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Gustavo India
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14/09/2011

Noticias en Familia - 14 de setiembre de 2011

Sumario

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La palabra del Padre general

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JESÙS ANONADADO Y OBEDIENTE

Lo veníamos llamando el Manifiesto del Fundador. La Nueva Regla de Vida 2011, llama a este escrito de San Miguel, El texto fundador. En el Cuaderno Cachica figura como Prefacio a las Constituciones de 1838. Contiene la mística desde la que los Sacerdotes de Betharram tienen que practicar las Constituciones de los Jesuitas. Nuestro Padre San Miguel Garicoits ha expresado aquí su experiencia carismática en este escrito.
Nuestro Fundador tiene dos grandes preocupaciones: los hombres son de hielo y hay tan pocos sacerdotes que obedezcan. Son los dos problemas de la sociedad y de la Iglesia después de la Revolución. En la mentalidad de san Miguel, la Revolución francesa ha iniciado un proceso de descristianización que aleja a los hombres de Dios. Por otra parte, las ideas liberales de la Revolución han creado confusión y división entre los sacerdotes, muchos de los cuales no obedecen a los obispos. Una respuesta a esas dos situaciones es la persona humilde y obediente de Jesús.
Se trata de una contemplación, de un espectáculo prodigioso, centrado en la persona o en el corazón de Jesús anonadado y obediente, inspirándose sin duda en el himno de Fil. 2, 6-11. Jesús es el Hijo único de Dios. Forjado en la experiencia de amor dentro de la Trinidad. Está animado por el Espíritu de su Padre. Quien lo ha enviado para revelarnos que es amor, que ama a la humanidad, aunque ésta se haya convertido en su enemiga, y que quiere movernos a entrar en esa dinámica del amor, amándolo como él nos ama.
Este objetivo se logra en la encarnación: El Hijo de Dios se hizo carne. La encarnación que es toda la vida humana de Jesús, el Hijo de Dios, desde el momento de su concepción virginal hasta la muerte y muerte de cruz. Esta humanidad de Jesús es un acto único de ofrenda, su vida entendida como una carrera, con su dinámica misionera, como un salto (D.S. 43). Este acto único de ofrenda se expresa en el ¡Aquí estoy! Es el ¡Aquí estoy! de la concepción, que se prolonga durante toda la carrera de la vida de Jesús y que culmina en la cruz: Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre (Hb. 10,10).
Jesús anonadado ante Dios. ¡Dios todo, yo nada! vaciado de sí mismo, empequeñecido, reducido a la nada, “effacé”, que no se hace notar, que no se complace cerrándose en su ser Dios, que renuncia a los privilegios que le corresponden por ser Dios, siendo Dios se hace hombre, lo cual es una degradación evidente, se hace servidor, es más, se hace víctima: carga con los oprobios y las humillaciones que solemos planificar los hombres a los buenos, que a veces molestan porque se diferencian del pensamiento y de la actuación únicas. Desde el momento de la encarnación, es el anonadamiento lo que lo hace solidario de los hombres y mujeres humillados. Por eso se coloca en el lugar donde están las víctimas, los anonadados, y permanece durante toda su vida, su salto, su carrera, en situación o estado de víctima.
Jesús obediente, que no hace nada por sí mismo, que actúa siempre movido por el impulso del Espíritu de Dios, se abandona a todos los proyectos que el Espíritu del Padre tiene sobre él: Tu voluntad, no la mía (Lc.22, 42). Desde el primer momento de la Encarnación y a lo largo de su vida, su carrera, dice: ¡Aquí estoy, vengo para hacer tu voluntad, Dios mío! (Hb. 10, 7) El fundamento de su obediencia es su comunión e identificación con el Padre: no tiene ideas, ni palabras, ni proyectos propios; sus ideas, sus palabras, sus proyectos son los del Padre, lo cual quedó de manifiesto en su entrega en la cruz, donde por amor al Padre y a los hombres aceptó el fracaso de sus proyectos para que se impusiera por sí mismo el proyecto de amor del Padre.    
La contemplación de Jesús anonadado y obediente es el fundamento y la fuerza de la vida del Padre Garicoits y de los betharramitas, sean religiosos o laicos. Jesús anonadado y obediente es nuestra vida. Los religiosos del Sagrado Corazón de Jesús estamos convencidos que el Padre Dios nos regala a Jesús anonadado y obediente para que sea el atractivo, el modelo y el medio para vivir en el amor de Dios y de los hermanos. El anonadamiento y la obediencia son los aspectos que los betharramitas admiran y aman más del Corazón de Jesús. Y porque lo aman quieren imitarlo. Es todo un trabajo de interiorización que tiene como objetivo la configuración, ser con la misma radicalidad de Jesús, anonadados y obedientes. Y en este ser como Jesús, anonadados y obedientes, radica el sentido, la alegría y la felicidad de los betharramitas. Es el motivo por el que San Miguel Garicoits y todos los betharramitas se sienten impulsados a consagrarle la vida al Señor mediante los votos de pobreza, castidad y obediencia. La  vida de cada religioso betharramita es así un testimonio viviente y alegre de Jesús anonadado y obediente para todos los que quieran mirarlo.
Con el mismo entusiasmo y pasión los sacerdotes de Betharram quieren vivir su misión. No se contentan con haber encontrado la perla preciosa que es Jesús anonadado y obediente y la alegría y la pasión que ha dado a su vida. Quieren consagrarse con todas sus fuerzas y sus posibi-lidades a que todos los hombres encuentren la perla, den una nueva orientación a sus vidas y vivan felices y alegres. Es la misma felicidad de Jesús anonadado y obediente, la misma felicidad de San Miguel Garicoits y de los Sacer-dotes de Betharram, la misma felicidad al alcance de todos los hombres si hay misioneros que les ayude a conocer, amar y seguir a Jesús anonadado y obediente.
San Miguel Garicoits nos presenta a María, Madre que nos protege, unida al misterio de Jesús anonadado y obediente: totalmente dispuesta en todo lo que Dios quisiera (obediente) y totalmente sumisa a todo lo que Dios hacía (anonadada). Es interesante ver que San Miguel Garicoits propone como patronos del Instituto a San Miguel Arcángel, cuyo nombre lleva; y a San Ignacio de Loyola en quien se ha inspirado con los Ejercicios Espirituales y también con las Constituciones para organizar la Congregación.

