. La presencia, lo sabemos, puede más que las palabras. Aquí están hoy reunidos los frutos buenos de un árbol bueno.
Pero la Palabra de Dios siempre nos ilumina y da un sentido verdadero a lo que más nos cuesta aceptar por el dolor.
Escuchábamos en la primera lectura que…” si esta tienda de campaña, nuestra morada terrenal es destruida, tenemos una casa permanente en el cielo, no construida por el hombre, sino por Dios”. (cf Ef 5,1-ss) 2 Cor 5
Al oírla se me antojaba pensar en tus dones para todo lo que fuera práctico y manual. Pero también en los muchos desvelos que pasaste por el cuidado de nuestras grandes casas, de los edificios que, particularmente Enrique cuidaba con especial solicitud. No sólo por medio de su mantenimiento habitual, sino en las cosas excepcionales, como los vitraux, los techos, las instalaciones de todo tipo. Hoy, ante su partida, sólo cabe decir: Enrique, ya está… La Casa ya está edificada y es Dios mismo el que lo ha hecho, ya no tienes que preocuparte más de todo aquello que más de una vez te quitaba el sueño. El Señor te recibe dulcemente en su casa.
El Salmo 22 nos recuerda además que, como Pastor, has sabido ganarte el afecto de muchos, especialmente porque siempre supiste cultivar la amistad entorno a ti. Ciertamente algunos han gozado de tu amistad, pero hoy quiero evocar la que cultivaste, la que nació alrededor de tu alegría y dinamismo. Tu consejo firme y fuerte sostuvo e hizo reaccionar a los que estaban confundidos. Tu amor a los niños y jóvenes, muchos de ellos hoy transformados en familias, matrimonios, vocaciones consagradas. Es que ese amor se fundaba en la amistad de Jesús, el Gran amigo. El que nos presentabas con palabras siempre amenas y hasta cautivantes para muchos. Jesús el Camino, la Verdad y la Vida.
¡Tu pastoreo ha traído fecundidad a la Iglesia, Enrique! Particularmente en Betharram y, de la misma manera que muchos betharramitas, has dejado una estela que hoy otros siguen en esta peregrinación hacia Cristo, en la que tú te nos has anticipado.
Su mamá, Pochi, aquí presente, solía decir que estaba orgullosa de su hijo ENRIQUE, el sacerdote. Hoy le digo junto con todos los aquí reunidos, que debe seguir orgullosa de su hijo, ya que ahora podremos, por la Misericordia de Dios, contarlo entre los intercesores que junto a maría de Betharram, San Miguel Garicoïts y el P. Etchecopar, sabrán ayudarnos a honrar la vida que tenemos por delante. Desde el cielo, donde María es Capitana , nos guiará como ovejas del rebaño, la voz del Buen Pastor que lo ha elegido: Jesucristo.
Finalmente nos queda el icono de Betania (Jn 11,17-27), el lugar de la hospitalidad y la amistad, pero también de la Pasión por la enfermedad vivida. Un lugar que nos recuerda los muchos cuidados que como Marta y María con Lázaro, supieron tener con Enrique los hermanos que lo acompañaron de cerca. No sería justo olvidar a alguno…, pero quiero recordar ahora a Hno. Gustavo Angarola, a Gabriela Vázquez, a su hermano y familiares, a Alfredo Crespo, y a los padres betharramitas que lo ayudaron a aceptar la voluntad de Dios para este último tramo de su itinerario hacia el cielo. En ese abandono en las manos del Padre está la certeza del amor de Dios y la Resurrección.
Queridos hermanos, hoy el Señor nos pide esta ofrenda, la despedida de alguien que no olvidaremos. Que seguramente vamos a extrañar corriendo por los pasillos con su llavero en una mano y su celular en la otra. Es el amigo que se ha anticipado, después de haber sembrado en los corazones de muchos el germen de Cristo.
Dale Señor el descanso eterno. Que descanse en paz.
Gustavo Agín, scj
El padre Enrique Miranda nació en Buenos Aires el 8 de octubre de 1956. Realizó sus estudios primarios y secundarios en el tradicional colegio porteño San José, de los padres bayoneses (betharramitas).
En 1974 asistió al VII Congreso Eucarístico Nacional, celebrado en Salta. En esa oportunidad descubrió su vocación sacerdotal en la congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, fundada por San Miguel Garicoits.
A principios de 1975, debido a que en ese momento la congregación no tenía casa de formación en la Argentina, fue enviado a Francia donde cursó dos años de Filosofía. En 1978 hizo el noviciado en Villa Betharram, Adrogué, provincia de Buenos Aires, donde tuvo como maestro de novicios al padre Ignacio Gogorza SCJ, actualmente obispo en el Paraguay.
Cursó Teología en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires, en Villa Devoto.
Fue ordenado sacerdote en una multitudinaria Eucaristía celebrada en los jardines de Palermo, acto central del VIII Congreso Eucarístico Nacional, en cuya ocasión fueron ordenados sacerdotes 21 diáconos, tres de los cuales betharramitas, por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Juan Carlos Aramburu, con la presencia del legado pontificio,cardenal Agostino Casaroli.
Tras ejercer su ministerio sacerdotal en el tradicional Colegio San José, de Buenos Aires, fue director del colegio Sagrado Corazón, de Rosario, y posteriormente del Instituto del Sagrado Corazón de Jesús, de Barracas.
Desde septiembre de 2005 a junio de 2009 fue superior provincial y vicario regional de la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram.
Desde el 22 de marzo de 2009 hasta la actualidad se desempeñaba como párroco de la basílica del Sagrado Corazón de Jesús, en el barrio porteño de Barracas.+
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