Escuchando a San Miguel...
Cuaderno Cachica, 14
La unidad de la Iglesia ¿no es una característica que también las personas más insensibles le pueden reconocer? ¿Y quién tiene que garantizar que se mantenga, esta unidad? ¿Quién es, en una palabra, el jefe de la Iglesia, el centro hacia el cual tendrían que orientarse todos los fieles? Es Roma, es el sucesor de Pedro.
Mi madre, decía el Padre Superior, sintió la necesidad de estar del lado de Roma. Cuando se casó, en Francia había revolución, el clero había jurado fidelidad a la Constitución. Ya que ella no quería tener nada que ver con el párroco del pueblo, tuvo que ir a España para recibir la bendición nupcial de un sacerdote que estuviera unido a Roma. Francia, decía, se separó del Papa, pero nosotros tenemos que quedar de su lado.
Esta madre cristiana supo hacer correr en el corazón de su hijo, junto con su sangre también el amor por la Santa Sede. Nunca, nos decía, nos enseñó los cuatro artículos (del Galicanismo, ndr)Siempre creyó en la infalibilidad del Papa. Si hubiese creído lo contrario, aseguraba, hubiera creído cometer un pecado mortal.
Cuaderno Cachica, 14
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