Gaspar Fernandez,SCJ

 

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nef-etchecopar.jpgEl Padre Auguste Etchécopar escribe... 

al P. Jean Magendie, 18 de junio de 1893

La cruz tiene que estar siempre plantada en el terreno de la Congregación  a veces en un punto, a veces en otro, para que desde allí su linfa fecunda circule en todas las partes de la obra y derrame la vida del buen Dios y los frutos que quedan.
“Yo elegí esta cruz y la planté, aquí, ahora, para que den frutos y que su fruto permanezca”. (Cfr. Jn 15,16)
Sin la Cruz, se recoge, si se quiere, mucho humo, mucho ruido, mucho viento… Pero las almas del cielo son frutos de la Cruz.
En fin, sufrimos, pero sin desanimarnos; gemimos, pero llenos de confianza; alegres en la esperanza, convencidos de que Dios sacará un gran bien de nuestras pruebas; y que el demonio, furioso por el bien realizado en el Instituto, será rechazado a fuerza de humildad, de paciencia, de amor hacia el Corazón de Jesús.


Testimonio

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TIEMPOS PELIGROSOS

El P. Thomas Kelly celebró su jubileo sacerdotal en Droitwich el 1º de julio de 2011, fiesta del Sagrado Corazón. Entre los miembros de su familia que lo rodeaban, estaba su hermano mayor, Peter, con 88 años de edad. Nunca me había encontrado con él, hasta ese momento, pero me habían hablado mucho de él. Religioso sacerdote de Betharram, había dejado la Congregación en 1958 para la diócesis de Cardiff, donde estuvo desde entonces. Esa tarde, me contó las circunstancias de su ordenación, en Jerusalén, en 1947.

