Congregación - Fiesta de San Miguel

Miguel:
Un día, siendo niño, quisiste tocar el cielo con tus manos
y subiste, para eso, de colina en colina.
Con sorpresa y decepción de tu parte el cielo se iba alejando.
La perla preciosa no estaba allí;
pero, ya entonces, sabías que, por ella, hay que dejarlo todo y ponerse en marcha.
"Ecce Venio" "Aquí estoy".
Constante, día tras día, por nuevos caminos, fuiste encarnando tu ideal de tocar el cielo con las manos.
Y lo hiciste realidad... ¿Cuándo?...
Cuando contemplabas, en la naturaleza exhuberante,
las huellas del Padre.
Cuando, en los momentos de oración,
la presencia de un Dios
"derretido en amor inundaba tu ser y cuando, en las Eucaristías, te perdías en El.
Cuando la Virgen de Betharram
te hablaba con cariño de Madre y cuando corrías
para asistir a los enfermos o socorrer a los pobres.
Cuando veías crecer a tu lado a una nueva familia religiosa
y cuando compartías con tus hermanos
el pan humilde de la mesa o el Pan de la Palabra...
Ni siquiera en los momentos de dolor, sacrificio y entrega
te abandonaban la alegría y la paz.
Así fue como ,
en la madrugada de un día de la Ascención, llegaste al Paraíso definitivo, que tantas veces habías "tocado" con tus manos,
mas, para siempre ya y en plenitud.
Nosotros, también hoy, urgidos por la construcción del Reino
te pedimos, Miguel, que sigas a nuestro lado
para que sepamos ser como tú: testigos de la ternura de Jesús, creando "espacios" de libertad, justicia y amor
("espacios de cielo")
en esta Tierra de peregrinos.
Amén.
 
José María Ruiz,SCJ