Encuentro anual de Laicos Betharramitas en Adrogué
El 1, 2 y 3 de noviembre en la casa de Villa Betharram, Adrogué, se realizo el encuentro anual de Laicos Betharramitas. Hubo participantes de casi todas las comunidades, también acompañaron los padres Gustavo, Paco y Giancarlo.
Se trabajó sobre la dimensión espiritual del laico, espiritualidad Betharramita desde el ser LAICAL, las reflexiones fueron individuales y grupales. El signo que se entregó al final fue una mano… la mano que va del corazón de Jesús al corazón del mundo.
Se viven días de encuentro fraterno como FAMILIA.
Los niños van ocupando un lugar importante en el encuentro… ellos viven y experimentan lo que es ser familia, ven a sus padres compartir, rezar, servir… ellos colaboran, rezan, cantan… se van conociendo y comparten como hermanos… año a año se los va viendo crecer en tamaño y en número…
Betharram es familia!
Aquí hay dos testimonios de laicos que asistieron a l’encuentro:
Paula Andrea Erdfehler:
Este primer fin de semana de noviembre, tuve la posibilidad de participar, con mi familia, de este encuentro de Familias Laicas Betharramitas y como todos los años ha logrado colmar mis expectativas. Siento que aquí no solo vengo a recargar mi espíritu… sino a aprender y descubrir muchas cosas… en este año en particular, he logrado re-confirmarme que soy una Betharramita de alma y que el carisma de San Miguel es mi modelo, gracias a los conocimientos que nos refrescó y transmitió el padre Gustavo Agin. También tuve la oportunidad de conocer excelentes personas, y de re-encontrarme con otras conocidas y muy queridas familias de esta comunidad. Con todas siento que comparto y coincido en muchas cosas, como las ganas de tener este remanso espiritual, de aprender, de misionar, de encontrarse, de compartir, de crecer en la fe, de ser mejores Betharramitas, etc. ¡Gracias FALABE por existir!
Diana Zarza:
Sentirme en casa entre amigos, es el estandarte que me invita cada año a este retiro. Poder encontrarme en un hermano y que él pueda verse en mí, fortalece nuestra fe en familia y permite que podamos vivirla como hijos de un mismo Padre, así en comunión, tomados de la mano en un abrazo fraterno que sostiene, un abrazo que da y recibe, un abrazo sanador que unifica nuestros corazones y los ofrece al corazón misericordioso de Jesús. Eso es FALABE, un lugar donde puedo estar a pies descalzos, compartiendo la vida en nombre de Dios.
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