Se habían previsto las ordenaciones para el 15 de agosto, con otro escolástico, Sauveur Londhaitzbehère, de las manos del patriarca. Éste estaba indispuesto y le dijeron que el nuncio apostólico del Cairo se encargaría de la ceremonia. Pero la inestabilidad política impidió al nuncio desplazarse; entonces el Patriarca aceptó, a pesar de todo, ordenar a los dos betharramitas a las 5 de la mañana en su capilla privada. El taxi que llevaba a los dos ordenandos y al P. Duvignau partió de Belén hacia Jerusalén el 15 de agosto a las 2 de la madrugada.
Como era el último mes del mandato británico, una patrulla militar de su Graciosa Majestad los paró en el puesto de control cerca del monasterio de Mar Elias. Todo agitado, el joven militar gritó: ¿No saben del toque de queda? Tenemos orden de tirar a vista. Pero ¿qué hacen en plena noche? Peter comenzó a explicar que eran religiosos y que iban a ser ordenados ; después tuvo que explicar al soldado desconcertado lo que quería decir religioso y ordenación. Llegó el capitán, furioso, diciendo que grupos de judíos y de árabes habían tiroteado toda la noche y que tenía la orden de ejecutar cualquiera que violase el toque de queda. Mientras los religiosos estaban bajo la amenaza de las pistolas, el taxista, muerto de miedo, los abandonó en el lugar y volvió a Belén. Cuando finalmente los militares liberaron al trío betharramita, resignado a continuar a pie hasta Jerusalén, le dieron esta advertencia: Cuidado, nuestras patrullas ya dispararon contra tres personas, esta noche.
Los caminantes, llegaron al patriarcado a las 5,30; el portero trató de liberarse de ellos, so pretexto de que estaban atrasados. El P. Duvignau respondió: Diga al Patriarca que si no procede a las ordenaciones hoy, tendrá que encontrar siete nuevos profesores para el seminario de Beit-Jala, el lunes por la mañana. El portero hizo el mandado y el Patriarca  bajó inmediatamente para celebrar en la capilla privada. La ceremonia se desarrolló sin inconvenientes, tanto que a las 6,30 los tres betharramitas volvían muy tranquilamente a Belén. Desde ese día, el P. Peter dice que su ordenación fue debida al chantaje hecho contra el obispo por su superior.

Austin Hughes,SCJ


5 minutos con...

el Padre Mongkhin Chaorentham

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En el primer semestre de 2011, después de años dedicados a la formación, el P. Mongkhon Camilo Chaorentham, joven betharramita tailandés, fue a dar una mano a las comunidades scj de Inglaterra, afligidas por la muerte del P. Colin Fortune, acontecida el 1º de diciembre de 2010.
Le preguntamos a Mongkhon como se hace para sumergirse, a 10.000 km del propio país, en un nuevo campo de misión.

Nef: ¿Cuáles fueron tus sentimientos cuando los superiores te pidieron que fueras por un tiempo a Inglaterra? 
- A decir verdad, me sentí mal porque hacía un año que había sido encargado de la comunidad de Garicoits House. Me sentí como si no tuviera las cualidades necesarias para ser formador y que por eso los superiores cambiaban de orientación; pero acepté la decisión y di mi disponibilidad para partir. No hice preguntas, pero reflexioné sobre el trabajo desarrollado en la formación; de hecho, desde mi ordenación, siempre estuve en la formación y conozco sus dificultades. Realmente me gustaba la idea de trabajar en una parroquia, por un tiempo y hacer una buena experiencia, pero nunca habría pensado en Inglaterra. Considero que esta decisión es parte del proyecto de Dios. Al comienzo me preocupaba la lengua porque, en Tailandia, no tenía ocasión de practicarla, además no conocía la gente ni la cultura. En oración, me entregué a la Providencia de Dios para que todo fuera para bien.

¿Cómo fuiste recibido por los parroquianos, impresionados por la muerte imprevista de su párroco, el P. Colin Fortune, en diciembre pasado?
- Al comienzo, permanecí en el Priorado de Olton donde los parroquianos me recibieron con mucho calor y cordialidad. Por suerte, ya conocía a los Padres Austin, Dominic, Anton, al Hno. Gerard, a los tres diáconos indianos* y a Bruce y Brede, los dos laicos que cada año van a Tailandia para enseñar el inglés a los postulantes: en fin, me sentí como en mi casa. Además, los parroquianos venían a menudo a hablar conmigo, demostrándome amistad y respeto. En este período me turnaba con el P. Austin para celebrar misas en Great Barr. Después me trasladé a la parroquia Holy Name (Great Barr); aquí también me recibieron muy bien los parroquianos que nunca me dejaron faltar su amistad y su ayuda en la organización de las actividades parroquiales. También en las tres escuelas donde iba a celebrar la misa siempre fui recibido muy bien.

¿Tu ministerio en Great Barr te ayudó a enriquecer tu experiencia como religioso-sacerdote betharramita? 
- Puedo afirmar que esta experiencia como religioso-sacerdote de Betharram enriqueció mi vida personal y mi ministerio. Al comienzo, mi compromiso con la vida parroquial no iba más allá de la celebración de la Santa Misa. Durante la Cuaresma, comenzó mi plena participación al ministerio parroquial: visitas a las familias, celebración de la Palabra con distribución de la Eucaristía, unción de los enfermos en el hospital, visita a los ancianos, siempre con la ayuda del diácono Terry. El Hno. Gerard, el Hno. John, Tina, Bernades y Angela organizaban el horario de mi ministerio en la parroquia; su colaboración hizo que mi trabajo fuera más eficaz y placentero. En Great Barr descubrí que los parroquianos necesitaban del sacerdote, necesitaban de Dios; necesitaban de una guía en su vida espiritual para encarar diferentes problemas. Durante la Cuaresma, muchas personas venían a confesarse porque antes habían recibido nuestra visita. También su participación en la liturgia enriqueció mi vida. Puedo afirmar que compartimos nuestras culturas enriqueciéndonos recíprocamente; transmití la riqueza cultural de  mis parroquianos a mis hermanos en Tailandia y transmití a los parroquianos un poco de mi cultura, estilo de vida, modo de comunicarnos, respeto recíproco, cuidar los unos de los otros, cooperación en la parroquia y en el camino de fe.

En tu camino de formación, pasaste algunos años en la India. Fue tu primera experiencia en el extranjero
- Confieso que, en un primer momento, me negaba a ir a la India! Pero, acabados mis estudios en la India, mi cabeza estaba más abierta y capacitada para comprender a los demás y a mí mismo. Me di cuenta de que aprender la lengua era importante y eso me dio más confianza en mí mismo para encarar la misión. La experiencia en la India me hizo más fuerte física y espiritualmente, porque sentí la fraternidad de hermanos de otros países y me hizo disponible a ir a cualquier parte, según las necesidades de la Congregación y las capacidades que Dios me dio. Esa experiencia en la India hace posible, aún hoy, mi misión en la parroquia de Great Barr, con el apoyo de mis hermanos y de los otros padres de Inglaterra.

Tailandia, India, Inglaterra: eres uno de los pocos que tuvieron la oportunidad de vivir por un tiempo en los tres vicariatos de la región Beata Miriam. ¿Cómo juzgas esta nueva estructura asumida por la Congregación?
- Mi opinión personal: esta estructura favorece la ayuda recíproca, el compartir entre hermanos, el intercambio de religiosos; esto es muy útil, pero con algunas reservas. Vivir en países diferentes, abre nuestra mente, favorece la comprensión recíproca, el conocimiento de las difi-cultades que tienen diversos países; además me di cuenta de que hay una mayor atención mutua. Cada país tiene sus bellezas, su maravillosa cultura: si hacemos esta expe-riencia, vamos a amar más a Dios y a los hermanos. Para que la actual estructura de la congregación funcione mejor, tenemos que dedicar más tiempo a la comuni-cación, trabajar mucho y compartir todo. Pero, en todo estamos llamados a tener confianza en la Providencia de Dios y a asumir nuestra responsabilidad.

Una última palabra para tus hermanos más jóvenes de tu Región…
- Yo les diría: tengan confianza en la Provi-dencia de Dios, estudien con empeño, den importancia al aprender la lengua, amen el saber, lean las noticias betharramitas, la NEF; esto nos llevará a un conocimiento mutuo más profundo, pero, si estará acompañado por la iniciativa personal, por la apertura del corazón y de la mente, por la aceptación de las diferencias. Finalmente, somos miembros de la misma Congregación, tenemos el mismo carisma, somos uno en Cristo, aún perteneciendo a naciones diferentes con diversas lenguas. Ánimo, entonces. Caminen juntos, en la congre-gación, llevados por el Espíritu Santo y con la intercesión de la Virgen de Betharram y de San Miguel; dispuestos a ir a proclamar la buena noticia a los pobres. Aquí estoy, vengo para hacer tu voluntad. Que Dios los bendiga.

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In memoriam

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PADRE NICOLSA AYERZA

Laurgain 29 de octubre de 1924 - Pau 9 de julio de 2011.

El buen Dios llamó a Nicolás.
Estuvimos juntos durante casi 80 años. Nos encontramos por la primera vez en el seminario menor de Mendelu en 1936: él tenía 11 años y yo 10.
Desde entonces anduvimos juntos por el mundo de Betharram: Mendelu (seis años), Balarin (tres años), Belén (tres años), Bel Sito (un año), Mendelu (dos años), América (diez años), Azpeitia (nueve), Mendelu (treinta y cinco). Y hoy está al lado de Dios, mientras que nosotros vamos a camino de alcanzarlo.
Ahora, lo mejor para nosotros es mirar a Jesús nuestro Señor, nuestro Maestro, nuestro hermano mayor, el hermano universal. Hace poco, escuchamos a Pedro dibujar el retrato de Jesús: “Jesús de Nazaret, que Dios ha ungido con el Espíritu Santo y con la fuerza, que pasó haciendo el bien y curando a todos los endemoniados porque Dios estaba con él”.
Y bien, a pesar de la debilidad, los errores, las miserias de las que nadie escapa en esta vida, hay que decir que Nicolás también, pasó su vida haciendo el bien: como educador en los colegios de América, de Azpeitia, de Mendelu, o en el ministerio pastoral de las capellanías y el servicio dominical en los santuarios de la campaña.
De hecho, si es relativamente fácil mostrarse simpáticos y buenos con nuestro prójimo, eso es más delicado y problemático con las personas al margen de la sociedad. Ahora bien, quiero subrayarlo, Nicolás tenía una sensibilidad, una debilidad para con los aislados, los desabrigados, los mendigos… al punto que, a veces, había que invitarlo a ser más prudente en ese apostolado difícil.
Por eso, el mejor homenaje que podemos tributar a nuestro hermano Nicolás, es compartir con los que nos rodean, las cosas buenas que hemos recibido de Dios.
Y cuando llegue nuestra hora, ojalá puedan resonar en nuestros oídos esas palabras que ya escuchó nuestro hermano Nicolás: “No tengan miedo: crean en Dios y crean también en mí. Voy a prepararles un lugar para que ustedes estén junto conmigo”.

José Gogorza,SCJ

In memoriam

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PADRE LINO ILLINI

Isolaccia 28 de octubre de 1916 - Passa Quatro 20 de julio de 2011.

El P. Lino nació en 1916, en Isolaccia, en provincia de Sondrio (Italia). Emitió su primera profesión religiosa en 1936. En Tierra Santa hizo sus estudios eclesiásticos, filosofía en Nazaret (Galilea) y teología en Belén (Judea), pasando por momentos de fuerte turbulencia, hasta el punto de ser prisionero de los ingleses en Beit Jala, a causa de la guerra que se desató, en ese momento, en Palestina. Su ordenación sacerdotal y primera misa también fueron en Palestina, en 1942.
En 1948, el joven levita, respondiendo su “aquí estoy”, cruzó el Atlántico en dirección al Brasil, para sumarse al grupo de hermanos betharramitas ya presentes en tierra brasileña. En setiembre llegó como nuevo misionero, recibido en el puerto de Río de Janeiro por su compatriota, el P. Dante Angelelli.
Al llegar al Brasil, el P. Lino se estableció en el Gimnasio San Miguel, en Passa Quatro, casa madre del Betharram brasileño. En esa época, funcionaba también, en Conceição do Rio Verde (Estado de Minas Gerais), el Instituto San José, escuela primaria para alumnos internos y externos, bajo la dirección de los betharramitas P. Eduardo Mieyaá, P. Domingo Rodríguez y P. Francis Darley. El Instituto funcionó hasta 1951, año en el que yo entré como aspirante vocacional. El año siguiente, 1952, el seminario menor de Passa Quatro fue trasferido para Conceição, juntamente con el equipo de profesores-formadores: el P. Enrique Lasuen, Director, el P. Lino Illini, el P. Emmanuel Calvarin y otros… De los 63 años que vivió en el Brasil, el P. Lino pasó la mayor parte en Conceição. En un primer momento, de 1952 a 1968, dio clases de matemática y de dibujo. En la comunidad, siempre tuvo la responsabilidad de ecónomo… sin dinero. Para los seminaristas, la responsabilidad del P. Lino era el cuidado del dormitorio. En un momento, llegaron a ser 110 seminaristas. Cuando aparecía en los recreos, era muy juguetón y amigo de todos. Le gustaban mucho y era muy hábil para los trabajos manuales. Su cuarto confirmaba esa tendencia, por la cantidad de herramientas. Ayudó mucho en la administración de la construcción de la Capilla San José, del dormitorio de los Padres, de nuevas salas de aulas, de la piscina, etc.
Después de 1968, cuando el seminario menor volvió a Passa Quatro, el P. Lino pasó un tiempo en el Gimnasio, un tiempo en su tierra natal y un largo tiempo en Conceição, acompañado por el P. José María Ruiz. En ese tiempo, el P. Lino se volvió “fazendeiro”, cuidando de nuestra propiedad con una importante plantación de café. Corría, entre nosotros, la broma: “café fino (es decir, de buena calidad) es el café del P. Lino”.
Era notable en el Padre, la facilidad que tenía de conversar con la gente, de recordar los nombres y su habilidad de orientarse por callejuelas y labirintos por los cuales había pasado sólo una vez, por ejemplo, por las calles de la complicada ciudad de São Paulo, etc… La puntualidad era también su característica. El ministerio sacerdotal que siempre gustaba de prestar, era el de asistir a los enfermos y consolar las familias de difuntos.
En determinado momento, volviendo de vacaciones, optó por quedarse en Passa Quatro, huésped de la familia Shianni, que lo recibió fraternalmente y que lo cuidó con mucho cariño hasta la mañana del 20 de julio de 2011, cuando volvió a la casa del Padre, a los 95 años de edad y 69 de sacerdocio.

Paulo V. Campos,SCJ


 

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8. LA CAPELLANÍA BETHARRAMITA DE BELÉN 


La Hna. Miriam que, en 1877, había recibido la ayuda del P. Chirou, de Betharram, para la capellanía y también para los trabajos, no se contentava soló con él. Según sus avisos celestes, quería una comunidad de betharramitas. Se lo pide a Mons. Bracco que, conocedor del estricto monopolio franciscano, se negó. Ella, entonces, escribió a la Propaganda. El Cardenal tardó 7 meses en enviar la negativa, por la misma razón que el Patriarca; había que abandonar tal proyecto. Pero, segura de la voluntad celeste, la Hna. Miriam escribió al Papa, en ese entonces, León XIII, que pasó la carta a la Propaganda. La negativa de esta llegó después de la muerte de la Hermana, fallecida el 26 de agosto. Pero, antes de su muerte, había escrito a su amiga Berthe que fuera ella misma a ver al Papa para interceder por esta causa. Decía muy segura, al P. Chirou: “Está hecho en el Cielo; se hará en la tierra”.
En octubre llegaron a Belén el P. Estrate y la Srta. Berthe para tomar el corazón de la Hna. Miriam, destinado al Carmelo de Pau. A la vuelta, pasaron por Roma y Berthe obtuvo una audiencia de León XIII, a quien expuso el pedido de la Hna. Miriam, garantizando que ella asumiría los gastos de esta comunidad tan deseada. El Papa quedó convencido… Finalmente, el decreto de aceptación llegó a Betharram a fines de diciembre de 1878. Sobre estos hechos de origen celeste, el Consejo general del Rvmo. P. Etchécopar designó al P. Chirou como superior de la futura pequeña comunidad de los Padres Estrate y Abbadie con el Hno. Hilaire. Éstos llegaron a Belén el 31 de mayo de 1879, víspera de Pentecostés. Una vez más, la Hna. Miriam había logrado su causa.
También por su disposición y de la Srta. Berthe, se había comprado la colina cercana a la del Carmelo y se pidieron los planos de la residencia al Capitán Guillemot, recomendado por el Cónsul. Al P. Chirou le parecieron demasiado grandiosos los planos y se quejó de eso a la Hna. Miriam a la que encontraba todo el tiempo en los andamios del Carmelo. La Hna. Miriam le cerró la boca con una profecía: “Deja. Vas a ver que serán numero-sos lo que vengan de Betharram”. La profecía comenzó a realizarse en 1890, con la apertura del escolasticado; se desarrollará en 1903, con la llegada del noviciado y de los Padres expulsados de Francia, y más todavía de 1922 a 1948.

La causa de beatificación
Todos los que se habían acercado a la Hna. Miriam, cuando vivía, fueron unánimes en proclamar su santidad. Comenzando por el muy positivo y prudente Mons. Lacroix, obispo de Bayona. De hecho, tenía la certeza de muchos elementos de esta causa habiendo ordenado a las Carmelitas que escribieran fielmente hechos y dichos de la Hna. Miriam.
La primera guerra mundial atrasó, en Palestina, la apertura de la causa. El promotor fue el P. Denis Buzy, de Betharram, en seguida aprobado y ayudado por Mons. Barlassina, Patriarca de Jerusa-lén desde 1920 hasta 1947. El P. Buzy editó, en 1922 y en 1926 su Vida de la Hna. Miriam que escribió en vista de la causa, insistiendo sobre sus virtudes. El proceso informativo, del cual fue la piedra angular, fue abierto en Jerusalén el 9 de abril de 1919. Fueron escuchados 76 testigos de los cuales 31 habían conocido bien a la Sierva de Dios. El proceso terminó el 20 de abril de 1922, con el reconocimiento de los restos de la Hermana. El P. Buzy había publicado también los Pensamientos en 1922. El número importante de cuadernos en los cuales las Carmelitas habían consignado, por orden del obispo, los hechos y los dichos de la Hna. Miriam, fueron enviados a Roma que los encontró irreprochables, el 19 de noviembre de 1930.

Pierre Médebielle,SCJ
Jérusalem (1983, pp. 201-239)

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